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Los ricos también lloran El impacto del veredicto en el círculo social del padre John O’Reilly

Los ricos también lloran

El veredicto golpeó a su amplísimo círculo de amistades. O’Reilly cautivó el corazón de los empresarios con su estilo alegre y mundano y una visión no culposa del dinero. Guillermo Luksic le donó un millón de dólares y Eliodoro Matte un cerro en La Dehesa. Más de mil personas lo apoyaron en inserciones publicadas en la prensa antes de la audiencia de formalización. Aunque su abogado dice que sacó cuatro votos de seis y algunos amigos hablan de un “buen triunfo”, su feligresía aún no se convence de la decisión de la justicia.


Durante dos meses y medio, los tres jueces del Tercer Tribunal Oral en lo Penal; la defensa compuesta por cinco abogados del estudio de Luis Hermosilla; las fiscales Lorena Parra y Carmen Gloria Guevara; el abogado de la familia querellante, José Ignacio Escobar, y el sacerdote legionario John O’Reilly se sentaron entre las nueve y las tres de la tarde a escuchar los testimonios de 97 testigos, una decena de peritos, a las dos menores que declararon en una sala especial (se transmitió por circuito cerrado), además de sus padres y abuelos en el Centro de Justicia.

“Que sea lo que Dios quiera”, declaró antes de ingresar a la sala el cura irlandés de 67 años, quien llegó de paso a Chile, en 1984, antes de dirigirse a Brasil, su destino final, al que nunca arribó. La orden envió en su lugar al legionario Javier Sicilias, a cargo de la formación de jóvenes en Chile, y O’Reilly lo reemplazó.

Poco antes de la lectura del veredicto, el cura puso sobre la mesa su celular con las fotos de las nueve niñas del Colegio Cumbres fallecidas en 2008 en el norte, en un viaje de estudios.

El Tercer Tribunal Oral en lo Penal lo condenó por dos votos contra uno por abusos sexuales reiterados cometidos entre 2010 y 2012 en contra de JPHM, la menor de las hermanas que lo acusaba. Y lo absolvió en forma unánime en el caso de la mayor (CHM), porque aunque “sufrió una vulneración grave al haber sido afectada por una trangresión en el ámbito de su sexualidad” en la prueba aportada en el juicio “no fue posible establecer en qué consistió este hecho”. Ambas eran alumnas del Cumbres, donde O’Reilly fue capellán hasta el 25 julio de 2012, cuando se presentaron las denuncias del colegio y del propio O’Reilly ante la Fiscalía Oriente.

La noticia golpeó a su amplísimo círculo de amistades. O’Reilly es considerado el cura más popular entre la elite. Con su estilo alegre, sonrisa permanente y una visión del catolicismo en la que el dinero no es motivo de culpa, cautivó el corazón de los empresarios como quizás ningún otro sacerdote en Chile. Partiendo por Eliodoro Matte –el influyente dueño de la Papelera– y su mujer Pilar Capdevila, quienes lo invitaron a pasar cuatro días de vacaciones en su fundo en Santa Bárbara este verano, con autorización del tribunal. Y le regalaron el llamado “cerro del medio” en La Dehesa, para que lo aportara como activo cuando los Legionarios de Cristo entraron a la Universidad Finis Terrae, aunque no sirvió, porque fue declarado área verde. Otros son Juan Eduardo Errázuriz, hermano del cardenal y socio de Sigdo Koppers; Nicolás Ibáñez, ex dueño de Lider; el abogado Roberto Piriz, brazo derecho del grupo Yaconi-Santa Cruz; el fallecido Guillermo Luksic, a quien le bendijo más de un emprendimiento y celebró misas privadas, y él le donó US$1 millón para la Finis Terrae; Sergio «Teco» Cardone, accionista de Enaco; Reinaldo Solari, socio de Falabella, y su hijo Carlo; Alfonso Swett, dueño de Forus y ex cabeza de la Católica, el equipo favorito de O’Reilly.

El poder y el arraigo en los corazones de la elite del cura legionario se hicieron patentes en las inserciones publicadas en El Mercurio y La Tercera el 25 de agosto de 2013, dos días antes de la audiencia de formalización. Eran 1.084 personas con sus nombres, dos apellidos y RUT que declaraban “haber sido testigos de las obras del padre John O’Reilly al servicio de Dios y no podemos callar frente al dolor infinito de un hombre inocente imputado del más vil de los delitos”.

