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“El 80 por ciento de los consumidores de cocaína no son adictos” Carl Hart, neurólogo estadounidense especialista en uso de drogas:

“El 80 por ciento de los consumidores de cocaína no son adictos”

Gabriel Díaz
Por : Gabriel Díaz Periodista. Colaborador de El Mostrador.
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El psicólogo y psiquiatra nació y creció en uno de los barrios periféricos más complejos de Miami. Allí experimentó con diferentes tipos de drogas y vio cómo sus primos y amigos fueron encarcelados por el tráfico o adicción al crack. Con mucha disciplina y no pocos tropiezos, Hart se convirtió en el primer afroamericano profesor titular de la Universidad de Columbia (Nueva York), y en uno de los mayores neurólogos especialistas sobre uso de drogas en Estados Unidos. Semanas atrás presentó en Río de Janeiro El alto precio, una autobiografía que desmantela viejos mitos sobre la adicción a diferentes sustancias ilegales. Hart es partidario de la regulación de todas las drogas de forma progresiva, acompañada de políticas sociales y educativas realistas.


-Luego de conocer su historia, el título del libro nos lleva a diferentes interpretaciones. ¿A qué se refiere cuando habla de “alto precio”?
-Al alto precio que muchas personas han tenido que pagar para alcanzar el éxito de acuerdo con los mandatos sociales. El título también se refiere al alto precio que paga la sociedad por el enfoque político sobre el control de drogas; por ejemplo, un gran número de sus ciudadanos son excluidos debido a eso. La ciencia también paga un precio alto porque pierde credibilidad como consecuencia de acciones políticas que parten de interpretaciones sesgadas de la realidad.

-En ese sentido, usted también señala que los medios de comunicación distorsionan la realidad. ¿De qué manera?
-La mayoría de los medios de comunicación retratan a los usuarios de drogas o adictos en términos extremos que no concuerdan con la mayoría de los comportamientos. El 80 por ciento de los consumidores de cocaína no son adictos. La mayoría son miembros responsables de nuestra sociedad. Esto es cierto incluso para los usuarios de crack. Consideremos el ejemplo de Rob Ford, alcalde de Toronto. Admitió que consumió crack y al mismo tiempo realizó su trabajo. Es responsable, paga sus impuestos, se hace cargo de su familia, etc. Hay muchas investigaciones científicas que sustentan lo que digo.

[cita]La guerra contra las drogas ha beneficiado a muchos, incluyendo a los políticos y a los agentes del orden, cuyos presupuestos se han incrementado. Sin embargo, hay un gran número de personas que han sido afectadas negativamente. Creo que todas las drogas deben ser reguladas. El alcohol y el tabaco están regulados y esto disminuye la probabilidad de que contengan adulterantes. Por supuesto que las regulaciones para cada droga variarían según su perfil farmacológico. Esto significa que nosotros, como sociedad, tenemos que pensar y usar la lógica cuando se considera cada droga. [/cita]

-Entonces, ¿qué hay detrás de esa distorsión generada por muchos medios de comunicación?
-Es un drama que se convierte en una buena historia. Y es fácil de vender, porque la mayoría del público no ha utilizado muchas de las drogas en cuestión.

Vayamos a ese porcentaje de adictos, que no representa a la mayoría. ¿Cuáles son las principales causas que generan las diferentes adicciones?
-Las personas se vuelven adictas por una variedad de razones que va desde los trastornos psiquiátricos a la desesperación económica. Por eso, en primer lugar, es de vital importancia determinar las razones que subyacen a la adicción de cada persona antes de intervenir con soluciones preconcebidas. Por ejemplo, si una persona está utilizando heroína para hacer frente a la ansiedad o el trauma, el tratamiento eficaz de la enfermedad psiquiátrica debe aliviar la necesidad de usar la heroína. Del mismo modo, proporcionándoles a los adictos indigentes herramientas específicas y oportunidades económicas viables que les permitan recorrer el largo camino que los lleve a superar su adicción a las drogas. La lección de esto es que no se puede poner a todos en el mismo zapato, por lo que la evaluación cuidadosa es un componente importante para ayudar a los adictos.

-Es más complejo cuando se trata de personas que viven en condiciones marginales.
-Un problema clave es que las personas que viven en pobreza tienen pocos estímulos protectores. No es que el crack o la pasta base no sean ni tan estimulantes o ni tan poderosamente protectores. El crack ganó la popularidad que ganó (menos de lo anunciado) ya que no había muchas otras fuentes asequibles de placer y porque muchas de las personas con mayor riesgo tenían otras enfermedades mentales preexistentes que afectaban sus decisiones. Mientras que las tasas de consumo de drogas son similares en las diferentes clases sociales, la adicción –como la mayoría de otras enfermedade– no es un trastorno desvinculado de las diferencias socioeconómicas. Como el cáncer y enfermedades del corazón, que afectan de manera desproporcionada a los pobres porque tienen menos acceso a una alimentación sana y atención médica constante.

-El crack o “pasta base» se vende en pequeñas cantidades, lo que es más accesible para las personas pobres, pero a su vez son adulterados. Con miras a atenuar este problema, ¿podría explicar la distinción entre legalización y descriminalización?
-Es correcto, los adulterantes pueden ser mucho peores. Si se legalizaran las drogas, entonces habría control de la calidad pero el Estado tendría que garantizarlo, como ocurre con el alcohol. Esto no ocurriría en el caso de la descriminalización. En el libro, veo a la descriminalización del consumo (junto con el aumento de una educación pertinente) como un paso intermedio hacia la legalización.

-En el mundo ha sido muy comentada la iniciativa del presidente uruguayo, José Mujica, que legalizó la marihuana. Mujica subraya que la guerra contra las drogas ha fracasado y esto es un experimento. ¿Qué le parece?
-La guerra contra las drogas ha beneficiado a muchos, incluyendo a los políticos y a los agentes del orden, cuyos presupuestos se han incrementado. Sin embargo, hay un gran número de personas que han sido afectadas negativamente. Creo que todas las drogas deben ser reguladas. El alcohol y el tabaco están regulados y esto disminuye la probabilidad de que contengan adulterantes. Por supuesto que las regulaciones para cada droga variarían según su perfil farmacológico. Esto significa que nosotros, como sociedad, tenemos que pensar y usar la lógica cuando se considera cada droga.

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