Tras vender su participación en la Universidad del Desarrollo, y justo cuando intentaba dejar atrás las críticas por su vinculación al grupo Penta, la filtración de un audio salpicó al presidente de la UDI al revelar que uno de los controladores del holding, Carlos Alberto Délano, habría aportado dineros irregulares y en efectivo a su campaña parlamentaria. El diputado que más aportes reservados recibió en la pasada elección, es a su vez al que menos conoce la ciudadanía y la figura política con menor respaldo, según la CEP.
El timonel del gremialismo ha negado cualquier vinculación al Pentagate. Desde que estalló el escándalo –con las revelaciones del ex gerente del holding Penta, Hugo Bravo, a fines de septiembre–, el hombre que venía a renovar la dirigencia de la UDI ha repetido que no comenta filtraciones, escudándose en la falta de antecedentes oficiales, para omitir las explicaciones políticas a los antecedentes que hablan de financiamiento irregular a las campañas del gremialismo desde las empresas Penta.
No solo eso, cuando el caso alcanzó su peak al revelarse los nombres de los políticos involucrados, Silva implementó una ofensiva pidiendo que se investigaran las filtraciones a la prensa. Pero, a pesar de sus intentos, no ha podido zafar de las esquirlas de la investigación que va al sótano de la relación entre dinero y política.
Ayer repitió el mismo discurso: “No entiendo una y otra vez filtraciones que, en la práctica, yo no sé cuál es la intencionalidad, pero terminan generando caminos hacia una especie de linchamiento público sin que se pueda dar un proceso justo”, indicó, luego de decir que era “falso” que él haya recibido aportes irregulares por parte de Penta durante su campaña. Sin embargo, el timonel gremialista no reparó en el detalle de que la investigación por filtraciones en la Fiscalía se da en la arista penal que lleva el persecutor Carlos Gajardo, y el audio conocido ayer salió desde la arista laboral del caso. De hecho, comentan en la Fiscalía que el bombástico audio no estaba incorporado en la investigación penal.
Para el hoy principal dirigente de la UDI las cosas no han sido fáciles. Su vínculo familiar con Carlos Alberto Délano, uno de los controladores de Penta, le pena desde que asumió la presidencia del partido, y en la disidencia insisten en que no ha logrado desplegar su liderazgo. Dirigentes históricos del gremialismo comentan que ha sido “un año duro” para Silva, ya que su vínculo con la Universidad del Desarrollo “se notaba demasiado” en medio de la tramitación de la reforma educacional, además de su cercanía con Délano, la que se ha comentado sin parar desde que el supuesto financiamiento irregular de la política se tomara la agenda.
La semana pasada Silva comunicó –a través de la revista Qué Pasa– que su familia había vendido el 9% de participación que tenían en Ainavillo, la inmobiliaria asociada a la Universidad del Desarrollo, donde compartían propiedad con los Penta. “No tengo ningún vínculo ni directo ni indirecto con la universidad y eso es bueno para lo que me toca desempeñar”, señaló en esa oportunidad.
Pocos días después, la divulgación de la conversación privada entre Hugo Bravo y Carlos Eugenio Lavín –el otro controlador de Penta–, nuevamente lo pondría en el ojo de las críticas. “Algo le pasó el ‘choclo’ (Délano) a Ernesto Silva, en efectivo”, se escucha en el audio difundido ayer, donde Hugo Bravo le enumera a Lavín los dineros repartidos a candidatos del gremialismo por parte de Penta.
El mal momento del dirigente se refleja en los números que arrojó la última encuesta CEP, donde aparece como el político con la menor tasa de conocimiento entre la población (25%), y también el menor respaldo (16%), pese a que es el parlamentario que más aportes reservados recibió durante la última elección parlamentaria ($268 millones).
Al interior del partido, y ante las últimas revelaciones, quienes critican a la directiva sostienen que lo que está pasando no es una sorpresa, y que si bien nadie podía saber que justo este año estallaría un escándalo relacionado con Penta, la cercanía de la actual camada de dirigentes con el mundo empresarial fue una crítica recurrente durante las últimas elecciones.
[cita]“Debió someterse al proyecto colectivo por sobre los intereses personales. Lo más lógico es que se ponga el cargo a disposición. De lo contrario, pones al proyecto colectivo en jaque. Si alguien quiere salvar el proyecto de la UDI a mediano plazo, debe dejar que ingrese gente que no esté involucrada en el caso. La CEP muestra que están golpeados. Esto va para largo, le va a pegar a Silva y va a ser difícil que salga bien parado. En términos de imagen pública la UDI está quedando cada vez más arrinconada”, sentencia el analista Fernando García.[/cita]
Algunos en el partido comentan que cuando las alternativas para presidir la UDI eran Víctor Pérez y Ernesto Silva, la balanza se inclinó en favor del segundo debido a su capacidad para “llenar la billetera” de la colectividad, gracias a su conexión con Penta.
Hay militantes que han hecho públicos reclamos por no ser favorecidos por el financiamiento que alegan sí tuvieron otros, como Ena von Baer o Iván Moreira –ambos involucrados en el Pentagate–, quienes hoy aparecen cercanos a la conducción de Silva.
Al interior de la UDI llaman los “iluminatis” o los “iluminados” a quienes hoy conducen el partido. Quienes los critican afirman que, a diferencia de otros lotes, ellos no provienen de la “cuna UDI”, ni tampoco son hijos del proyecto popular del partido, ese que intentó crecer en poblaciones y trabajos voluntarios. Cercanos a los empresarios y centros de pensamiento, en la disidencia afirman que han sido incapaces de conducir la tienda, entre otras cosas, por su falta de experiencia.