[cita]Con su estilo alegre, sonrisa permanente y una visión del catolicismo en la que el dinero no es motivo de culpa, cautivó el corazón de los empresarios como quizás ningún otro sacerdote en Chile. Partiendo por Eliodoro Matte –el influyente dueño de la Papelera– y su mujer Pilar Capdevila, quienes lo invitaron a pasar cuatro días de vacaciones en su fundo en Santa Bárbara este verano, con autorización del tribunal.[/cita]

De los empresarios más arriba mencionados sólo figuraban Ibáñez, Piriz y Pilar Capdevila, la mujer de Eliodoro Matte (quien no firmaba), pero había otros nombres, como los abogados Juan Eduardo Palma (Palma y Cía.) y Herman Chadwick, ex presidente del CNTV; Arturo Mackenna, ex gerente general de la Papelera y hoy director; Anselmo Palma, accionista de Enaco y Wenco; Renato Peñafiel, gerente general del grupo Security; Carlos Souper, presidente de la exportadora Viconto; Sergio Purcell, gerente general de Turismo Cocha.

El abogado querellante, José Ignacio Escobar, socio de Harasic y López, pidió conocer quiénes pagaron los insertos y cuánto costaron, pero los medios no entregaron la información, amparándose en el derecho a la libre expresión.

Unas 60 personas llegaron este miércoles al Centro de Justicia. La mayoría eran amigos suyos, apoderados(as) y ex alumnas del Cumbres. La sala no dio abasto y una veintena debió esperar afuera. Sus caras se demudaron al escuchar el veredicto, varias mujeres bajaron la vista al interior de la sala.

Sus seguidores repletaron las capillas de los centros de encuentro de los legionarios en Los Dominicos y La Dehesa, el martes a las 19:30, para escuchar misa y pedir por el veredicto que se conocería al día siguiente.

 El cura de los empresarios

Con una agenda repleta, se multiplicaba los fines de semana para bautizar, bendecir matrimonios e impartir misas fúnebres. Comía y viajaba con sus amigos. En los veranos se trasladaba al exclusivo condominio Las Brisas de Santo Domingo para acompañar a su feligresía y celebraba misas. No se perdía la Enade, el encuentro anual más importante de negocios, y era habitual verlo en las páginas sociales de El Mercurio. Nunca le incomodó ser conocido como el cura amigo de los empresarios. «Feliz de ser amigo de personas maravillosas, que rezan el rosario, tienen sus misas los domingos y durante la semana, y que son muy generosos con los demás», declaró a El Sábado en 2002. Tampoco, el apodo de «los millonarios de Cristo», nacido en México. «Algo de verdad tendrá, si no, no sería chiste», dijo en esa entrevista.

A raíz de las medidas cautelares dejó de impartir sacramentos, sólo sigue confesando a quienes se lo piden en la casa que habita en Piedra Roja, una de las arboladas calles de Los Dominicos. El 27 de enero le cambiaron la reclusión domiciliaria total, que duró seis meses, por nocturna, que rige entre la medianoche y las 6 a. m. Desde que estalló el caso ha sido visitado a diario, desde familias completas a amigos, ex apoderados de los colegios legionarios Cumbres o Everest, y aquellos de los que también fue capellán, como Ursulinas y Apoquindo. Cosa que bajó estos últimos dos meses y medio por la duración de las audiencias y el cambio en sus rutinas. Los fines de semana casi no sale, excepto a cumpleaños de hijos de amigos.

Su núcleo más cercano, que lo trasladó mañana y tarde hacia y desde el Centro de Justicia, está compuesto por el empresario Andrés Serrano, miembro del Tribunal Supremo de la UDI, compañero de Derecho en la UC de Luis Hermosilla, su abogado; Roberto Piriz, también abogado y asesor de los Yaconi-Santa Cruz; Juan Manuel Gutiérrez Philippi, director del Puerto de Lirquén, de propiedad de los Matte; y Gonzalo Martino, socio de Copeval y la inmobiliaria Contempora. Todos eran apoderados del Cumbres y hacían de “sacristanes” en las misas que celebraba O’Reilly los viernes en el colegio. El arquitecto Andrés Amenábar fue uno de los que estuvo en todas las audiencias y con él se lo vio saliendo el miércoles rumbo a un auto en el Centro de Justicia.

Uno de estos íntimos amigos afirma que “él en su intimidad pensaba que lo iban a condenar por la presión social, porque pertenece a la Iglesia Católica, es un cura de la elite, importante. Para afuera trataba de transmitir confianza, que todo iba a salir bien”.

“Mi corazón está con el cura”, dice José Manuel Gutiérrez, quien asistió a la audiencia del veredicto, pero llegó tarde y no pudo estar con el sacerdote. Lo defiende y plantea sus argumentos: “No soy abogado, pero el fallo me sorprende profundamente: ¿cómo se entiende que los medios de prueba valen para el caso de la hermana chica y no para la grande? El padre John trabajó 25 años en el colegio y con toda la publicidad que ha tenido el caso, la única persona distinta a las dos niñitas es una ex alumna que declaró que el padre le había pasado sus manos por los labios. Podría haber mucha gente enojada con la Legión. Podrían haberse esperado más denuncias. Y no hay”, afirma.

