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¿Por qué no brilla Moreno?

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Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Una de sus virtudes, cuentan en Palacio, es que se encuentra dentro de la lista de ministros a los que el Presidente Piñera aún no les llama la atención. Todos coinciden en que es muy temprano para hacer una evaluación profunda de su gestión, pero, al mismo tiempo, los cuestionamientos por no ser capaz de sacarle brillo a la cartera comienzan a surgir muy desde lo profundo y provenientes de su propio sector. “Ha sido poco arriesgado”, apuntan. El brusco aterrizaje desde el mundo privado a las reglas del ámbito público se arguye entre las razones de su poco deslumbre, además de las encuestas que lo sitúan como poco influyente. El ser independiente y no tener el respaldo de un partido –aseguran–, puede en el largo plazo jugarle una mala pasada. Todo, a pesar de su condición de delfín del propio Mandatario.


El Ministerio de Desarrollo Social ha sido en los últimos años una apuesta que ha arrojado menos retorno de lo esperado a los distintos gobiernos, una cartera que, en voz de los expertos, es más un mito que una realidad, en cuanto a trampolín presidencial o base de posicionamiento se trata. Para muchos, independientemente de que se intente erigir como la bajada del Poder Ejecutivo a la calle, este espacio no dejará de ser el “pariente pobre”, pues las decisiones de corte social se siguen y seguirán tomando en Teatinos 120, sede del Ministerio de Hacienda.

De los últimos ministros, el que más ha destacado fue el actual alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, quien, tras haber perdido la primaria presidencial con el actual Mandatario, y tras su derrota anterior frente a Ricardo Lagos, por fin aterrizaba al interior de Palacio, no sin antes recibir una “broma” del propio Presidente que nada bien cayó, cuando dijo “ministro, finalmente llegó a La Moneda”, situación que fue leída como una burla.

Lavín fue quien lideró el cambio de Mideplan (Ministerio de Planificación) al actual de Desarrollo Social. En aquel entonces, la ley que creó el Ingreso Ético Familiar, sumado esto a un personaje que vendía por sí solo, fue capaz de llevar luces a las oficinas de una cartera que, a pesar de lo inmensas de sus oficinas, le cuesta salir del eclipse que generan sus pares políticos en la administración central.

En el anterior Gobierno de Sebastián Piñera, previo a la llegada de Lavín, estuvo al mando de Mideplan el actual senador de Evópoli por La Araucanía, Felipe Kast, quien alcanzó a estar poco más de un año al mando, esto luego de ser “sacrificado” por La Moneda tras petición de la UDI de relocalizar a Lavín, quien caía estrepitosamente en las encuestas como ministro al mando de Educación. El caso de Kast como candidato presidencial, en voz de analistas, es una excepción, ya que la figura política de Evópoli no sustentaría su perfil de presidenciable en su paso por el ministerio, sino más bien lo atañen al trabajo posterior como delegado presidencial para los campamentos y aldeas de emergencia tras el terremoto y tsunami del 2010.

Después de aquello, solo han devenido sombras. En el caso del Gobierno de la ex Presidenta Michelle Bachelet, el ministerio, que suponía un ancla ideológica de la centroizquierda, pasó inadvertido respecto de las expectativas que su administración pensaba que traería por defecto la cartera a cargo de los beneficios que impactan a las personas de a pie.

Fernanda Villegas (PS), quien alcanzó a estar poco más de un año, salió debido a los sucesivos cuestionamientos a la falta de un sello en su cartera y al escaso manejo político que sustentaba. Después vino Marco Barraza (PC), quien no fue capaz de instalar en el inconsciente de la calle las políticas sociales de la administración. Cercanos a la ex Jefa de Estado sitúan esta complicación en el marco del caso Caval, que –apuntan– terminó por arrastrar todo, hasta los factores más destacados de la personalidad de Michelle Bachelet.

[cita tipo=»destaque»]Su perfil de empresario de grandes ligas a cargo del área social como ministro de Desarrollo Social, supuso no tan solo una sorpresa para muchos en su propio sector, sino que además un cambio de paradigma respecto del perfil de quien se pone la mochila de ser el representante de los beneficios de aquellos que más lo necesitan, en el nombre de la administración presidencial. El aterrizaje de Moreno en la cartera tuvo luces de rock star por su impacto primario, pero la realidad de la cartera, el lento proceso de nuevamente “sacarse el traje del privado y el colocarse la cotona del sector público”, además de “no haber sido capaz de sacarle más brillo por su cuenta al inicio”, como señala un senador oficialista, serían factores a la hora de analizar por qué el hombre que debería tomar la posta, aún no luce.[/cita]

Las pocas luces de Alfredo Moreno

La instalación del actual Gobierno de Sebastián Piñera llegó atada a la figura del ex canciller y ex presidente del Grupo Penta y la CPC, Alfredo Moreno. Su figura, tanto en su papel de independiente como de delfín del propio Mandatario, es la encarnación de esta nueva oportunidad que la derecha de Chile intentará no dejar escapar en cuatro años más. Alfredo Moreno es el as bajo la manga del Presidente, aunque nadie quiera explicitarlo. Hacerlo –señalan desde el oficialismo– sería “quemarlo”.

