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El nuevo round entre René Cortázar y Manuela Gumucio

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Todo comenzó cuando el economista DC, actual ministro de Transportes y Telecomunicaciones,  era director ejecutivo de TVN y la periodista una productora independiente vinculada al laguismo más duro.Hoy, de nuevo en trincheras opuestas, Cortázar defiende la postura expresada por los canales de televisión y propicia una ley donde las nuevas concesiones sólo se otorgarán en base a estándares técnicos y con menos actores en el mercado. Mientras, Gumucio ha vuelto a su cruzada por los contenidos y el «rol social» de la televisión.


«Cortázar ve esto como un negocio más», dijo el martes la periodista Manuela Gumucio. De larga trayectoria como productora y realizadora audiovisual, la madre del candidato Marco Enríquez-Ominami mantiene una larga batalla por hacerse escuchar en el contexto de la discusión en torno al proyecto de Televisión Digital. Y al frente tiene nada menos que a René Cortázar, ministro de Transporte y Telecomunicaciones, con quien reedita un viejo enfrentamiento sobre la manera de concebir la televisión, especialmente la pantalla «pública» representada por TVN.

Leyendas detrás de la pantalla

En 1994 René Cortázar es nombrado Director Ejecutivo de TVN por Eduardo Frei, entonces Presidente de la República. Jaime de Aguirre, uno de los próceres de la campaña del NO es a la sazón Director de Programación de la señal. Juntos serán los puntales de una era al interior del canal, caracterizada por el liderazgo en sintonía y las utilidades, pero también por un fuerte cuestionamiento desde el sector más «progresista» de la Concertación, que vio cómo su ideal de televisión «a la europea», con  énfasis en la programación  cultural y el debate público, era desplazada por una parrilla definida por implacables criterios de mercado, en la que reinaba la farándula y se administraban los equilibrios políticos con la precisión quirúrgica de una planilla excel.

«Durante el período de Cortázar se eliminaron los programas de debate y  se elaboró el libro orientaciones programáticas, que es simplemente un código de ética y en ningún caso un documento que oriente sobre el rol que debe cumplir un canal público», cuenta un testigo de esos años.

Del lado de los que pujaban por una televisión con un rol social más profundo, estaba Manuela Gumucio, entonces presidenta de la Asociación de Productoras Independientes, gracias a TV Corp, la productora nacida a fines de los 80 gracias a los dineros de una ONG italiana, que destinó fondos para colaborar en  la caída de Pinochet. Gumucio venía de vivir en los 70 y parte de los 80 en Europa, donde se había articulado el laguismo más duro, entre quienes estaba su marido Carlos Ominami. Y fue esa facción la que se mantuvo en pugna con el sector más pragmático dentro del canal, liderado por Cortázar, quien estaba en plena sintonía con la lógica de barrer los conflictos del pasado bajo la alfombra, diseñada desde los cerebros del oficialismo.

Las noticias en torno a los presidenciables de esa época, Joaquín Lavín y Ricardo Lagos, en TVN se manejaban cronómetro en mano. Un equilibrio matemático ideado por Cortázar, formado en el Instituto Tecnológico de Masachussets (MIT).

La solución salomónica de Cortázar indignó al bloque PS-PPD, que esperaba más cobertura de TVN, pero no fue suficiente para socavar la posición del entonces director ejecutivo respaldada por la derecha. Ese año 1999 Manuela Gumucio ganaba fondos del CNTV para la serie documental biográfica «Trascendieron desde América», que en principio fue adquirida por Canal 13, pero al año siguiente apareció como parte de la parrilla de TVN para el 2001.

Desde el ministerio y la trinchera

Precisamente entre fines de 2000 y mediados de 2001 la administración de Cortázar a cargo del canal, pasaría por su período más álgido. En noviembre de 2000 un capítulo de Informe Especial detallaba las operaciones de la CIA en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, dedicándole un bloque completo a la colaboración de la agencia estadounidense con el diario El Mercurio. Cortázar, a pedido de los directores de derecha,  solicitó cambios en el capítulo donde según él, Chile quedaba como una «marioneta» del servicio de inteligencia  norteamericano. Pero Jaime Moreno Laval, director de prensa de entonces, no los hizo y Cortázar, que lo había nombrado, le pidió la renuncia. Pero el periodista no aceptó y en el directorio Cortázar no tuvo los votos para removerlo gracias a la abstención de Francisco Frei, hermano del actual candidato a la presidencia y quien aún es director de TVN. René Cortázar tuvo que renunciar y se dedicó a las asesorías privadas, una de las cuales era al área comercial de El Mercurio.  

En teoría pudo haber sido una victoria para Manuela Gumucio, teniendo en cuenta que Ricardo Lagos ya estaba instalado en La Moneda. Pero las cosas no mejoraron. Al contrario, el quiebre entre Lagos y los Ominami Gumucio era total desde la segunda vuelta presidencial de 1999 y su  influencia en el canal, por lo tanto, era nula. «Me acuerdo que el documental de la Manuela estuvo parado más de un año en TVN por razones de presupuesto, cosa que era totalmente falsa», cuenta un colaborador de la periodista, quién no logró una mejor posición en la administración de Pablo Piñera.  

Guerra subterránea

Pasarían algunos años para que la rivalidad entre Manuela Gumucio y René  Cortázar volviera a cobrar impulso. Esta vez, Gumucio desde su trinchera en el Observatorio de Medios Fucatel y Cortázar como ministro de Trasportes y Telecomunicaciones, con las riendas del proyecto sobre Televisión Digital.

 Mientras Cortázar está más cerca de la postura expresada por los canales de televisión, y propicia un proyecto donde las nuevas concesiones sólo se otorgarán en base a estándares técnicos, Manuela Gumucio ha vuelto a su cruzada por los contenidos y el «rol social» de la televisión, dedicándose a denunciar las «falencias» del proyecto en trámite, y paralelamente ha ido acercando posiciones con el CNTV, que la semana pasada publicó su propuesta muy en la línea de lo planteado por Fucatel.

El CNTV busca que se apruebe una ley con un rol más protagónico del Consejo en el otorgamiento de concesiones.

Quienes han seguido de cerca esta batalla subterránea aseguran que Manuela Gumucio ha operado con el ala más «progresista»  de la Concertación, sobre todo cuando Francisco Vidal era Ministro Secretario General de Gobierno.  Cortázar ha seguido con «su estilo autoritario, pues se manifiesta siempre amablemente, pero opera sin recoger los puntos de vista críticos que se le hacen presente. Es de una enorme soberbia y sus métodos son considerados siniestros por quienes se oponen a sus directrices», asegura una fuente que ha seguido de cerca la discusión del proyecto.

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