Publicidad
Peña barre con el «Yo acuso» de Piñera y dice que la causa de sus tropiezos es «desear, porfiadamente, seguir siendo político y a la vez empresario» Insta a que el ex Presidente celebre «un fideicomiso ciego que ponga su fortuna en manos de alguna entidad internacional»

Peña barre con el «Yo acuso» de Piñera y dice que la causa de sus tropiezos es «desear, porfiadamente, seguir siendo político y a la vez empresario»

El recto de la UDP argumenta que, a diferencia de lo que ocurre en el caso Penta o SQM, donde quien tiene el dinero está en un lugar y quien lo recibe en otro, «en Piñera ambas condiciones se reúnen en el mismo sujeto: una misma voluntad decide, o está en condiciones de decidir, el destino de sus negocios, y esa misma voluntad decide, o está en condiciones de decidir, los asuntos que atingen al interés común».


Tras la publicación de «Yo Acuso», en la que el ex Presidente Sebastián Piñera, emulando a Émile Zola, se defendió de las acusaciones de conflictos de intereses, argumentando que no hay delito alguno y que la querella es «parte de una campaña sucia», el columnista Carlos Peña calificó de incorrecta dicha defensa.

«Porque el problema que él padece, y del que los casos Exalmar y Minera Dominga no son sino un ejemplo, es la promiscuidad que él encarna, y que se muestra renuente a sacudir de sí, entre el dinero y la política», explicó en El Mercurio.

El rector de la UDP argumenta que, a diferencia de lo que ocurre en el caso Penta o SQM, donde quien tiene el dinero está en un lugar y quien lo recibe en otro, «en Piñera ambas condiciones se reúnen en el mismo sujeto: una misma voluntad decide, o está en condiciones de decidir, el destino de sus negocios, y esa misma voluntad decide, o está en condiciones de decidir, los asuntos que atingen al interés común».

Agrega que «se configuran así, con la perfección de un ejemplo de manual, las condiciones que hacen a un conflicto de intereses: un mismo sujeto en condiciones de favorecer sus propios intereses sacrificando el interés común o de privilegiar el interés común sacrificando sus intereses. No es una específica conducta la que merece el reproche, entonces, sino la condición doble que él, como sujeto, encarna».

Y va más allá: «El caso de Piñera es más pedestre y carece de esa dignidad maquiaveliana, puesto que se reduce simplemente a que, una vez alcanzado el poder, él puede verse objetivamente expuesto a escoger entre su propio interés o el interés público».

Con respecto a la referencia al Yo acuso, de Zola, que no se defendía a sí mismo, sino que a un tercero (Dreyfus), Peña sentencia que «emplear ese famoso título (alguna vez también lo empleó Neruda en el Senado) indica, sin embargo, la disociación a la que se ve obligado el ex Presidente por la condición promiscua que su propia subjetividad posee: una de las dimensiones de su personalidad, la de político, defendiendo a la otra, la del empresario».

«Pero el sujeto que enuncia ese Yo acuso, viéndose a sí mismo a la vez como Zola y como Dreyfus, dos sujetos en uno, es la mejor prueba, el reconocimiento más elocuente de la condición que exhibe Piñera, y que es la causa de casi todos sus tropiezos, anhelar ser y, sobre todo, desear porfiadamente seguir siendo, político y a la vez empresario», añade.

Por último, Peña destaca que, si Piñera decide a celebrar desde ya, sin morigeración ni ambigüedad alguna, un fideicomiso ciego que ponga su fortuna en manos de alguna entidad internacional, lejos de sí mismo y de quienes él domina, «al menos ayudaría a pensar que una de las personalidades que conviven dentro de él se inhibirá en el futuro».

Publicidad

Tendencias