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Girardi y La Moneda sacan cuentas alegres del episodio toma del Senado

El presidente de la corporación logró reconectarse con su perfil ciudadano justo cuando la energía de la política pasa por la calle y no por los salones. Un escenario que podría transformarlo en mártir de la causa, razón la cual es difícil que algún senador DC “le de en el gusto”. Por su parte, el gobierno ordenó al oficialismo y logró por fin recuperar algún grado de control de la agenda, algo que ya parecía olvidado.


La toma que la semana pasada protagonizó en el Senado un grupo de estudiantes y apoderados ha traído una serie de consecuencias a corto plazo. Pese a lo mal que se ve la inesperada y polémica irrupción, ha habido quienes han salido ganando con sus efectos. Ese es el caso de los dos principales protagonistas: el presidente de la Cámara Alta, Guido Girardi (PPD), y el gobierno de Sebastián Piñera. Aunque son los antagonistas en la disputa, por distintas razones, ambos resultan beneficiados de la misma. Para el primero, porque estaría recuperando el perfil ciudadano que lo llevó a la política; y, el segundo, debido a que con lo ocurrido refuerza la importancia del discurso relativo al orden público y ordena a la Alianza.

Ayer, el oficialismo presentó formalmente la moción de censura en contra del presidente del Senado. La iniciativa se concretó a pesar de que Girardi cedió en su postura original de no querellarse en contra de quienes participaron en la toma, y optó por instruir al secretario general de la Corporación, Mario Labbé, a que haga “una presentación ante el Ministerio Público para que se determinen responsabilidades sobre los manifestantes”. La explicación que un senador DC da para este cambio de actitud es que en el falangismo existe una mala evaluación de Girardi, asegurando que “no ha cumplido sus funciones en varios ámbitos”. Por lo que la presión sobre el senador PPD ha sido fuerte desde su bloque y “se dio cuenta de que su error tiene un costo político altísimo y lo ha ido rectificando. Se vio obligado a hacer las declaraciones de ayer”, subraya el parlamentario DC.

Como sea, lo que está claro es que, piense lo que piense la DC u otros actores del bloque opositor respecto de la gestión de Girardi, en el falangismo han asegurado que no se sumarán a la censura presentada por la derecha y lo cierto es que sin votos de la tienda de Ignacio Walker es imposible que el presidente de la Corporación sea destituido. Aunque la postura de la Democracia Cristiana resulta contradictoria a primera vista, tiene su lógica. En la tienda estiman que Girardi siempre ha defendido sus propias causas y se ha impulsado desde los movimientos sociales, y es por lo mismo que en el caso de la toma de la Corporación en Santiago “él actuó como lo que es, un autista al que le importan sus temas y el resto le da lo mismo. Es poco agradecido con sus pares…  los que lo nombramos presidente”, afirma un senador DC.

Agrega que en el episodio de la toma, Girardi “busca protagonismo y vio la oportunidad de transformarse en el escudero de los movimientos ciudadanos”. Son varios los que creen que Girardi ha intentado “provocar” a su coalición e incluso hay quienes dicen que quiere que lo destituyan de su cargo. Pero un senador de la DC advierte que “no vamos a colocar en riesgo a la Concertación por una tontera como esta, porque si se aprueba la censura él queda como símbolo y no le vamos a dar el gusto”.  Ello, porque en el falangismo no están dispuestos a “victimizarlo”, dado que están concientes de que este episodio ha resultado en “pura ganancia para él”.

[cita]Girardi “busca protagonismo y vio la oportunidad de transformarse en el escudero de los movimientos ciudadanos”. Son varios los que creen que Girardi ha intentado “provocar” a su coalición e incluso hay quienes dicen que quiere que lo destituyan de su cargo. Pero un senador de la DC advierte que “no vamos a colocar en riesgo a la Concertación por una tontera como esta, porque si se aprueba la censura él queda como símbolo y no le vamos a dar el gusto”, señala un senador DC.[/cita]

También hay quienes en el PS observan con cautela lo sucedido. Creen que, a diferencia del gobierno, Girardi no sacará frutos de largo plazo tras este conflicto. Porque le está dando material a “quienes quieren confirmar la tesis de que no está a la altura del cargo” que ostenta. Y si bien coinciden con que puede sacar ganancias de corto plazo de esta polémica, aclaran que el senador PPD “no necesita generarse un perfil ciudadano, sino uno de estadista”, que es lo que se le ha criticado que no tiene.

