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Camilo Feres: “Guillier crece porque no es Lagos y está donde está gracias a ese contraste” Analista político compara los discursos del senador por Antofagasta y el ex Presidente

Camilo Feres: “Guillier crece porque no es Lagos y está donde está gracias a ese contraste”

Según el sociólogo de la Universidad de Chile, el discurso del ex Mandatario tuvo mayor densidad programática, con un diagnóstico ilustrado, razonado y propositivo, “pero lo hizo para corregir la equivocada sensación de malestar de la ciudadanía”, apunta. Guillier, por otro lado, al declararse solidario con dicho sentimiento de malestar –aunque sin entregar propuestas concretas– logra su objetivo: “crecer más por lo no que no es, que por lo que es”.


Camilo Feres, analista político y sociólogo, reconoce que el discurso de Lagos tuvo densidad programática, aunque critica que sus cincuenta minutos de oratoria hayan tenido como objetivo “corregir la equivocada sensación de malestar de la ciudadanía”.

Por otra parte, se cuestiona y analiza por qué el ex Presidente persiste en una candidatura que no ha encontrado acogida ni en la ciudadanía ni en las encuestas. “Lo que impulsa a Lagos es el lugar en la historia de la transición, y de la Concertación; eso lo impulsa a volver a disputar la escena política; eso es lo que hace que él y Burgos y Enrique Correa sientan la necesidad de venir a reivindicar y nadie mejor que Lagos para hacerlo, porque él sintetiza todo lo que es la transición, esa transición que está muerta y que su generación representa”.

-¿En qué estado llegó Lagos a su proclamación?

-A ver, en primer lugar, el simbolismo de la proclamación del PPD es muy importante, especialmente puesto en el contexto de un Presidente con la impronta que tiene Lagos, con la relevancia que tuvo durante toda la transición. Pero hoy, por las especiales circunstancias que vivimos, porque la transición perdió toda su vigencia como contexto político en Chile, hoy termina este gran Presidente, esta animita, este tótem caminante de la transición; termina proclamado por su partido instrumental, aquel que fundó para generar instrumentalmente un conglomerado que pudiese vencer a la dictadura y administrar la transición. Este Presidente es una figura que siempre se pensó que iba a tener un apoyo transversal al menos en los tres partidos eje de la transición. Hoy, resulta que está recluido en su base más elemental y básica, que es el partido que él fundo, al cual él nunca le dio trato desde que perdió el control; no nos olvidemos que, en definitiva, el mundo, el laguismo, fue siempre una facción importante del PPD, pero Lagos lo dejó completamente de lado: nunca lo reconoció como su propio partido, mucho menos desde que quedó fundamentalmente controlado por Girardi.

-¿Cómo califica el discurso de Lagos en comparación con el de Guillier?

– Es cierto que es un discurso de mayor densidad programática el de Lagos. Y mantiene las condiciones de orador que siempre ha tenido. Pero mi impresión es que el debate entre ambas candidaturas está más en la posición que cada uno establece con el Chile actual. Lagos desplegó un diagnóstico ilustrado, razonado y propositivo, pero lo hizo para corregir la equivocada sensación de malestar de la ciudadanía… Su tema sigue siendo que entiende que la gente está equivocada. En ese sentido, lo de Guillier es más popular, de hecho se declaró solidario con el sentimiento de malestar…

Ambas propuestas difieren en eso. Y el despliegue de ambos se define mucho en ello. Con todo, apuntaría a un elemento de ambiente: la de Guillier fue una puesta en escena bulliciosa, alegórica, donde los animadores, la música y las banderas pusieron el ambiente… Lo de Lagos fue más como su candidatura: tuvo que ganarse a la audiencia que partió formal y prudente. Que al principio no sabía cuándo aplaudirlo y que solo al final lo aplaudió con ganas y convicción

-Considerando los guiños de Girardi hacia Guillier, ¿cuál sería su rol en esta estructura?

