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Carlos Peña dice que a Piñera por su historial como un «pícaro oportunista» no lo impacta en imagen el estar involucrado en casos Penta y SQM “Él parece estar vacunado contra el desprestigio”, afirma el rector de la UDP

Carlos Peña dice que a Piñera por su historial como un «pícaro oportunista» no lo impacta en imagen el estar involucrado en casos Penta y SQM

«Un pícaro oportunista, alguien que sabe aprovechar la constelación de las circunstancias, tomar ventaja de las debilidades ocasionales de sus competidores, saltarse las reglas cuando nadie vigila, y hacer gala de todo eso, no caerá nunca, puesto que en el radar de la opinión pública ningún acto suyo resultará sorprendente”, plantea.


El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, se lanza a analizar la invulnerabilidad que presente el ex Presidente Sebastián Piñera a hechos que podrían perjudicar su imagen, señalando que “él parece estar vacunado contra el desprestigio”.

En su habitual columna en El Mercurio, el académico menciona que hay personas que nada les hace mella, ya que que son “incombustibles” como resultado de la virtud que en forma cotidiana exhiben, mientras que otros son invulnerables porque han ejercido “casi toda la gama de virtudes y han rozado casi todos los defectos de lo humano. Nada los daña porque nada en ellos resulta sorprendente. Esto último parece ser el caso del ex Presidente Sebastián Piñera”.

El analista político ahondó sobre un aspecto que a comienzos de junio ya había analizado un artículo de El Mostrador,  donde quedaba en evidencia que su mala fama finalmente se convirtió en su mejor activo para enfrentar los escándalos de corrupción.

Señala que “la tradicional relación entre el arte de hacer dinero y el arte de la política que su trayectoria muestra (confirmada esta semana por la vinculación entre Bancard y el caso Soquimich) no parece dar motivo a escándalo alguno”.

“Mientras basta cualquier tímida vinculación entre un involucrado en el caso Soquimich o Penta y algún político para que el escándalo estalle, su prestigio resulte dañado, su confiabilidad desmedrada y su palabra dudosa (son, por ejemplo, los casos de la Presidenta Bachelet, el candidato Marco Enríquez-Ominami y el candidato Andrés Velasco), nada de eso ocurre con el ex Presidente Piñera”, precisa.

Agrega que en el caso del ex mandatario, a diferencia de lo que ocurre con otros personajes de la política nacional y que resulta ser escandaloso, “de una extraña manera él parece estar vacunado contra el desprestigio”.

Y explica que “uno de sus subsecretarios (Wagner) recibía sumas periódicas de una de las empresas Penta reguladas por el gobierno que él dirigía; otro de sus empleados (Jaime de Aguirre) recibió dinero de donaciones electorales por pago por su buena gestión televisiva en Chilevisión (controlada entonces por Piñera); y ahora su administrador electoral y al mismo tiempo gerente de finanzas de Bancard, controladora de Bancorp (Santiago Valdés), será formalizado por la fiscalía como consecuencia de operaciones fraudulentas. Al lado de todos esos casos con los que el ex Presidente Piñera se ha visto vinculado, los de la Presidenta Bachelet, ME-O o Velasco parecen un detalle minúsculo: apenas una leve brizna al lado de un espeso pastizal”.

Peña se pregunta por qué escándalos y críticas que generan casos más leves no se repiten en otros más graves en los que Piñera se ha visto involucrado, mencionando que “la paranoia -que en Chile parece plaga- ayudaría a insinuar que él está protegido por complicadas redes, por dos o tres medios de comunicación -el famoso duopolio- que protegería sus mismos intereses”.

Sin embargo, señala que “ninguna conspiración lo protege. El ex Presidente Piñera está protegido por sí mismo. Cada ser humano es juzgado por las expectativas que su conducta y su discurso sembraron en los demás. Así, cada ser humano es, a fin de cuentas, víctimas o héroe de sí mismo. Todo depende del comportamiento que los demás esperan de él y que él mismo alentó”.

“Un santón riguroso, que pide de todos un comportamiento escrupuloso en todos los aspectos de la vida, fidelidad en sus relaciones afectivas, ascetismo en el consumo, manejo contable y público del dinero, cuidado de las reglas del tránsito y sinceridad en el póker, caerá al menor tropiezo”, afirma.

El rector de la UDP afirma que “un pícaro oportunista, alguien que sabe aprovechar la constelación de las circunstancias, tomar ventaja de las debilidades ocasionales de sus competidores, saltarse las reglas cuando nadie vigila, y hacer gala de todo eso, no caerá nunca, puesto que en el radar de la opinión pública ningún acto suyo resultará sorprendente”.

Peña sostiene en su análisis que se produce en el caso de Piñera una paradoja habitual en política como es el hecho que frente a un mismo hecho, el que posee peor comportamiento previo es quien tiene menor riesgo de salir dañado.

“Eso es exactamente lo que explica que el Presidente Piñera, a pesar de su comportamiento que parece esmerarse en tropiezos y en picardías de variada índole -¿será necesario recordarlos?-, no se ha visto, en el tiempo reciente, involucrado en escándalo alguno, a pesar de que las vinculaciones entre los actos que la fiscalía reprocha (v.gr. los de Valdés) y los suyos son harto más cercanas que las que se han reprochado a ME-O o a Velasco”, concluye el académico.

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