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Diario español El País se pregunta: ¿Cómo ha cambiado Bachelet desde que llegó por primera vez al poder?

Diario español El País se pregunta: ¿Cómo ha cambiado Bachelet desde que llegó por primera vez al poder?

Consultó a políticos y sociólogos chilenos.


¿Cuánto ha cambiado la Presidenta socialista Michelle Bachelet en estos 10 años en que la desafección de la ciudadanía con la clase política se ha profundizado hasta llegar a una crisis profunda de las instituciones democráticas?

Esa es la pregunta que se hizo el diario español El País y para responderla le consultó a un grupo de políticos y sociólogos chilenos.

«Si la sensatez fue la principal virtud de Bachelet en su primer Gobierno, la convicción y la perseverancia han sido las del segundo», sostiene Agustín Squella, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.

«Concilió mucho más en el primero y, por tanto, moderó sus metas como gobernante. En el segundo, prácticamente sin ninguna preocupación por lo que las encuestas digan acerca de la aprobación que despierta entre los ciudadanos, ha impulsado, no sin éxito, aunque sí con algún grado de improvisación y no pocas dificultades, un conjunto de reformas importantes en el campo político económico y social, algunas de ellas ya despachadas y otras en tramitación”, agrega.

Por su parte, Luis Larraín, director ejecutivo del think tank Libertad y Desarrollo (LyD), piensa que «Bachelet ha tenido un comportamiento distinto a su primer Gobierno. Pero no necesariamente corresponde a un cambio en sus convicciones, que son profundamente de izquierda, sino a que ha gobernado en circunstancias distintas».

«Bachelet fue la carta de salvación para los que habían perdido las elecciones de 2010, por lo que llegó a su segundo Gobierno con mayor poder», acota.

«Su relación frente a los partidos políticos, por ejemplo, comenzó a ser completamente distinta. Y en la primera parte [entre 2014 y 2015] prácticamente los ignoró», indicó Larraín.

En tanto, el abogado y columnista Jorge Navarrete advierte que “la primera Bachelet fue más cauta, moderada, rodeada de muchos asesores y ministros poderosos”.

«Pero la segunda dio paso a una mujer más segura, con la capacidad de imponer sus ideas más profundas, desoyendo la crítica y los consejos de quienes otrora ella siempre escuchaba», asegura.

«Parece tomar decisiones junto a un círculo bastante pequeño que, aparentemente, no es capaz de medir las consecuencias políticas negativas que este método provoca en su propio bloque», reflexiona Navarrete.

En cambio, el sociólogo Eugenio Tironi dice que para entender los cambios de Bachelet resulta clave analizar el período en que se desempeñó como directora ejecutiva de ONU Mujeres en Nueva York: «Sus funcionarios actúan basados en principios morales y con un pensamiento bastante más progresista que el que se puede tener desde un Gobierno como el chileno».

«Desde ese lugar, Bachelet fue haciendo un juicio bastante crítico de su propia gestión anterior. Concluyó que no había logrado hacer lo que a ella le surgía desde las entrañas y encontró a los culpables: las restricciones puestas por la tecnocracia, el establishment de su coalición política, el pragmatismo y, en cierto modo, también por los hombres. Por eso se animó a regresar a una segunda administración: para cobrarse revancha», señala Tironi.

“El verdadero punto de referencia de Bachelet, a los que psicológicamente le debe estar rindiendo cuentas, es a esa comunidad internacional, liberal y cosmopolita, que dejó en Nueva York. Desde ese punto de vista, su balance no creo que sea malo, todo lo contrario. Finalmente, Bachelet ha impulsado una cantidad enorme de reformas que han cambiado el equilibrio de poder en Chile. Y lo ha hecho respondiendo a los cánones de lo políticamente correcto de su grupo de referencia: los organismos internacionales», añade el sociólogo.

«Bachelet regresó a Chile con una posición muy mesiánica (…) ahora está obligada a caminar rápido, a ser un poquito más osca, severa, dejar la empatía de lado y empujar y exigir metas», concluye.

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