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Empresario gringo reflexiona: «La elite y los más pobres deberían dejar Chile»

Empresario gringo reflexiona: «La elite y los más pobres deberían dejar Chile»

“Se darán cuenta rápidamente de que tener la piel clara y el cabello rubio no es motivo de aspiración en todos los países del mundo”, dice Nathan Lusting en su blog.


«Tanto los chilenos de buena condición económica como los de clases más humildes deberían dejar Chile, pero por razones diferentes», sostiene Nathan Lusting, empresario estadounidense que vivió por cinco años en nuestro país.

A través de una columna de opinión publicada en su sitio, el norteamericano asegura que la situación «para los chilenos que no son parte de la élite mejorará de forma instantánea al salir del sistema clasista de su país».

«Tendrán más oportunidades y probablemente serán evaluados por sus aptitudes o por cuán inteligentes son, en vez de por su tono de piel, por qué escuela o colegio asistieron o cuál es su apellido», agrega.

“Los chilenos que no son parte de la élite se darán cuenta rápidamente de que tener la piel clara y el cabello rubio no es motivo de aspiración en todos los países del mundo”, señala Lusting.

“Más aún -recalca el estadounidense- encontrarán a mucha gente que prefiere a las personas de rasgos más oscuros, y que les son más atractivos que el estándar tradicional noreuropeo. Cuando converso con amigos chilenos que no son parte de la élite y vivieron en el extranjero, me cuentan que los chilenos inteligentes, educados y motivados se dan cuenta de que sus proyecciones platónicas y románticas de la vida sí se ven impulsadas, e imagino que también su autoestima”.

De igual modo, dice, “sus posibilidades de triunfar aumentan desde el mismo momento en que bajan del avión, tienen la posibilidad de comprobar de que si trabajan duro, las chances de mejorar su vida son reales. Tras permanecer en el extranjero, muchos chilenos que no son parte de la élite no regresan a su país por un buen tiempo, salvo que se vean forzados a hacerlo. Y para muchos que lo hacen, regresan con una perspectiva diferente sobre sus posibilidades”.

“Para los chilenos de clase alta, en tanto, deberían dejar Chile para terminar con muchas de las actitudes con las cuales fueron criados. Muchos -si no la mayoría- de los chilenos de clase alta son abiertamente clasistas, casi todos de forma inintencionada. Muchos, si no la mayoría, no lo hacen de forma maliciosa, sino como un proceso inconsciente”, advierte.

Para Nathan Lusting, “los chilenos de clase alta por lo general no interactúan con chilenos de menor clase económica, salvo que les provean algún tipo de servicio, por lo que conocer a personas que provienen de situaciones diferentes, que piensan diferente y no han vivido en una burbuja, les permite alcanzar una capacidad de empatía y entendimiento por los demás que les sería imposible obtener si se quedan en Chile”.

“Descubren que (¡horror!), personas caucásicas hacen labores manuales en algunos países desarrollados. Que mucha gente encuentra más atractiva a las personas de piel oscura que a las de tez clara. Que las historias de cómo alguien de esfuerzo hizo su camino desde la pobreza a la riqueza son altamente valoradas en otras partes del mundo y no ignoradas, como sucede en Chile. Se les da la oportunidad de reconocer que quizá Chile no sea el mejor país del mundo en todo… y está bien que sea así”, declara.

“Tanto los chilenos de clase alta como los más humildes deberían salir de Chile para comprobar lo que es vivir en sociedades donde los servicios son excelentes, donde la gente confía en los demás y en general es amable unos con otros en sus encuentros diarios», concluye.

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