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Mr. Nice: de físico nuclear al mayor traficante de marihuana del mundo Entrevista con el legendario personaje que estará en Expoweed Santiago

Mr. Nice: de físico nuclear al mayor traficante de marihuana del mundo

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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Fue el mejor de su tiempo traficando cannabis. Howard Marks –Mr. Nice–, fue capaz de llevar 30 toneladas desde Pakistán a Estados Unidos sin problemas. Tuvo más de 40 pasaportes y contactos con el MI6, la CIA, el IRA y la Yakuza. Su imperio se extendió por más de diez países y duró cerca de veinte años, hasta que la DEA lo capturó y condenó a 25 años de cárcel. Sólo estuvo siete preso. Desde entonces viaja por el mundo contando su historia -este fin de semana estará en Expoweed en el Parque O’Higgins- y promoviendo la legalización de la marihuana. “Es lo más seguro para la sociedad”, dice.


El primer caño de marihuana que fumó fue en un dormitorio de la Universidad de Oxford, Inglaterra, donde estudió Física Nuclear y Filosofía. Nunca más dejó de fumar –salvo por un breve paréntesis debido a la muerte de un amigo–. Ese fue el comienzo del imperio que Howard Marks, el mayor traficante de marihuana de los 70 y 80, construyó.

Al comienzo vendía a sus amigos, pero el negocio creció rápido y cruzó fronteras. Inglaterra, España, Filipinas, Tailandia, Holanda, Pakistán, Afganistán, Libia, Suiza, Irlanda, EE.UU. y Canadá son algunos de los países por los que Marks movió toneladas de marihuana.

Su red de contactos también se expandió. Hizo negocios con James McCann, proveedor de armas del IRA (Ejército Republicano Irlandés), con la Yacuza (mafia japonesa), con la CIA y con La Hermandad del Amor Eterno en Estados Unidos.

El MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto de Inglaterra), lo reclutó para que colaborara con información. Esto permitió a Marks salir libre en los juicios que enfrentó durante los 70.

Marks llegó a tener 43 pasaportes distintos con los que burlaba a la policía internacional y controles de aduana. Hay uno que es el más famoso y que está inscrito en las páginas de la  historia cannábica: Mr. Nice.

“Donald Nice era el amigo de un amigo y estaba condenado por asesinato. Yo lo conocía.  Él no quería volver a viajar nunca más, así que le ofrecí dinero y le compré su pasaporte”, cuenta Marks.

En 1986 Marks movía toneladas de marihuana por los cinco continentes. Llegó a ingresar 30 toneladas a Estados Unidos sin problemas. El nivel de sus operaciones despertó las sospechas de la DEA (Administración para el Control de Drogas) norteamericana. Rastrearon sus movimientos, pincharon los teléfonos y tomaron fotos de las personas clave en la red internacional de Mr. Nice.

Dos años después fue detenido, junto a su esposa Judy, en España, extraditado a Estados Unidos y condenado a 25 años de cárcel.

“En la prisión hay peligro, ahí sí lo sientes. Pero mientras trafiqué nunca estuve en una situación peligrosa, tuve un poco de miedo, nervios, pero nunca peligro”, cuenta.

[cita]Sólo tengo cosas buenas que decir de ella. Podría decir algo similar del LSD. No así de la cocaína, heroína y otras drogas duras. Creo que cuando la cantidad que necesitas para estar high es muy cercana a la cantidad que te puede matar, tienes que ser muy cuidadoso. En la marihuana ese riesgo no existe. Yo no podía satisfacer la demanda por las otras drogas, ya que sólo me interesaba la marihuana en lo que respecta a la venta y el tráfico”. [/cita]

Salió siete años después, en 1995, por buena conducta. Mientras estuvo en la cárcel trabajó como profesor, escribió cartas de amor que los prisioneros enviaban a sus novias y en algunos casos, incluso, los ayudó con asesorías legales.

En 1996 publicó una autobiografía (Mr. Nice), en la que narra con lujo y detalle los episodios de sus andanzas como traficante.

Escucha rock clásico, dubstep y escribe. Ha publicado dos novelas: Sympathy for the Devil y The Score. Howard Marks está de paso en Santiago como invitado especial de Expoweed, que comienza este fin de semana en el Parque O’Higgins. Antes de comenzar esta entrevista, Mr. Nice va al baño brevemente. Vuelve sonriendo e impregnado de un olor sativo.