Su perfil de empresario de grandes ligas a cargo del área social como ministro de Desarrollo Social, supuso no tan solo una sorpresa para muchos en su propio sector, sino que además un cambio de paradigma respecto del perfil de quien se pone la mochila de ser el representante de los beneficios de aquellos que más lo necesitan, en el nombre de la administración presidencial. El aterrizaje de Moreno en la cartera tuvo luces de rock star por su impacto primario, pero la realidad de la cartera, el lento proceso de nuevamente “sacarse el traje del privado y el colocarse la cotona del sector público”, además de “no haber sido capaz de sacarle más brillo por su cuenta al inicio”, como señala un senador oficialista, serían factores a la hora de analizar por qué el hombre que debería tomar la posta, aún no luce.

Oportunidades para lucir, para instalar su opinión y lograr grados de influencia es lo que menos le falta a Moreno. La Moneda lo puso a presidir las dos comisiones que cruzan diariamente el debate público, como son las de infancia (Acuerdo Nacional por la Infancia) y La Araucanía (Plan de Desarrollo y Paz en La Araucanía).

En la encuesta Cadem del 2 de abril, y respecto del grado de conocimiento que la población tiene de cada ministro, el ex canciller aparece en el lugar undécimo con un 47 % de reconocimiento. En cuanto a su aprobación y desaprobación, la primera llega al 66 %, mientras que el rechazo alcanza el 22%. Aun así, Alfredo Moreno aparece en lo más bajo de la tabla acompañado por su par de la Segpres, Gonzalo Blumel, respecto de quién cree la gente que es el ministro con mayor grado de influencia, pregunta realizada con siete nombres en la mesa. En la encuesta de Criteria Research, en tanto, también del mes de abril, en la pregunta ¿Quién te gustaría que fuese el próximo Presidente?, Moreno no aparece entre los mencionados.

El estancamiento mediático en el que se encuentra, lo explica el director del centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales. “No ha brillado porque el ministerio no es protagonista en la toma de decisiones (…), no ha realizado ningún anuncio relevante”, respecto a ser el as bajo la manga para la continuidad de la derecha en el Gobierno. Morales apunta a que “Moreno no tiene experiencia electoral, difícilmente la gente lo va a ver como candidato, no ostenta cargos en partidos políticos y no tiene el esfuerzo partidario por detrás”.

Otro experto en el tema, en este caso el decano de la facultad de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, cree que “la disputa por el protagonismo en relación con lo que debe ser la autoridad social, el ex canciller la está perdiendo porque está excesivamente concentrado en los temas técnicos más que en lo político, especialmente La Araucanía, donde se impone Interior, que recela del manejo del conflicto en la zona (…), la presión del ministerio de Hacienda es también una cortapisa. Moreno se encuentra flanqueado por los ministros políticos y Hacienda para el despliegue de su agenda (…), por ahora sigue confinado a la visión tradicional del ministerio, el del pariente pobre”, consigna.

Visión del Gobierno y el oficialismo

Desde el círculo cercano al Presidente Piñera defienden la gestión de Moreno, primero al destacar que pertenece a la lista de los ministros que aún no han sido llamados por el Mandatario a informar, lista que encabezan los jefes de las carteras de Economía, Salud y Educación –José Ramón Valente, Emilio Santelices y Gerardo Varela, respectivamente–. Desde el seno de La Moneda aseguran que la confianza que existe entre ambos se mantiene intacta, que el Jefe de Estado aún lo escucha y que “el ministro va a ser evaluado en torno a los resultados que Piñera le ha exigido, partiendo por los plazos impuestos respecto de las dos comisiones que encabeza, Acuerdo Nacional por la Infancia y Plan de Desarrollo y Paz en la Araucanía”. 20 de agosto en el caso de La Araucanía y 60 días plazo a partir del 2 de abril para Infancia.

Desde las oficinas del secretario de Estado en cuestión aseguran que es el jefe de cartera que “más cosas ha realizado”, que es de los pocos que tiene la posibilidad de presentar resultados tangibles, que su trabajo en terreno no se compara con el efectuado en otros ministerios. Así es como destacan, de su temprana gestión, la radiografía al Sename, su visita a la Cárcel El Manzano y el diálogo instalado en La Araucanía por orden del Presidente. “Para lucir más, tendría que no respirar”, acotan. Al mismo tiempo acusan que la gestión anterior dejó un enorme desorden, entre otros aspectos, dos grandes partidas de libros que no se repartieron y que ocuparían dos piezas de las oficinas en la casa de Gobierno.

En el oficialismo hay quienes creen que el ministro Moreno pudo haber dado inicio a su período al mando de Desarrollo Social con otra perspectiva. Un senador de Chile Vamos dice que él “hubiese comenzado haciendo un convenio con el mundo privado y me hubiese enfocado de inmediato en las viviendas sociales”, dando a entender que se podía realizar la instalación desde otra perspectiva. También desde la Cámara Alta, y desde su propio sector,  lo defienden señalando que “hay que entender que el ministerio es complejo, la izquierda no tuvo ningún brillo ahí (…). Es inteligente y tiene habilidades blandas, es difícil marcar opinión excepto por los exabruptos que ya conocemos, ahora, eso sí, tiene que sacar algunos resultados, mostrar algo”, precisan.

Moreno hasta el momento cuenta con decenas de actividades en terreno, visitas a regiones y trabajo en la calle. “Quiere dar la imagen del empresario cercano a la gente”, apuntan desde su sector en el Parlamento. De todas formas, la sensación de algunos en Chile Vamos es que ha aparecido poco y que eso tendría que ver con dos factores:  uno, que su cartera sería demasiado amable, esto en comparación con Educación, por lo que, al no estar en constante tensión, genera menor interés; y lo segundo –añaden–, es que estaría jugando la carta de lo políticamente correcto, que ha arriesgado poco y que eso se debería a que “el patrón está recién investigando su fundo”.

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