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Docentes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano desdramatizan la alta abstención en las megaelecciones y ponen el foco en las nuevas formas de participación PAÍS Crédito: Aton

Docentes de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano desdramatizan la alta abstención en las megaelecciones y ponen el foco en las nuevas formas de participación

El tema de la alta abstención, que alcanzó a un 54% del padrón habilitado para votar, está en la retina al analizar lo sucedido en las megaelecciones del 15 y 16 de mayo. Para expertos de la UAHC, como el doctor en Historia, Pedro Rosas, cuando se habla de alta abstención en las urnas se olvida que la participación política también se ejerce a través de otras vías que se creían menos transitadas y que no pasan cerca de los mecanismos tradicionales de la “cocina” electoral. Coincide con él el politólogo Rodrigo Gangas, quien subraya que el resultado de estas elecciones demuestra un escenario reconocible desde hace varios comicios: una asistencia a la baja en las urnas, pero una evidencia de participación concreta e invisible fuera de este circuito institucional.


Los resultados de las megaelecciones del 15 y 16 de mayo marcaron un golpe de timón para el mundo político tradicional, y también reinstaló en la mesa el tema de la alta abstención, que alcanzó a un 54% del padrón habilitado para votar.

Sin embargo, analistas de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC) tienen otra mirada respecto a estas cifras y apuntan a identificar una paradoja en esta “supuesta” baja participación política.

Para el rector de la Academia, Álvaro Ramis, esta baja asistencia a las urnas, en la tradición vista desde hace varios años a la fecha, constata una crisis política como tribus y clanes. “Podemos decir que, aparentemente, ha empezado a morir la lógica del clientelismo político y de las preferencias basadas en la captura de una planta de apoyo”, precisa.

Sin embargo, esto va de la mano de un proceso de fortalecimiento de la sociedad en otros aspectos donde la participación a nivel comunitario ha sido un factor determinante en la distribución de los campos de fuerza de quienes, hasta hoy, han participado históricamente desde la élite, acota.

En esta línea, el doctor en Historia, Pedro Rosas, señala que cuando se habla de alta abstención en las urnas se olvida que la participación política también se ejerce a través de otras vías que se creían menos transitadas y que no pasan cerca de los mecanismos tradicionales de la “cocina” electoral.

“El país se encuentra cruzado por un repertorio de acción colectiva bastante diversificado, que representa a muchos sectores que no concurrieron a estas elecciones, tal como no concurrieron al plebiscito anterior. Jóvenes y ciudadanos/as que, desde las movilizaciones escolares del 2006 en adelante, y no solo la revuelta de octubre, a través de un proceso ascendente y de varios años, se han incorporado a la actividad política por fuera de la institucionalidad, dado que consideran que las formas tradicionales de participación no los representan”, explica.

Añade que “en ningún caso este estado de desconfianza puede atribuirse a una ‘falta de participación política’ en los procesos. El campo de acción política hoy se expresa en procesos de asociatividad, en construcción social y territorial más que en militancias; excede ampliamente los espacios institucionales y a veces la legalidad, incluso. Pensar que esto es una falta de politización es un error”, cree el director de la Escuela de Pedagogía en Educación Media de la Academia.

Coincide con él el politólogo Rodrigo Gangas, quien subraya que el resultado de estas elecciones demuestra un escenario reconocible desde hace varios comicios: una asistencia a la baja en las urnas, pero una evidencia de participación concreta e invisible fuera de este circuito institucional.

«La movilización en cuanto al estudio y debate de una discusión constitucional se ha mostrado constante desde que se presentó como una meta. La ciudadanía se ha mostrado muy pendiente de su redacción y, es muy seguro, que siga movilizada. Muchos dan por sentado una abstención estructural, cuando se analiza la asistencia a las urnas, pero si uno revisa con mayor detalle el resultado del plebiscito, las mayores expectativas estaban generadas por un gran nivel de participación, cuando el sistema de elección de representantes siempre ha ido a la baja. Si miramos la anterior elección de alcaldes y alcaldesas, fue aún más baja que la reciente”, recuerda el director de la Escuela de Ciencia Política, Gobierno y Gestión Pública de la Academia, ante lo que denomina una “tendencia estable”.

La diversidad de la constituyente

Sobre la aparición de los independientes, que resultaron los grandes ganadores de la Convención Constitucional, Rosas explica que “se trata de ciudadanos con una activa participación en la esfera pública en lo cultural o acción no partidista. Son parte de entramados sociales y tejidos societales que les han permitido competir y vencer ante grandes instalaciones mediáticas y proyectos funcionales a movimientos políticos más amplios”.

En tanto, para Tamara Vidaurrázaga, doctora en Estudios Latinoamericanos, “los y las asambleístas representan mejor el Chile de hoy que la Cámara de Diputados y el Senado. Chile está bien representado en la Asamblea y esta representa mejor lo que es la sociedad de Chile hoy, y eso es sumamente importante”.

«Hemos visto cómo cae la fronda aristocrática de la política chilena que nos gobernó desde la dictadura y que ya no representa nada. Hay un tremendo golpe a la política tradicional que se construyó sobre estas premisas de la administración sin conexión con la vida cotidiana y la ciudadanía», concluye el sociólogo Raúl Zarzuri.

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