En su discurso, el mandatario se dirigió a «nuestra juventud que ha estado distante y alejada de la política, que no participa de nuestros registros electorales y que no expresa su voz a través del voto libre, soberano e informado», invitándolos a «incorporarse en plenitud a nuestra democracia» y enfatizando que «Chile los necesita hoy más que nunca».
El Presidente de la República, Sebastián Piñera, encabezó la promulgación de la ley que establece la inscripción automática y el voto voluntario, en una ceremonia realizada en el Palacio de La Moneda, con la que más de 4 millones de personas que no participaban de los procesos electorales desde ahora podrán hacerlo.
En su discurso, el mandatario se dirigió a «nuestra juventud que ha estado distante y alejada de la política, que no participa de nuestros registros electorales y que no expresa su voz a través del voto libre, soberano e informado», invitándolos a «incorporarse en plenitud a nuestra democracia» y enfatizando que «Chile los necesita hoy más que nunca».
El jefe de Estado destacó que «nuestro gobierno desde la campaña presidencial se propuso tomar el toro por las astas y enfrentar un conjunto de reformas en el área económica social pero también en campo político para devolverle a nuestra democracia que es la forma natural de vida del pueblo chileno».
Las personas mayores de 17 años que no se han inscrito voluntariamente, serán suscritas en la circunscripción electoral que corresponde según el último domicilio en Chile que disponga de ellos el Registro Civil.
Los nuevos inscritos se asignarán en los espacios no usados (por fallecimiento o cambio de domicilio) en las mesas actualmente vigentes que corresponda al domicilio del elector hasta completar los 350 electores por mesa.
Respecto a los vocales de mesa, será obligatorio, pese a la voluntariedad del voto, pero con una mejor remuneración: 2/3 de UF. Habrá capacitación para los vocales y éstos ejercerán su función durante cuatro años.
El ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, señaló que «nuestra democracia muestra también signos inquietantes, aunque está lejos de ser un problema exclusivo de Chile hay que decir que nuestras instituciones políticas gozan de unos niveles de confianza históricamente bajos, con esta ley pretendemos avanzar en corregir esos problemas».
Asimismo, añadió que «algunos han sostenido legítimamente que la inscripción automática debería haber ido acompañada de un voto siempre obligatorio, no es ésa la posición de nuestro Gobierno, obligar a votar bajo la amenaza de sanciones a quienes no habían querido inscribirse en los registros electorales, habría sido la mejor manera de transformar su distancia de las instituciones políticas en abierta hostilidad hacia ellas».
