En el entorno del Presidente siempre desconfiaron de que el ex senador gremialista tuviera la disposición de regirse por las líneas impuestas por el jefe de Estado. Con la polémica suscitada por el impuesto a los combustibles, más las declaraciones sobre el aumento del gasto fiscal, creen que está quedando de manifiesto la imposibilidad de controlar los ímpetus del ex timonel de la UDI.
El encontrón entre las bancadas oficialistas en la Cámara Baja, a raíz de la postura asumida por los diputados gremialistas, en cuanto a pedirle al gobierno de Sebastián Piñera la eliminación total o parcial del impuesto específico a los combustibles, derivó en que el piñerismo percibe que se están concretando todos los temores que en la primera etapa de la actual administración bloquearon la llegada de Pablo Longueira al gabinete. Entre los diputados de Renovación Nacional estiman que el ministro de Economía, desde su cartera, se ha tomado atribuciones que no le competen, pasando incluso por encima del titular de Hacienda, Felipe Larraín. Esto fue lo que impulsó a los legisladores de la tienda de Antonio Varas a acusar a sus aliados de estar avalando la “agenda propia” del ex senador.
Fue el diputado Joaquín Godoy quien abordó derechamente el tema. “Tenemos que evitar los populismos que vienen desde dentro de nuestra coalición. Y, lamentablemente, la UDI depende de una agenda propia, que tiene nombre y apellido: es el Ministro Longueira, que habla como si estuviera fuera del gobierno, pidiéndole al gobierno, o exigiéndole al gobierno, que elimine el impuesto específico, sabiendo que lamentablemente este no es el año que podemos hacerlo”, advirtió, evidentemente molesto por la arremetida del ministro de Economía que encontró tierra fértil en la bancada gremialista. Aunque los aludidos descartaron de plano la alusión y se atrincheraron en un argumento que a todas luces respalda su actual postura.
Los representantes de la bancada gremialista recordaron que la posición criticada por sus socios, en materia de impuesto específico a los combustibles, no es nueva. Por el contrario, la tienda de calle Suecia –dijeron- lleva más de diez años empujando la idea de eliminar el polémico impuesto, porque “perjudica a la clase media, pero también a la gente más pobre”. Lo que grafican rememorando la pegatina que hicieron circular hace casi una década y que exige “no más impuesto específico a los combustibles”. Y sostienen que aunque no están dispuestos a renunciar a su derecho de mantener la coherencia en este tema, sí comprenden que la medida pudiera implementarse paulatinamente.
[cita]En el piñerismo perciben que la actuación de Longueira, desde que aterrizó en el gabinete, ha sido “atropelladora”. Sin ir más lejos, uno de los escuderos del Presidente asegura que son muchas las señales que ha transmitido el titular de Economía en tal sentido: “Sale criticando el Sipco y, de paso, anuncia que las bencinas van a subir 35 pesos, cuando sólo subirán 20 pesos, algo que a él no le corresponde; habla de eliminar el impuesto a los combustibles; sale él anunciando cuánto será el crecimiento del gasto fiscal en el Presupuesto del 2012, donde claramente se entromete en Hacienda; y suma y sigue”.[/cita]
Al piñerismo no lo convencen estos argumentos. Y eso porque perciben que la actuación de Longueira, desde que aterrizó en el gabinete, ha sido “atropelladora”. Sin ir más lejos, uno de los escuderos del Presidente asegura que son muchas las señales que ha transmitido el titular de Economía en tal sentido: “Sale criticando el Sipco y, de paso, anuncia que las bencinas van a subir 35 pesos, cuando sólo subirán 20 pesos, algo que a él no le corresponde; habla de eliminar el impuesto a los combustibles; sale él anunciando cuánto será el crecimiento del gasto fiscal en el Presupuesto del 2012, donde claramente se entromete en Hacienda; y suma y sigue”.
Sus socios tienen una visión totalmente distinta. En la UDI reconocen la habilidad política de Longueira, pero dan por descontado que el ministro esté actuando con agenda propia, como acusan desde la bancada de RN. Tampoco aceptan que se diga que el secretario de Estado pretende provocar al mandatario. Al punto que el diputado Jorge Ulloa dice tener “la impresión de que hay una gran complicidad entre el Presidente y Longueira” y que el jefe de Estado estaba conciente de que Pablo Longueira tiene un carácter fuerte cuando lo invitó a integrar su equipo de trabajo. En este contexto, Ulloa cree que el titular de Economía “le está dando aire al gobierno al representar a la gente que no se sentía incorporada, como la clase media. Eso lo hace, por ejemplo, al defender a los consumidores de los bancos, las farmacias, las tarjetas y otros”.
Pero Ulloa no es el único que piensa así en la UDI. Otro diputado asegura que el ministro Felipe Larraín “se equivoca si ve a Longueira como una amenaza. Todo lo contrario, es un complemento”. En su opinión el titular de Economía “incorpora un componente adicional a las decisiones del gobierno, que es el aspecto político. Que es algo en lo que él tiene ventaja”.
Lo cierto es que el piñerismo desconfía profundamente de las intenciones del ministro. Ello, porque conocen su capacidad articuladora de acuerdos, mismos de los que RN en muchas ocasiones “fue más víctima que parte”, según recuerda un piñerista. Por lo que se teme que pudiera complicar al gobierno de Piñera con algunas de sus intervenciones. Y si el conflicto estalló esta vez, fue porque en la bancada de Renovación Nacional creen que no se ha intentado frenar al ministro, que está yendo en contra de los énfasis que ha puesto la actual administración. Y que está tratando de pasar por encima de su par de Hacienda. La señal que encendió las alarmas de la bancada fue la declaración del diputado gremialista Gustavo Hasbún, cuando descartó a Felipe Larraín como interlocutor válido de la UDI.