Ahí tendremos que ver quién piensa en el partido y quién no; le gustaría al laguismo decir lo contrario, pero el laguismo abandonó el PPD, si hablas con Felipe Harboe, él básicamente se siente más cómodo en la sobremesa de un grupo empresarial antes que en la trastienda política del PPD; lo mismo pasa con sus grandes figuras, qué quiero decir: hoy, lo que hace Girardi es lo que razonablemente haría alguien que administra un partido tan especial como el PPD, es decir, reconocer que dentro del partido existe un genuino respeto y adhesión hacia Lagos –y por lo tanto no tensionar esa situación al punto de quebrar el partido– pero al mismo tiempo generar las condiciones de viabilidad para que dicho partido subsista.

-¿Girardi está pensando en el día después…?

-Está actuando como alguien que tiene legítimas dudas de la viabilidad de mediano plazo de la candidatura de Lagos, y por lo tanto él, teniendo las puertas para haberse cruzado ante esta nominación, y haberla hecho mucho más difícil, más bien accede, no la torpedea, pero al mismo tiempo genera condiciones de viabilidad para un partido que tiene varios desafíos por delante. Sin ir más lejos, tiene que refichar militantes, tiene que generar una lista parlamentaria, generar acuerdos, o sea, al día siguiente, Lagos pierde y se va para la casa, bien o mal, pero Girardi se queda administrando el partido. Así que sí, está pensando en el día después. Yo, puesto en sus zapatos, lo entiendo: el candidato no lo satisface desde el punto de vista de sus contenidos, sumado a su viabilidad muy lesionada.

-Otro punto interesante es que Lagos tampoco tiene mucha sintonía con el PS; siempre le ha sido algo lejano. ¿Cómo se ve el escenario para el comité central del 21 de enero?

-Lagos ordenó cupularmente al PS; sin ir más lejos, hizo que su presidenta, que tenía mucha adhesión dentro del partido, se bajara, es decir, se puso de acuerdo con Camilo Escalona, que lidera una facción relevante dentro del PS. Cupularmente, tiene pleno o suficiente dominio sobre el partido; el problema fue que Insulza y Atria le trancaron la puerta y lo que están haciendo es subirle el costo a esa decisión cupular. Y, puesto en las bases, la gente que conoce el socialismo chileno te indica qu en las bases Ricardo Lagos no tiene gran adhesión y por lo tanto él, sometido a una votación dentro del PS, no tiene cómo ganar la nominación. Pero cupularmente, todavía puede hacerlo.

-¿Cuáles son las claves del momento político que se vive en enero?

-Creo que estamos viviendo la última parte de un lento pero sostenido cambio de ciclo, donde todos los elementos que configuraron la transición han ido quedando atrás: son parte de un cierto recuerdo de cómo se hacían las cosas, pero en términos estrictos ahora no están. Piensa en la elección: no tiene a la Concertación, el heredero político de la transición; tiene a la Nueva Mayoría o lo que queda de ella; tiene voto voluntario; no tiene binominal; desde los enclaves autoritarios, hasta la fisonomía política, ha cambiado completamente y, sin embargo, hay ciertos atavismos de una generación política excepcionalmente longeva, que llevan la primera línea de la política y que, debajo de ella, no han dejado crecer nada. La generación política que le sigue es recién la de Giorgio Jackson: hay tres generaciones que nunca lograron asomar. Entonces, ese periodo está muriendo, tanto de muerte natural, porque se están muriendo las figuras, como de muerte institucional, porque las instituciones que le daban sustento a la transición han perdido validez y prestancia.

-¿Cómo llama a este nuevo ciclo?

-En primer lugar, es algo completamente nuevo, quizás podemos decir, al menos, que estamos en la post transición, y ese ciclo post transicional se nota mucho en Lagos: él lo encarna muy bien, es un Presidente que, puesto en la lógica de la transición, debería estar hoy ya proclamado, ya ungido; Lagos simboliza la pérdida de vigencia de ese ciclo político.

