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Bachelet le baja el perfil a los reparos que hizo la Conferencia Episcopal a reforma educacional del gobierno Iglesia defendió la educación particular y acusó desatención a profesores

Bachelet le baja el perfil a los reparos que hizo la Conferencia Episcopal a reforma educacional del gobierno

«En la medida que no está el proyecto de reforma educacional escrito, mal podría alguien aventurar una opinión sobre algo que no conoce en el detalle», señaló la Mandataria, apuntando además a que existe actualmente una gran «mitología» en torno a la reforma.


La Presidente Michelle Bachelet se refirió al documento que la Conferencia Episcopal de Chile difundió este martes a través de su sitio web y en el que criticó algunos aspectos de la reforma educacional impulsada por el gobierno. «Imagino que pueden ser reflexiones generales porque en la medida que no está el proyecto de reforma educacional escrito, mal podría alguien aventurar una opinión sobre algo que no conoce en el detalle”, señaló la Mandataria, tras aclarar que desconocía las críticas emitidas por la Iglesia Católica.

En la misma línea, Bachelet recalcó que existe mucha «mitología» en torno a la reforma, es decir, «ideas que la gente se imagina que pueden ser y que nunca han estado consideradas”, según consignó Radio Bío Bío.

Finalmente aseguró que “jamás hemos dicho que no pueda existir educación privada. Lo que hemos dicho es que con los recursos del Estado no se puede lucrar” y que «los recursos del Estado tienen que ir a mejorar la educación de los niños, el salario de los profesores, el equipamiento”.

La postura de la Iglesia

En un extenso texto publicado en la página de la Conferencia Episcopal, la Iglesia dio a conocer una serie de reflexiones en torno a la dirección que cree debe tomar la educación en Chile, los resultados de cambios relevantes en otros países latinoamericanos y algunas apreciaciones en torno a lo que hasta el momento se ha difundido sobre la reforma educacional de Bachelet.

Entre las ideas planteadas, figura una defensa de educación particular. «En las esferas oficiales, en el mundo político y en la sociedad en general, se ha afirmado reiteradamente que se desea en el país la permanencia de la provisión mixta en educación, debido a los innumerables beneficios e innegables aportes a la sociedad chilena y su historia, tanto desde la Iglesia como del mundo privado en general. Para que ello efectivamente suceda, se requiere entonces que la educación particular pueda continuar ofreciendo este servicio público, desde las características que son propias de su naturaleza», señala.

En ese sentido agrega que «es muy importante que se valorice en todo su mérito este servicio del mundo particular subvencionado a las familias chilenas, que caracteriza al 90% de las escuelas católicas, y que desde el respeto y valoración de su identidad pueda responder a la variedad de colectivos sociales de un país diverso y plural y como expresión genuina de un auténtico sistema democrático».

Asimismo, alerta sobre el intervencionismo del Estado y cómo este en exceso sesgaría la oferta educativa. «Se trata de evitar en el futuro que el Estado, mediante nuevas exigencias y condiciones para otorgar la subvención -y ya no como derecho de los padres y servicio a la libertad de elegir de las familias-, pueda ir unificando el sistema educacional chileno haciendo que los distintos ámbitos de las escuelas subvencionadas tanto municipales y particulares, al margen de su Proyecto Educativo, realidad geográfica, situación de sus destinatarios, urgencias y desafíos propios, se vean obligadas de funcionar de manera similar, en lo curricular, disciplinario, ambiental, organizativo y financiero. La sola posibilidad de acercarnos a un modelo de gestión escolar único, impuesto por el Estado a todo el sistema subvencionado, donde acuden mayoritariamente los pobres y la clase media, resulta impensable», sostiene.

Además, se apunta hacia la falta de «una gran reflexión nacional sobre la naturaleza de la educación, la realidad global de nuestros niños y jóvenes, sus principales necesidades en los diversos ámbitos de su vida, el tipo de sociedad y país que soñamos, las esperanzas del país y sociedad para un desarrollo en equidad y a escala humana, y finalmente el tipo de propuesta educativa pertinente a lo anterior». En esa línea agrega que hacer este análisis «ayudaría a comenzar desde un concepto mucho más adecuado de calidad».

«En este sentido llama la atención que los acentos estén fundamentalmente puestos en el ámbito económico, lo cual es sin duda necesario, pero en ningún caso asegura calidad, porque apunta más bien hacia una educación centrada en lo cuantitativo», añade.

Por último, echa en falta una serie de medidas que favorezcan a los profesores y sirvan para regular la carrera docente. «Para las grandes transformaciones que se desean, se requieren propuestas más expresas en favor de quienes son claves a la hora de educar, los profesores. Sin embargo, no hay mayor mención sobre el Estatuto Docente, que hoy día requiere de una urgente evaluación. Asimismo constatamos la ausencia de propuestas respecto de un tema muy sentido por el sector, como es la Carrera Docente. Tampoco se perciben anuncios concretos sobre otra gran y urgente necesidad, como es la formación inicial de los profesores. Si una reforma no involucra la docencia y no ingresa en la sala de clases, tendrá dificultades para alcanzar sus objetivos», afirma.

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