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Ese loco bajito Las claves del obsesivo trabajo de Jorge Sampaoli

Ese loco bajito

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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Durante los 90 minutos que dura un partido es un atado de nervios, gritos y gesticulaciones. Ese es el hombre que ha comandado a la selección nacional a eliminar al último campeón del mundo. Más allá de su histriónico comportamiento hay una persona reservada, idealista y obsesiva. Para descifrar su código hay que remontarse a su historia e ideas de fútbol.


“No voy a tolerar que ya no tengan fe, que se bajen los brazos, que no haya lucidez”. La frase podría ser una arenga. Una con las que Jorge Luis Sampaoli aleona a sus jugadores antes de saltar a la cancha, en un entretiempo o durante las prácticas. Podría ser una de las que usó para esculpir la identidad ofensiva y solidaria que caracteriza a la selección nacional. Pero la frase no es nada de lo anterior.

Es una parte de Zafar, canción del grupo de rock uruguayo La Vela Puerca. Si Sampaoli la usó como arenga, es difícil saberlo, pero un viernes de octubre del año pasado la coreó, junto al resto del público, durante un concierto en la ex OZ.

Hoy Chile juega en Sao Paulo contra Holanda, en el estadio donde Sócrates, jugador brasilero, entró a la historia por su talento y la Democracia Corintihiana durante la dictadura brasilera. La selección viene de eliminar al último campeón del mundo, España, con un estilo de juego que deslumbra.

“Chile tuvo ambición. Son chicos que venían de la pobreza, que arrastraban muchos complejos, que habían vivido a la sombra de Argentina y Brasil. Con Bielsa hubo un punto de inflexión. Un clic en su autoestima y en su carácter. La mayoría se fueron a Europa y elevaron su competitividad. Quieren revancha. En la cancha son como hormigas. Están desinhibidos, convencidos de que pueden ganarle a cualquiera. Jugarían de igual a igual con Alemania o con Brasil. Se han convertido en fanáticos”. Así describió el ex futbolista argentino, Diego Latorre, a “La Roja” en el diario español El País.

[cita]Chile tuvo ambición. Son chicos que venían de la pobreza, que arrastraban muchos complejos, que habían vivido a la sombra de Argentina y Brasil. Con Bielsa hubo un punto de inflexión. Un clic en su autoestima y en su carácter. La mayoría se fueron a Europa y elevaron su competitividad. Quieren revancha. En la cancha son como hormigas. Están desinhibidos, convencidos de que pueden ganarle a cualquiera. Jugarían de igual a igual con Alemania o con Brasil. Se han convertido en fanáticos”. Así describió el ex futbolista argentino, Diego Latorre, a “La Roja” en el diario español El País.[/cita]

El responsable del fanatismo y la identidad futbolística que exhibe hoy Chile es Sampaoli. Una persona que transita de la reserva en su vida privada hacia la exaltación nerviosa durante los 90 minutos de un partido. Obsesivo con su trabajo e idealista en su planteamiento futbolístico, estas son algunas claves para descifrar el código y éxito que alcanzó, desde que aterrizó en la Universidad de Chile.

BIELSISMO

Es la génesis de todo. La identidad de los equipos de Sampaoli nacen del planteamiento de Marcelo Bielsa. Entrevistado por la revista deportiva El Gráfico, habló de su admiración hacia el técnico rosarino. “Estaba todo el día pendiente del futbol. Es literal lo que digo. Llegué a un punto en que era bielsadependiente. Salía a correr y escuchaba cintas de Bielsa. Lo seguía y lo grababa cada vez que daba charlas. Era un obsesivo de su Newell’s, sabía lo que él hacía desde que estaba en las inferiores”, dijo a la revista nacional.

Cuando Bielsa dirigía al cuadro “leproso” en los 90, Jorge Sampaoli lo siguió, y grabó sus conferencias para escucharlas en un walkman cuando salía a trotar. Un hábito que mantuvo con el tiempo. Entrevistado por Rodrigo Fluxá para El Sábado, Sampaoli dice que espió a Bielsa, sus entrenamientos y trabajos durante diez años. “Partí acercándome a sus ayudantes, les robaba un café, hasta que generé tanta convicción y veían tanta necesidad de mi parte que logré entrar en su entorno para ver de manera más directa”.

REBELDÍA Y OBSESIÓN

El 2002, años antes de ser conocido, Sampaoli trabajó en Perú, en el club Juan Aurich. Se fue después de ocho partidos y sólo una victoria. A los dos meses, sin embargo, volvió a Perú y dirigió a Sports Boys. En un perfil para el diario El Comercio, el periodista Miguel Villegas cuenta que en ese tiempo el sueldo no era suficiente y que vivió en la Compañía de Bomberos N°34 de La Punta, en la ciudad de Callao.

