Publicidad
Lo que se juega Piñera con el fallo de La Haya Los giros estratégicos del Presidente en las últimas semanas

Lo que se juega Piñera con el fallo de La Haya

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
Ver Más

La cuestionada política de las cuerdas separadas con Perú, que hizo encapsular la demanda limítrofe en un ámbito netamente jurídico, para así privilegiar las relaciones comerciales con el gobierno de Lima, se había desarrollado por Piñera y Moreno sin modificaciones hasta fines del 2013. Una fórmula que nunca fue compartida en plenitud en otros sectores del gobierno y que, a medida que se acercaba la fecha de la sentencia, hizo surgir una serie de cuestionamientos públicos, responsabilizando de antemano a este criterio del Presidente y su ministro por un eventual fracaso en La Haya.


Llegó el día. Junto con la lectura del contenido íntegro de la sentencia de la Corte Internacional de La Haya sobre la demanda limítrofe del Perú, también llega el momento del ajuste de cuentas para la política exterior de La Moneda, que ha conducido el canciller Alfredo Moreno, con la venia absoluta del Presidente Sebastián Piñera,

Un área que, durante estos casi cuatro años, ha sido uno de sus puntos mejor evaluados en las encuestas, pero que, en el caso de una sentencia adversa, amenaza con empañar el cierre de la actual administración. Así, queda por ver si, en sus últimos dos meses, Piñera logra sacarse de encima el peso y el costo político de la implementación de la resolución limítrofe y delegarlo a su sucesora, Michelle Bachelet, como parte de una estrategia para repartir las responsabilidades.

En los últimos quince días La Moneda trató de dar un giro a su estrategia comunicacional para enfrentar el fallo de La Haya, pasando de una actitud pasiva a una cien por ciento defensiva, pero en el frente interno. “Efectivamente han tratado de bajar las expectativas, antes era más exitista, pero se cambió y se logró; ahora un 50% al menos en las encuestas se declara pesimista ante el fallo”, comenta el director de Adimark, Roberto Méndez.

[cita]Apelar a una implementación gradual de un fallo adverso, le permite al Presidente Piñera ganar tiempo porque, tras sus últimas palabras en este asunto, perfectamente puede dar por cerrado el tema, delegando dicha ejecución al gobierno de Bachelet y su canciller designado, Heraldo Muñoz. “Se está tratando que el fallo no dañe al gobierno que termina”, añade Méndez.[/cita]

La cuestionada política de las cuerdas separadas con Perú, que hizo encapsular la demanda limítrofe en un ámbito netamente jurídico, para así privilegiar las relaciones comerciales con el gobierno de Lima, se había desarrollado por Piñera y Moreno sin modificaciones hasta fines del 2013. Una fórmula que nunca fue compartida en plenitud en otros sectores del gobierno y que, a medida que se acercaba la fecha de la sentencia, hizo surgir una serie de cuestionamientos públicos, responsabilizando de antemano a este criterio del Presidente y su ministro por un eventual fracaso en La Haya.

Fue así que se instaló entre ambos una fisura, cuando Piñera se percató de que el gobierno de Ollanta Humala ya tenía desplegado e instalado con éxito un discurso triunfalista, con el cual  pauteaba política y comunicacionalmente a La Moneda. La sorpresiva arremetida de convocar al Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) marcó esa distancia. 

Y, luego, la semana pasada se optó por archivar el diseño inicial del Presidente y su canciller para seguir solo la transmisión del fallo hoy, para pasar a sumar a los ministros del comité político, junto con desplegar invitaciones a diestra y siniestra a todas las instancias políticas para que, una vez concluida la lectura de la sentencia, se reúnan en La Moneda y se analice en conjunto la resolución.

Están convocados los presidentes del Senado, Jorge Pizarro; de la Cámara de Diputados, Edmundo Eluchans; los integrantes de las comisiones de Relaciones Exteriores de ambas ramas del Congreso y los timoneles de todos los partidos con representación parlamentaria. Una imagen que busca contrarrestar a los más de 260 invitados que estarán con Humala en el Palacio Pizarro, toda la elite limeña, que va desde los jefes de las Fuerzas Armadas hasta los líderes religiosos, políticos y empresarios.

La cita post fallo en La Moneda ha levantado sospechas, especialmente en la oposición, porque temen que Piñera, a la luz del discurso de que la política internacional es un tema de Estado, aproveche la oportunidad para “repartir la derrota” y “reducir su culpa” en el manejo de las relaciones con Lima en estos cuatro años. Algunos de sus miembros han sostenido que, al privilegiar el tema comercial, Piñera habría dado una señal errada a la Corte Internacional respecto a que la demanda peruana no era un tema que afectará las relaciones bilaterales. Incluso, algunos de los convocados en su momento barajaron la opción de no ir hoy a La Moneda, pero la idea fue desechada.

El tono de la mayoría de la oposición siempre ha sido el mismo en este tiempo y es el que, se supone, van a conservar hoy: sí se mantuvo el equipo de defensa ante La Haya, sí se mantuvo la tesis jurídica, pero se cambió el eje de la política exterior y eso no fue heredable del gobierno anterior. Los resguardos de la oposición, pasarán –confesaron algunos– por no dejarse pautear en Palacio ni tampoco prestarse “para la foto” que ayude a Piñera a, efectivamente, repartir las responsabilidades.

En este giro a la estrategia defensiva, Piñera incluyó en su discurso el tema de la implementación del fallo, que hasta principios de enero no era considerado. Ya hablar de ello, implica asumir tácitamente una derrota, pues una sentencia favorable a Chile debería reconocer los actuales límites y, por ende, no incurrir en modificaciones de ningún tipo. El lunes 20 de enero, tras la sesión del COSENA, fue la primera vez que apuntó a este tema: “En el cumplimiento del fallo, Chile buscará por una parte avanzar en su debida ejecución, la cual necesariamente tendrá que ser gradual y acordada con Perú”.

Tras la lectura del fallo, programada para durar una hora y media aproximadamente, Piñera se comunicaría con Humala, tendrá la reunión con parlamentarios y políticos para analizar la sentencia y, después de eso, está programado que hable.

Apelar a una implementación gradual de un fallo adverso, le permite al Presidente Piñera ganar tiempo porque, tras sus últimas palabras en este asunto, perfectamente puede dar por cerrado el tema, delegando dicha ejecución al gobierno de Bachelet y su canciller designado, Heraldo Muñoz.

“Se está tratando que el fallo no dañe al gobierno que termina”, añade Méndez.

Cuán efectivo sea este intento de Piñera por sortear una sentencia adversa, dependerá en buena medida de Perú. Ya ayer, en la víspera de la sentencia, la canciller limeña, Eda Rivas, le imprimió bastante presión a La Moneda al sentenciar en una entrevista que el veredicto de La Haya es “jurídicamente exigible y mandatorio, desde el momento de su lectura, que tiene validez inmediata”, y agregó que cualquier escenario que resuelva La Haya, es favorable a Perú

Palabras no menores, que de concretarse van a impedir que el Presidente Piñera trate de ganar tiempo y lo obligarían a abocar el último tramo de su mandato a este tema, con el riesgo de que se termine afectando su evaluación en las encuestas, dañando su capital político para volver el 2017 por pasar a la historia como el Presidente que perdió con Perú.

Publicidad

Tendencias