«Con Valdés, Céspedes y Micco se fueron los últimos concertacionistas. Ellos eran los últimos que representaban una cierta resistencia, una tensión interna en el gobierno de la Nueva Mayoría respecto de estas dos almas que han convivido históricamente en esta coalición», sostuvo el analista político.
«La Nueva Mayoría ha hecho todo lo posible para facilitarle el triunfo a Sebastián Piñera, quien prácticamente sin hablar, sin moverse, empieza a posicionarse de manera que pareciera que su triunfo en segunda vuelta es un resultado casi ineludible».
Así reflexiona el analista político Jorge Navarrete respecto de los coletazos que traerán consigo las renuncias de Rodrigo Valdés (PPD), Luis Felipe Céspedes (DC) y Alejandro Micco (DC).
«Lo que está ocurriendo en la carrera presidencial es fruto de lo que ha sido la evaluación ciudadana de este gobierno, porque cualquiera sea nuestra posición política, haya datos sobre la mesa que son tremendamente reveladores, por ejemplo, que este sea el gobierno peor evaluado desde que se recuperó la democracia», asegura en Radio Cooperativa.
En ese sentido, Navarrete advierte que «desde esa perspectiva, empieza a hacerse una conjunción de factores que hacen prácticamente muy difícil que las candidaturas de la Nueva Mayoría puedan remontar y hechos como éste terminan por derribar el segundo gran aura que tuvo esta coalición».
«Muchos de estos conflictos están ocurriendo por un vacío de poder y una falta de mando en el gobierno, pero sí coherente y consistente con lo que ha sido su track», agrega.
De igual modo, apunta a que «con Valdés, Céspedes y Micco se fueron los últimos concertacionistas. Ellos eran los últimos que representaban una cierta resistencia, una tensión interna en el gobierno de la Nueva Mayoría respecto de estas dos almas que han convivido históricamente en esta coalición. Es cierto que Rodríguez y Eyzaguirre son parte de la última época de la Concertación, pero también lo es Mario Fernández. Su gestión está subordinada a una cierta mirada, a una decisión política que en algún sentido terminó por sepultar la vieja idea de la Concertación».