El fracaso es algo que Jorge Sampaoli conoce de cerca. Tras lesionarse el peroné y la tibia con 20 años, su carrera de futbolista se cortó en seco. Mientras vivió en Los Molinos, un pequeño pueblo de cerca de 1.800 habitantes incrustado en la provincia argentina de Santa Fe, trabajó como cajero de un banco estatal y como oficial de registro civil. Pero Sampaoli quería ser entrenador. Algo que parecía imposible entonces.

“No me trazo nortes, sino algo sin límites. Todavía tengo la expectativa de borrar barreras que no sé cuáles son. Mi vida es levantarme y competir con alguien, quizás imaginario”. Así respondió el año pasado a un cuestionario de cien preguntas realizado por La Tercera.

La foto que encabeza este artículo es, a estas alturas, mítica. Se publicó por primera vez en 1996, en el diario rosarino La Capital. En ella Sampaoli dirige desde un árbol a su primer equipo, el Alumni, después de haber sido expulsado del partido. La imagen es un retrato de su obsesión y del “amateurismo” con el que el argentino vive el fútbol. El presidente de Newell’s por esos años, Eduardo José López, se interesó en el hombre pelado y de gafas encaramado en un árbol y le ofreció dirigir a Argentinos, club en el que jugó Marcelo Bielsa (1979-80).

Varios medios de comunicación han escrito sobre la obsesión trabajólica de Sampaoli, su capacidad para ver videos con jugadas y entrenamientos de fútbol, su atención especial a los detalles y la memoria para registrar las variables de su universo futbolero.

El periodista deportivo Rodolfo Chisleanschi describió al técnico recientemente para el diario español ABC. “Es, por sobre todas las cosas, un analista compulsivo capaz de explicar paso a paso el funcionamiento de todo equipo que le interese. Y de compartir la información con sus jugadores”.

Aparte del trabajo cuantitativo que realiza el técnico junto a sus ayudantes, hay un aspecto clave: el amateurismo. La síntesis de su idea de fútbol se resume en la siguiente respuesta: “Creo que la única forma de ser exitoso es unificando a los jugadores desde el amateurismo. Hay que tratar de encasillarlos en el amor a la camiseta, desde el goce, no desde la obligación. Cuando uno logra que en esta sociedad individualista haya compromiso a algo intangible, con humildad, permite que todos se junten: da lo mismo el origen social o cultural de las partes. Si se abandona ese amateurismo, los profesionales se olvidan de donde salieron, y así es imposible que lleguen a un lugar muy alto”, dijo para El Sábado.

HERMETISMO Y ESPIONAJE

El periodista del diario deportivo madrileño Marca, Juan Castro, escribió sobre el ambiente en la concentración chilena un día antes del duelo con España. “Jorge Sampaoli, seleccionador argentino de Chile, ha establecido una concentración súper opaca: entrenamientos cerrados, jugadores concentrados, hermetismo, en fin. Jorge es un obseso del secretismo de sus métodos. Es bastante hermético, al estilo Bielsa, su maestro desde hace tiempo”.

La descripción no es errada. Esto le ha traído algunos problemas con la prensa deportiva. Hace unas semanas la ANFP vetó al equipo deportivo de El Mercurio en Brasil, luego de que ese medio publicara fotos del asado entre los seleccionados y Sampaoli. El título de la nota era “La mesa está servida”.

El hermetismo de su trabajo se genera, también, por un temor: los espías.

Desde que dirigió a Emelec en Ecuador el argentino ha utilizado este recurso, espiar a sus rivales durante los entrenamientos para anticipar las estrategias y jugadas que realizarán durante los partidos. En esos años su “agente secreto” era Fernando Dordy, secretario técnico del club. Éste se internó en las prácticas y partidos de los rivales, grabó videos y se los envió al argentino.

Mientras fue director técnico de la Universidad de Chile, continuó con esta práctica. El encargado entonces era Pablo Abraham, actual técnico de Deportes Temuco.

Ricardo Piazzi, quien llevó a Sampaoli a dirigir a O’Higgins de Rancagua, contó a La Cuarta (18.12.2012) que el método de Sampaoli era similar al de Bielsa: “Reclutan a estudiosos del fútbol, que no sean muy conocidos y les pagan de su propio sueldo. Claro que, a diferencia de Bielsa, Sampaoli no tiene reclamos por el pago”, dijo Piazzi.

En la selección no abandonó su estrategia. Los dos espías son Cristián Leiva y Francisco Varela. Este último se disfrazó como hincha español y siguió a la selección ibérica desde fines de 2012. Toda la información que recopiló y grabó se la envió al DT de la selección. El trabajo fue una parte vital para que Chile eliminara a España el miércoles pasado.

Fiel a su estilo, es de esperar que Sampaoli haya pedido a su servicio secreto que espíe a Holanda y que el resultado sea positivo. Aunque eso depende, al final, del “amateurismo” de los 23 jugadores.

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