-¿Carolina Goic es parte de ese ciclo político añejo o representa una renovación en la política?

-A mí nada me hace suponer que Carolina Goic, más allá de que es una figura nueva desde el punto de vista que no lleva demasiado tiempo, encarna algo muy diferente tanto para el país como para la DC. Ella es parte de un acuerdo dentro de ese partido, de los sectores controladores, y por lo tanto yo creo que ella está por verse: no nos compremos de nuevo lo mismo que pasó con Lagos, cuando los medios insistieron que era una figura que, cuando irrumpiera, iba a llevarse todos los votos para la casa; y eso no paso. Me da la impresión que en la orfandad de liderazgos que nos encontramos hoy, se genera una expectativa algo desmedida; no significa que ella no la pueda llenar, pero soy más escéptico. Me gustaría verlo. Me gustaría verla rindiendo como figura de alcance nacional, y eso hasta ahora no se ha manifestado, pero tiene un partido, y un liderazgo consolidado, y si se queda dentro de la Concertación tiene una alianza, que son tres de los elementos que se requieren para un proyecto político, pero insisto, le falta cuerpo, todavía no es una figura, no ha irrumpido en la escena.

-Con respecto a Guillier, si bien tocó los temas esenciales de la contingencia política en su discurso de proclamación, ¿te parece que tocó, asimismo, dichos temas con profundidad y análisis?

-El discurso de Guillier me parece lo más razonable del mundo, en el sentido de que es un candidato que crece más por lo que no es que por lo que es. Es razonable que alguien que está en esa posición no esté quemando ideas programáticas que nadie lo está obligando a quemar: él está ahí porque está Lagos como contraste, por eso crece; si tuviésemos que caricaturizar, te diría que Guillier crece porque no es Lagos, él crece en oposición a Lagos. Además, las exigencias con él son bajas: no sería razonable que alguien que está en esta condición innovara demasiado; es razonable que los otros se lo pidan porque entienden que hay una debilidad (es lo mismo que trató de hacer Hilllary con Trump; es lo mismo que trató de hacer Alvear con Bachelet, que es esta idea de sostener que el contrincante es solo popularidad y que una vez que se la ponga en situación de debate, va a mostrar esas debilidades y caerá, pero resulta que la popularidad ha resultado ser lo suficientemente efectiva como para operarse de esos otros elementos).

-Entrando más en la psicología de Lagos, ¿por qué, a pesar de los números y de la falta de sintonía con la ciudadanía, persiste en su candidatura?

-Precisamente por esa transición que está muerta y esa generación que la representa. Lo que impulsa a Lagos es el lugar en la historia de la transición, y de la Concertación; eso lo impulsa a volver a disputar la escena política; eso es lo que hace que él y Burgos y Enrique Correa sientan la necesidad de venir a reivindicar y nadie mejor que Lagos para hacerlo, porque él sintetiza todo lo que es la transición: el acuerdo entre el polo laico y el polo cristiano; el acuerdo entre el socialismo y la democracia cristiana; el acuerdo entre el mundo civil y el mundo militar; el acuerdo entre empresarios y políticos; es la síntesis de la oferta política de la transición.

-Pero Lagos también ha jugado a ser el anti Lagos.

-En ese mundo, al parecer, hay un conjunto de asesores que no han entendido de sus propios errores: ya llevaron a Eduardo Frei, el Presidente más privatizador de la democracia, a armar una campaña que se llamaba más Estado y giremos a la izquierda, así que no me parece extraño que consideren que eso hay que hacer con Lagos. Y eso es no asumir que los personajes en los tiempos que corren sintetizan valores que están dentro de su propia biografía; ir a contra pelo es hacerse trampa en el solitario.

-¿La opción de Lagos es solo institucional?

-Él se ha sentado con el PC, con los partidos, porque sabe que su opción es esa: si la suma de partidos que están con él son más, él tiene la opción de ganar la primaria aunque no sea el candidato más popular.

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