Después de una producción no exenta de problemas, finalmente desde el próximo martes parte la serie que busca coronar al personaje histórico más importante de todos los tiempos. La estación pública no pudo evitar incluir entre los participantes del programa a rostros emblemáticos de la era concertacionista. La tele se volvió enciclopedia.
El ministro José Goñi y el comandante Rodolfo Codina encabezan la delegación de Defensa. En la misma fila, medio revueltos, (para que se note la horizontalidad entre el mundo civil y militar) están sentados Carlos Necochea, Daniel Fernández y Vicente Sabatini, los custodios de la programación. Sólo faltaba Augusto Góngora, el rostro cultural de esta era, que a la misma hora conversaba de cine con Raúl Ruiz en la biblioteca Matucana, a propósito de lo mismo: el Bicentenario. TVN firmó en 2005 un convenio con la comisión encargada de la conmemoración en el gobierno y el tema empieza a copar la agenda de la institucionalidad cultural.
Algo más atrás se sienta Arturo Barrios, subsecretario de Cultura, que no despega el teléfono celular de su oreja hasta que se prenden las luces y aparece Consuelo Saavedra en el escenario.
Artistas, santos y militares
En el canal público esperan que el ciclo de Grandes Chilenos tenga tanto impacto como en Inglaterra, donde compraron el formato y donde el elegido fue Winston Churchill, en tercer lugar la princesa Diana y en octavo lugar John Lennon. En argentina ganó José de San Martín, y en Alemania el canciller de la post guerra Konrad Adenahuer. Las versiones europeas estuvieron rodeadas de polémicas y debates extra televisivos. Desde distintos ámbitos se cuestionó la forma cómo se presentaron los personajes.
En la versión chilena en cambio, el único político -en rigor- es Salvador Allende. No están O’Higgins, ni Portales, y de los diez elegidos (en octubre, después de que estudiantes y profesores votaran sobre una lista de cien personajes propuestos por un grupo de historiadores) cuatro son artistas.
Por eso la estación mantiene líos de distinta magnitud con las fundaciones Victor Jara, Violeta Parra y la poderosa institución que resguarda el nombre de Pablo Neruda. Es muy probable que en estos casos, TVN no pueda comercializar los documentales de cincuenta minutos preparados para cada uno, que el canal quiere distribuir en formato DVD.
Eso, si el programa logra el éxito a la altura de las expectativas. La primera parte del programa que incluye la licencia (adquirida por TVN en 2005) se llamó "Chile Elige", exhibido hace dos años. Después de preguntarse qué tanto marcó ese programa a la opinión pública es bueno recordar la crítica en torno a los resultados, tendientes a definir lo mejor de la cultura pop a nivel local, mediante votación telefónica. El mejor programa de la televisión Chilena fue "Rojo" y la mejor teleserie fue "Los Pincheira". Los dos productos recientes de una pantalla con cincuenta años de historia y curiosamente producidos por el canal público.
Ahora, el formato BBC ordena que la gente elija al "gran chileno" votando desde sus casas, ojalá enardecida después de ver el documental donde un "defensor" intentará convencer al público de que su personaje califica para la distinción mayor.
Los viejos conocidos
"Los elegimos con pinza", me dice un ex compañero de universidad que trabaja en la producción, refiriéndose a los diez "defensores", sentados algunas filas más atrás que las autoridades. Es fácil darse cuenta que la pinza, que no se usó con mucha delicadeza, es la misma de siempre. La lista recién se definió hace tres semanas y entre los elegidos puede olerse el aire oficialista que finalmente se mete en toda la serie. En vez de Leonor Varela o el destacado actor sub 30 Héctor Morales, Beto Cuevas o el músico "indie" Gepe, que de todas maneras son caras nuevas en la escena cultural, hay al menos dos viejos estandartes. Tatti Penna, símbolo de la prehistoria concertacionista, tal vez por su experiencia como cantante y mujer de compromiso social, defiende a Violeta Parra, y Luis Weinstein, emparentado con el laguismo profundo y quizá porque se ve poético que un fotógrafo sea el "hombre del tiempo", defiende a Pablo Neruda.
No será el único participante que despierte algún resquemor. Ignacio Franzani, periodista y no músico, completamente alejado de los fetiches alrededor de la Unidad Popular, es el defensor de Victor Jara. "No me importa. Cuando trabajaba en la Radio Universidad de Chile conocí a varios grupos de la época, y llevo mucho tiempo comentando y escribiendo de música, a pesar de que soy rostro de multitienda" dice.
La sociedad entre Allende y la actriz Luz Croxatto también es una elección original. Menos predecible que la de Benito Baranda a cargo del Padre Hurtado o Rafael Cavada ex cadete de la Fach y protagonista de un documental sobre la Esmeralda, que defiende a Arturo Prat. Consuelo Saavedra, la animadora del lanzamiento y el programa, aparece como la nueva "gran chilena". Sofisticada, con estudios en Harvard, habla sin equivocarse, no usa clichés pero sí chilenismos, como cuando invita a los asistentes a quedarse al "cotelé". Los productores dicen que todos los documentales incluyen las "luces y sombras" de los personajes, pero cubiertas con una cáscara de cultura oficial que todavía no se desprende del todo.