Diálogo como instrumento de acuerdos

Pese a los reparos de algunos sectores de la Concertación, lo cierto es que el senador PPD está pasando por su momento estelar, en el marco de la presidencia de la Cámara Alta. A juicio del cientista político José Viacava, si algo consiguió Girardi con este episodio, es demostrar a la opinión pública y al propio gobierno que a través del diálogo se consigue más que con el uso de la fuerza. “Aprovechando la ocupación entiende, por su historia política, que no es con autoritarismo y represión que se consiguen los acuerdos, sino con diálogo”, afirma el experto. Y añade, que el presidente del Senado aparece, ante la opinión pública, “como un componedor, aparece reposicionando el diálogo como un instrumento que permite una salida pacífica a los conflictos”. Con esto –dice- complica al gobierno, porque “lo ocurrido quiere decir que el diálogo resulta como medio de disuasión”.

Con este análisis coincide el senador PS Pedro Muñoz, a juicio de quien Girardi “sale fortalecido, porque prioriza el diálogo sobre otras armas para poner autoridad y eso va a ser reconocido por la sociedad”. En una postura similar se encuentra el senador DC Mariano Ruiz-Esquide, a quien le tocó parlamentar con los manifestantes recién producida la toma y en ausencia del presidente de la Cámara Alta. Para él, su par del PPD “hizo lo que correspondía. Yo habría hecho lo mismo”.

Así como en su momento un hecho que resultó trágico catapultó al ministro de Defensa, Andrés Allamand, justamente debido a la forma como lo manejó públicamente, ahora es Girardi quien disfruta de su propio Juan Fernández. Críticas más o menos, no deja de preocupar la posibilidad de que el presidente del Senado haya desdeñado la idea de recomponer vínculos con la elite, por lo que se especula buscó la presidencia de la Cámara Alta, y haya apostado por intentar erigirse como la figura que pueda canalizar los movimientos ciudadanos. Un objetivo ambicioso al que no pocos líderes concertacionistas querrían echar mano dado el nuevo escenario político que pone la energía en la calle.

Viva el orden público

En el gobierno también sacan cuentas alegres. Al producirse el polémico episodio, la administración Piñera, a través de su jefe de gabinete Rodrigo Hinzpeter, estaba siendo duramente cuestionado por la forma como se había autorizado el uso de la fuerza en las manifestaciones producidas estos últimos meses. Y el Ejecutivo estaba obligado a salir una y otra vez a defender esta medida. Según plantea Viacava la toma del Senado le permite al mandatario ordenar no sólo a los parlamentarios, sino a toda la Alianza. Porque había quienes se estaban poniendo díscolos en materia presupuestaria, otros en relación con el binominal y algunos estaban enjuiciando la tesis de Cristián Labbé y de orden público patrocinada por el Ejecutivo.

Con la intervención polémica de Girardi, todo eso cambió. Por lo pronto, la toma le dio sentido a la importancia que el gobierno le otorga al orden público, porque “Girardi es a Piñera lo más parecido a la ingobernabilidad, que existe”, dice Viacava. La duda que plantea la administración Piñera, para apoyar la necesidad de poner mano dura en materia de seguridad, es que “si los manifestantes fueron capaces de hacer lo que hicieron en el Senado con un ministro, pueden hacerlo con cualquiera y la ingobernabilidad está a la vuelta de la esquina”, insiste el experto.

En el oficialismo, reconocen que el gobierno ha ganado con este conflicto. Y no sólo, dice un parlamentario, porque ordenó a la Alianza; le dio sentido a la tesis de que es necesario ser firme en la mantención del orden público, sino que, adicionalmente, “se tomó la agenda, algo que hace rato no lograba”. Con ello, coincide un parlamentario socialista, que sostiene que este episodio “es mucho mejor para el gobierno, porque sacó de la agenda el tema de fondo, que son los problemas de la educación”.

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