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Brokers en Chile se hacen millonarios con negocio prohibido en Wall Street

Brokers en Chile se hacen millonarios con negocio prohibido en Wall Street

Un reportaje de Bloomberg destapa un nuevo vacío regulatorio del mercado financiero local justo en momentos en que el gobierno comienza a tomar cartas en el asunto con una batería de iniciativas


La empresa funciona siguiendo los ritmos conocidos de Wall Street: novedades, llamadas no solicitadas, discursos de venta.

Es mediodía en las oficinas de ForexChile en Santiago, y docenas de vendedores trabajan con los teléfonos, promocionando inversiones relacionadas con todo, desde acciones de Facebook hasta futuros en el cobre. Proponen perspectivas tentadoras a quienes están al otro extremo de la línea: retornos potenciales de 20 por ciento, 30 por ciento, hasta 40 por ciento.

Conocido, sí –y también ilegal si esto fuera en los Estados Unidos. Porque lo que están vendiendo estas personas no son acciones, ni bonos, ni futuros, ni fondos. Están ofreciendo contratos por diferencia, instrumentos financieros derivados que están vedados para inversores minoristas en los Estados Unidos y muy regulados en otras partes.

Esta escena se desarrolla diariamente dentro de uno de los domicilios comerciales más modernos en Chile, donde los contratos son perfectamente legales y su comercio ha hecho explosión. BEFX, otra firma de bolsa que los vende, estima que cada mes se realizan operaciones apalancadas por unos US$14.000 millones. Esto representa unas seis veces el volumen de negocios en las acciones del país.

Cómo se convirtieron los contratos por diferencia (CDF) en un juego de inversión exitoso en Chile es una historia de marketing hábil y de supervisión inexistente. Estos contratos están permitidos en dos docenas de otros países y son particularmente populares en el Reino Unido, donde se estima que el valor de las operaciones anuales supera US$900.000 millones. Allí, como en Chile, estas inversiones tienden a atraer a especuladores pequeños aficionados. Como ocurre con las inversiones para enriquecerse en todas partes, la mayoría de los inversores pierde dinero la mayoría de las veces.

Regulación del sistema

No obstante, en la mayoría de los lugares, los reguladores controlan el mercado de alguna manera. En Chile, no lo hace nadie. Virtualmente cualquiera puede vender o comprar CFD, independientemente de su experiencia o sus medios financieros.

El regulador de títulos y valores de Chile, la Superintendencia de Valores y Seguros, dijo por correo electrónico que desde el momento que los contratos no son títulos quedan fuera de la supervisión del organismo.

“Hay un vacío legal”, dice Eduardo Sandoval, profesor de finanzas en la Universidad de Concepción. Hace falta alguna regulación, dice.

Un contrato por diferencia expone a los compradores a los posibles riesgos y recompensas de mantener una inversión sin que sea suya realmente. El vendedor acepta pagar al comprador la diferencia entre el valor corriente de un activo y su valor cuando el comprador cierra el contrato. Si la diferencia es negativa, el comprador le paga al vendedor.

Los CFD emplean en su mayoría una de las fuerzas más poderosas en la inversión: el apalancamiento. En Chile, el apalancamiento llega a veces hasta 100 a 1, lo cual significa que un inversor puede llegar a poner US$1.000 para comprar contratos por valor de US$100.000. En esa situación, un movimiento de 1 por ciento a favor del inversor duplica la inversión. Un movimiento similar en sentido contrario la anula.

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