-¿Por qué crees que se debe legalizar la marihuana?

-Es lo más seguro para la sociedad si estuviera legalizada. Ese es el tema central. Existen otras razones como que todos seríamos más felices (ríe) y también el tema comercial. Pero para mí lo más importante es que legalizarla sería lo más seguro para la sociedad.

-¿Y cómo ves el futuro respecto de la legalización?  

-Siempre pienso que es algo que va a suceder muy pronto, soy optimista. Pero es algo que pienso hace 50 años.

-Hay una parte de la sociedad que no acepta la legalización desde una postura moral. ¿Cuál es tu opinión al respecto? 

-No existe una moralidad absoluta, eso lo sabemos hace tiempo. Creo que forzar a la gente a obedecer mi ética y castigarlos si no la obedecen está mal. La respuesta tendría que ser una legalización democrática. Para legalizarla hay que aceptar que no es legal, pero una vez que te conviertes en mayoría, ahí se hacen los cambios.  

TRAFICANDO CANNABIS

-¿Por qué decidiste traficar marihuana y no otras drogas como cocaína?

-Principalmente porque fue la primera droga ilegal de recreación que fumé y la disfruté mucho. Además no me pareció en absoluto dañina o peligrosa en ningún aspecto. Sólo tengo cosas buenas que decir de ella. Podría decir algo similar del LSD. No así de la cocaína, heroína y otras drogas duras. Creo que cuando la cantidad que necesitas para estar high es muy cercana a la cantidad que te puede matar, tienes que ser muy cuidadoso. En la marihuana ese riesgo no existe. Yo no podía satisfacer la demanda por las otras drogas, ya que sólo me interesaba la marihuana en lo que respecta a la venta y el tráfico.

-¿Cómo pudiste evitar la violencia cuando estabas traficando algo que era ilegal?

-Bueno, porque en los días que yo empecé, en los 70, uno tenía la filosofía de paz y amor. Era el tiempo de los hippies, queríamos parar las bombas, vivir. Yo era hippie, creía en la paz y el amor. Nunca usé la violencia. Creo que lo importante es la coexistencia pacífica de las ideologías conflictivas. Eso es lo central.

-¿Hay un poder en el tráfico que te atrapó? ¿O lo hacías por el dinero?

-Al comienzo era sólo por el dinero. Pero después me di cuenta de que podía hacer cosas que antes no podía. Además yo creía, y sigo creyendo, que tiene que ser legal. Hay algo de eso también, de una cierta ideología o convicción de que tenía que ser legal.

-¿Era más fácil traficar entonces?

-Mucho más que ahora, sin duda.

YACUZA, IRA Y M16

-Se ha dicho que estuviste involucrado con la Yacuza, ¿es cierto?

-Conocía a una persona. Estábamos traficando desde Tailandia hacia New York y queríamos que pareciera como si fuese desde Japón y esa persona me ayudó.

-Trabajaste con James McCann, que era un abastecedor de armas del IRA, ¿qué tan adentro de esa organización llegaste a estar?

-Aunque yo pensaba que él era del IRA, James es el único irlandés que el mismo IRA ha dicho públicamente que no es parte de ellos. Yo pensé que él era, pero al parecer nunca lo fue. Mi relación siempre fue con él, no con el grupo.

-En 1972  fuiste reclutado por el MI6, ¿crees que te escogieron por la información que manejabas?

-Creo que fue porque ellos sabían que yo conocía a alguien que ellos creían que era del IRA. Y en verdad no lo sé, tal vez era del IRA. Pero creo que es por eso que me reclutaron y también porque la persona que me reclutó (Hamilton McMillan) creía que yo podía hacer cosas para ellos. Algunas de las cosas las hice, pero eran menores, como mostrar casas seguras y eso. Después me pidieron que me infiltrara en el IRA, y les dije okey. Pero enseguida llamé a James y le dije “están detrás tuyo”. Ahí se acabó, fue algo corto en verdad. No tenía una carta, ni nada de eso, ni siquiera firmé el acta secreta de confidencialidad, aunque sí admitieron que me habían reclutado.

-¿Pero fue de ayuda en varias ocasiones?

-Sin duda, lo usé tanto como pude.

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