Un ex miembro de la directiva afirma que el episodio donde Ernesto Silva fue a visitar a Cristian Labbé, quien está acusado de formar parte de la DINA al inicio de la dictadura, fue una demostración de la poca claridad política de los actuales dirigentes. “Al principio querían sacar la alusión a la dictadura de la declaración de principios, y después aparecen respaldando a Labbé”, comenta.
Las mismas fuentes aseguran que al interior de la tienda hay una sensación de que el partido está sin rumbo y que, aunque la directiva se ha esmerado en incentivar la participación de las bases –a través de informativos y boletines con columnas de opinión–, “no hay confianza” en lo que se está haciendo.
El jefe de bancada de los diputados, Felipe Ward, considera cobardes las críticas, y afirma que no existen en la institucionalidad UDI: “He participado en todas las instancias formales del partido este año y nunca he escuchado críticas a la mesa por la conducción del caso Penta o por otro tema. Quien critica por la espalda es un cobarde, y se está aprovechando de un momento difícil para la UDI. La actual directiva no tiene margen de acción, más que defender a las personas involucradas, hasta que no se demuestre su culpabilidad”.
Sobre los vínculos de Ernesto Silva, Ward solo comenta que son un activo y no un lastre para el dirigente: “El historial personal y familiar de Ernesto Silva es una fortaleza para cualquier persona que dirija un partido, solo una persona que no entienda eso puede verlo como una debilidad”.
Y aunque las críticas han sido, en su mayoría, bajo cuerdas, hay algunos dirigentes que las han hecho públicas. Ayer, en La Segunda, el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, manifestó que “ninguna directiva había vivido un momento tan difícil como este, con minoría parlamentaria, con el caso Penta y un gobierno tan agresivo. Pero a la mesa le falta tomar decisiones e implementarlas (…) mucho discurso, pero ningún relato, o por ejemplo, ¿cuál será nuestra relación con el dinero?”, se cuestionó el alcalde.
Otros han sido más directos. Cuando el caso Penta recién estallaba, el diputado David Sandoval comentó a El Mostrador: “El que el presidente esté relacionado familiarmente y en los negocios con el grupo Penta dificulta todo. A nadie se le cuestiona que tenga relaciones familiares o participación en empresas, pero el tema está en cómo logramos separar los negocios de la actividad política, eso no lo hemos logrado, y de eso se trata”.
Desde la Universidad Diego Portales (UDP), Fernando García, director del Magíster Política y Gobierno, es crítico de la estrategia aplicada por el timonel del gremialismo ante el Pentagate. El académico dice que Silva ha demostrado una mala gestión política, la que no le está dando resultados, ya que no se ha hecho cargo del fondo del tema. “Es una muestra de una mala gestión política. Ha tratado de reencuadrar el ilícito desviándolo hacia un punto secundario (las filtraciones) y no está resultando. Silva no busca solucionar el financiamiento a la política, que es el fondo del cuestionamiento. Es ahí donde la UDI debe mostrar transparencia. El tema de las filtraciones viene a apalancar esa transparencia”.
Un análisis similar comparte el académico de la Universidad Central, Marco Moreno. “Han recurrido a diversas estrategias para evitar que el problema del financiamiento privado extrainstitucional de la política forme parte de la agenda. Primero, negó la existencia del problema; después, que éste no era un tema apropiado para la acción del gobierno. Luego instaló la tesis del temor acerca de las consecuencias para todos los actores (caso Undurraga)”, dice Moreno.
La UDI actuó, según el académico, de acuerdo a lo que establece el ‘manual’ para estos casos: “Negar el hecho o circunscribirlo a casos aislados, de manera de minimizar el efecto. Para esto han recurrido a la estrategia de tender ‘cortinas de humo’ y al enorme poder de los medios de comunicación afines para invisibilizar el tema”.
De hecho, Ernesto Silva repitió como mantra el tema de las filtraciones una vez que se conoció la arista política del caso, evitando hacerse cargo del fondo y sin dar explicaciones por su relación familiar con el “Choclo” Délano.
García difiere sobre lo acertado de la primera acción comunicacional, “ya que el abecé para estos casos es”, dice el académico, “transparentar las cosas y mostrar una acción proactiva. Después de eso puedes tratar de enfocar el tema hacia otros puntos, pero lo primero es cómo enmiendas el error”.
Para una fuente que trabaja en el rubro del análisis político, pero que pide reserva de su identidad, las cartas que ha desplegado Silva hasta ahora no son del todo negativas. “Es extremadamente difícil para cualquier partido estar en una situación de este tipo, sometido a una serie de filtraciones y sin saber exactamente qué otras cosas hay en el fondo. En ese contexto no han perdido la calma”, dice.
“Hay una diferencia entre un caso que ‘explota’ y uno que se está investigando”, agrega esta fuente, “ya que en el primero las pruebas están sobre la mesa. En ese caso el manual sí dice que hay que salir a hablar y ponerse colorado una vez. Pero cuando son una serie de filtraciones es muy difícil salir a hacerse cargo. Aún está todo muy pantanoso en este caso. Dentro de este contexto el manejo de Silva ha sido correcto”.
La fibra nerviosa del caso es, para Fernando García, que Ernesto Silva está involucrado directamente en el Pentagate, lo que pone al proyecto colectivo en jaque.
“Debió someterse al proyecto colectivo por sobre los intereses personales. Lo más lógico es que se ponga el cargo a disposición. De lo contrario, pones al proyecto colectivo en jaque. Si alguien quiere salvar el proyecto de la UDI a mediano plazo, debe dejar que ingrese gente que no esté involucrada en el caso. La CEP muestra que están golpeados. Esto va para largo, le va a pegar a Silva y va a ser difícil que salga bien parado. En términos de imagen pública la UDI está quedando cada vez más arrinconada”, finaliza García.