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Colodro dice que la Presidenta está recluida y por eso la crisis de gobernabilidad más profunda desde el retorno de la democracia Advierte que La Moneda no tiene «control predictivo» sobre su coalición

Colodro dice que la Presidenta está recluida y por eso la crisis de gobernabilidad más profunda desde el retorno de la democracia

El filósofo y analista político apunta a que la lealtad y la confianza «dejaron de existir en el oficialismo», de modo que el proyecto de la Nueva Mayoría cae en picada, «como una espiral de descomposición sin precedentes», generando un divorcio inexorable entre el gobierno y la coalición. A esta última, la define como «cadáver humeante».


Esta semana -según el columnista- fue el punto crítico de la Nueva Mayoría, en el contexto de una «espiral de deterioro al parecer ya sin retorno, y de la que el gobierno es sin duda víctima y factor constituyente».

Dejando a un lado la humillación electoral y lo que el filósofo define como «ausencia de control predictivo sobre su propia coalición», una de las causas que agudizan la crisis de gobernabilidad es el aislamiento de la Presidenta. «Ella optó,  una vez más, por refugiarse en el último rincón de la estratosfera», escribe.

Todo esto mientras el proyecto de reajuste para el sector público se quedó sin respaldo suficiente por parte de la coalición oficialista, lo cual, según Colodro, «abrió una escalada de recriminaciones cruzadas, donde el PC terminó siendo un chivo expiatorio. Los ministros del comité político de nuevo confirmaron su absoluta ingravidez (…) y los presidentes de partidos volvieron a ilustrar que son generales sin tropa».

En síntesis, «la confianza y la lealtad dejaron de existir en el oficialismo; el compromiso con el proyecto común está muerto y enterrado, mientras la Mandataria transita a vista y paciencia de todos por la dimensión desconocida», sentencia, agregando que resulta paradójico que «el único activo político que le queda al gobierno es la ‘responsabilidad fiscal’ defendida por el ministro Valdés, que sigue intentando no perder el control de su agenda, amparado en el enorme riesgo que supondría su renuncia en caso de sentirse desautorizado», publica La Tercera.

«En efecto, es una increíble ironía para una coalición que justificó su existencia en un programa de reformas estructurales, tener hoy como último umbral político la sensata intransigencia del jefe de las finanzas públicas», explica.

Por último, argumenta que el divorcio entre el gobierno y la Nueva Mayoría -y entre los propios partidos- «escala hasta el punto de lo irreparable», de modo que el proyecto político encabezado por Bachelet es hoy, a duras penas, «un cadáver humeante».

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