Otro de sus íntimos amigos, que prefiere no dar su nombre, tiene una lectura diferente. “El fallo no es malo, el haber sido absuelto en uno de los casos es un gran paso, y que el voto de minoría en el veredicto que lo encontró culpable sea el de la presidenta del tribunal (María Teresa Barrientos), es importante, porque es un jueza muy estudiosa y conocedora del tema de delitos sexuales”.

Visión que coincide con la de otro amigo, un abogado que apunta “fue un 4-2, es un buen triunfo”. Palabras similares a las del abogado defensor Luis Hermosilla, quien a la salida de la audiencia sostuvo que “de seis expresiones de votos, obtuvimos cuatro”. Esto, porque son tres jueces y hubo dos veredictos: uno 3-0 de absolución y otro 2-1 de culpabilidad.

El comunicado de la directora del Cumbres Femenino, Beatriz Moreno –“vamos a ser respetuosos con la justicia, independiente de nuestras apreciaciones personales”–, no apaciguó el sentimiento de sorpresa y decepción en las aulas del colegio. Aunque las actividades continuaron con normalidad, las profesoras tomaron sus celulares para leer WhatsApp y mensajes. “El ambiente era triste. Pensamos que iba a salir inocente, el fallo es absolutamente injusto. Comentamos el caso del Jardín Hijitus, donde después de la primera denuncia hubo más de 50 y el acusado salió inocente. Aquí nadie más hizo una denuncia”, dice una parvularia que pide anonimato. A los profesores del colegio se les pidió no asistir al juicio por prudencia.

“En la sala de profesores vi a cinco parvularias que se les caían las lágrimas. Eran casos en los que el padre las ayudó, él estaba siempre ocupado, nunca tenía tiempo para confesarnos, pero si a alguien se le enfermaba el marido, un papá, un hijo, dejaba todo e iba día tras día”, cuenta la profesional.

La defensa

Hermosilla, uno de los penalistas más conocidos por la opinión pública, ha tenido otros dos casos de connotación sexual. El de Jorge Tocornal, quien recibió una condena de 11 años por abusar de sus dos hijos, donde Hermosilla pidió la nulidad del juicio y, en el segundo que se realizó, la pena fue aumentada a 13 años. Y Claudio Spiniak, al que en primera instancia (sistema antiguo) lo condenaron a 5 años y 1 día, la Corte de Apelaciones a 7 años y medio, y la Suprema a 12 años por las apelaciones de Hermosilla y del Consejo de Defensa del Estado.

Cuando tomó el caso de O’Reilly, algunos de sus pares opinaron que no era el más indicado para defenderlo, pues “su nombre está teñido con el escándalo”.

Siendo institutano se inscribió, a los 14 años, en el PC, y en Derecho en la UC sus mejores amigos fueron Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma. Comían juntos con Jaime Guzmán, a cuya familia defendió a petición del ex vocero de Gobierno y de quien fue socio en su estudio jurídico (Hermosilla, Chadwick & Morales).

Volvieron a asociarse este año y junto a Pablo Longueira crearon una firma para asesorar a empresas (LCH&H), pero no lograron reclutar interesados por su cercanía con el gobierno de Piñera y firmaron un acuerdo con Imaginacción, la agencia de Enrique Correa, para atender clientes en conjunto. Pocos días después de que El Mostrador hiciera pública la alianza y, a través de una carta al director de El Mercurio, se terminó LCH&H, “para evitar cualquier interpretación equivocada sobre sus objetivos”.

Estando en la Vicaría de la Solidaridad defendió a José Manuel Parada, el sociólogo degollado en 1985 y se declaró lavinista en la primera campaña del candidato UDI, cosa que le valió una dura carta de cinco ex abogados de la Vicaría pidiéndole explicaciones.

Fue uno de los abogados favoritos de la administración de Sebastián Piñera. Tomó las defensas del Gobierno en el caso de los falsos exonerados, del Ministerio del Interior en la querella por el asesinato del matrimonio Luchsinger-Mackay, y del subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, por las irregularidades en la compra de equipos de detección de drogas.

A pesar de su balance favorable, el veredicto en el caso O’Reilly es un revés. Y la decisión de pedir la nulidad del juicio –como anunció una vez que se conozca la sentencia, el 11 de noviembre– es riesgosa. Un nuevo tribunal podría ser más duro, como ocurrió con su cliente Tocornal.

La Fiscalía solicitó 10 años y 1 día de presidio y le reconoció la atenuante de irreprochable conducta anterior. Hermosilla pidió 5 años con pena remitida o 3 años y 1 día de libertad vigilada.

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