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Reconocido científico James Hansen acusa deuda pendiente de Estados Unidos con China e India al «bloquear el desarrollo» de la energía nuclear Climatólogo criticó además intervención de «organizaciones ‘verdes’ antinucleares»

Reconocido científico James Hansen acusa deuda pendiente de Estados Unidos con China e India al «bloquear el desarrollo» de la energía nuclear

El ex director del Instituto Goddard de estudios espaciales de la NASA, quien hace pocos días presentó su testimonio ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, apuntó a la «responsabilidad moral» de Occidente en el calentamiento global y aseguró que fue «la intransigencia» de los parlamentarios de EE.UU. la que terminó por «abandonar la única opción real de reducir la huella de carbono planetaria».


En medio del debate internacional que ha marcado los últimos años sobre la necesidad urgente de encontrar soluciones rápidas y limpias a la crisis energética que amenaza con cernirse sobre vastas regiones del planeta, James Hansen, un reconocido climatólogo estadounidense, quien dirigió el Instituto Goddard de estudios espaciales de la NASA, realizó un mea culpa sobre el rol que han tenido los científicos en la tarea de dar a conocer al mundo las consecuencias del cambio climático y la verdadera efectividad de las energías renovables. «Debimos haber explicado con mayor claridad que las difusas energías renovables no podrían satisfacer las enormes necesidades energéticas de países como China e India», señaló el experto en un artículo que publicó en su sitio web el pasado 10 de marzo.

«Mi mayor frustración es con nuestra propia incapacidad como científicos para comunicar claramente las consecuencias de las políticas energéticas erróneas», asegura. No sólo eso. El científico, quien recientemente se presentó a dar su testimonio ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, apuntó a la responsabilidades de los parlamentarios y líderes de EE.UU. en el rechazo que genera aún en gran parte del mundo el uso de la energía nuclear y alertó sobre la crítica situación que enfrentan países como China e India, a los que actualmente se les pide cada vez más que inviertan en fuentes limpias.

«Lo que me afecta es la constatación de que el cambio climático y la contaminación del aire eran evitables y que estos problemas se han transformado en verdaderas tragedias fabricadas por el hombre. Sé, además, que nosotros en Occidente cargamos con una responsabilidad moral al respecto (…). El conocimiento que hemos tenido desde hace 25 años, debió permitir que el cambio climático y la contaminación del aire hayan sido problemas manejables, no tragedias», asegura Hansen en su texto.

Y aunque «los científicos informaron hace décadas a los líderes políticos que las fuentes de energías libres de carbono debían reemplazar a los combustibles fósiles», sostiene el científico, por otra parte afirma que «la tenaz insistencia por parte de grupos ambientales, de que las energías renovables son la única alternativa para reemplazar a los combustibles fósiles» tiene también complejas consecuencias, como «la expansión masiva de la explotación de gas natural por fracturamiento hidráulico para suplir la intermitencia de la producción eléctrica renovable» y  «la dependencia en el petróleo para alimentar el transporte terrestre», afirma.

«Podríamos reducir rápidamente las emisiones por quema de combustibles fósiles a través de un simple impuesto al carbono aplicado a las empresas, cuando estas ingresan los combustibles fósiles a la economía y luego distribuir uniformemente estos fondos a los ciudadanos, estimulando así la eficiencia y las energías libres de carbono y también aliviando nuestra responsabilidad con las generaciones futuras, las demás culturas y las demás formas de vida en la Tierra. En cambio, nuestros gobiernos subsidian los combustibles fósiles y facilitan más y más las invasivas prácticas mineras», sostiene.

En esta línea, el experto explica que fueron «las poderosas fuerzas antinucleares al interior del Partido Demócrata, adoctrinadas fervientemente por organizaciones ‘verdes’ antinucleares» las que «se salieron finalmente con la suya a través de una intransigencia que los cegó frente al hecho de que al bloquear el desarrollo de esta fuente de energía limpia y de combustible inagotable»; refiriéndose a la energía nuclear, «estaban abandonando la única opción real de reducir la huella de carbono planetaria», señala.

«Estas decisiones dejaron a China y al resto del mundo en desarrollo sin más opción que quemar enormes cantidades de carbón fósil, si deseaban mejorar el nivel de vida de sus habitantes. Estas decisiones implicaron también dejar a nuestros hijos y nietos enfrentados a un gran cambio climático», asegura Hansen.

A raíz de esta crítica, el ex miembro de la NASA asegura que EE.UU. tiene una deuda pendiente con China para ayudarla en su desarrollo nuclear. Una deuda que podría saldarse a través de la cooperación entre universidades y el sector privado, «aprovechando las áreas de excelencia que persisten en algunos laboratorios del Departamento de Energía, a pesar del bajo nivel de apoyo gubernamental que reciben. La formación de ingenieros y operadores nucleares en los EE.UU. podría ayudar a asegurar la seguridad de las operaciones chinas durante el desafío que plantea una rápida expansión. Los beneficios de la cooperación en el desarrollo tecnológico pueden incluso rebotar hacia los Estados Unidos, a medida que las plantas nucleares son perfeccionadas y sus costos son reducidos».

A continuación pasa a nombrar algunos de los avances que se han logrado en el último tiempo en materia de energía nuclear en países como China e India. «Los actuales reactores nucleares del tipo ‘lento’ utilizan menos del 1% del combustible nuclear, pero pueden ser construidos para funcionar en forma pasiva y ser muy seguros; ya que se pueden enfriar sin necesidad de energía externa en terremotos y otras emergencias», explica.

«Por otro lado, los reactores ‘rápidos’, que utilizan más del 99% del combustible nuclear y que por lo mismo pueden ‘quemar’ los residuos nucleares de los reactores lentos, serán necesarios en varias décadas más, a medida que el uranio fácilmente extraíble se vaya agotando. Los reactores nucleares actuales también pueden ser mejorados para impedir la proliferación de armas atómicas, lo cual es importante porque la energía nuclear ya existe en más de 30 naciones», asegura el climatólogo.

Por último, afirma que el uranio puede ser extraído del agua de mar y de esta forma alimentar a todas las plantas nucleares del mundo «durante miles de millones de años una vez que los reactores ‘rápidos’ estén operacionales», evitando así el riesgo de la minería de uranio en tierra.

Y, finalmente, emite un mensaje para todos los países pero, sobre todo, orientado a las grandes potencias como Estados Unidos. «Es inapropiado y un insulto ir a China y decirles que deben trabajar más duro en energías renovables y en mejorar su eficiencia energética. China ya está haciendo más en estos aspectos de lo que estamos haciendo nosotros en Occidente», afirma.

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