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Sebastián Sichel, el daño colateral de Piñera PAÍS

Sebastián Sichel, el daño colateral de Piñera

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Si bien nadie podría apurarse en dar números respecto de cuánto afectará al candidato oficialista, tampoco hay quien dude que el daño colateral que produce el nuevo escándalo del Presidente Piñera a la campaña de Sebastián Sichel dejará una marca difícil de borrar, esto a menos de dos meses de las elecciones. Esta fue la razón que motivó la precipitada respuesta del ex-DC, cuando intentó desmarcarse rápidamente de La Moneda, sacando al pizarrón al Mandatario a través de un mensaje en redes sociales. El solo hecho de haber “gubernamentalizado” su campaña, con la llegada de la exsubsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, además de su lazo natural como exministro y candidato de Chile Vamos, fueron factores que instalaron un puente del que difícilmente se puede desentender a conveniencia.


El hecho de que el candidato que hace semanas parecía seguro en el segundo lugar de la carrera presidencial haya comenzado a quedarse en el camino tras los sucesivos errores políticos, obligó al comando de Sebastián Sichel a repensar estratégicamente su campaña, a menos de dos meses de la elección. En este contexto, el temor a que el escándalo que sacude al Presidente golpee la línea de flotación de Sebastián Sichel, motivó una reacción casi inmediata del abanderado de Chile Podemos + para intentar separar aguas de un Gobierno que parece navegar a la deriva.

Uno de los más complejos nudos estratégicos, en el desarrollo de la campaña del exministro de Desarrollo Social, ha sido el de evitar que se instale en la ciudadanía la idea de que un eventual Gobierno suyo sea uno de continuidad, razón por la cual hasta el propio vocero de La Moneda, Jaime Bellolio, ha intentado desacreditar dicha versión. Aquel flanco fue tempranamente detectado por sus competidores, que no pierden oportunidad en remarcarlo, como ejemplo, Yasna Provoste, quien se refiere a los dos “Sebastianes”.

En este sentido, y amarrado por su propio discurso –“entendible”, como señalaron cercanos suyos– de no renegar del Presidente, es que ahora, apurado por el estado en el que se encuentra su campaña, escindirse de su figura se tornó mucho más urgente.

Lo anterior, debido principalmente a las implicancias que puede tener, en el último trecho de campaña, el foco que probablemente permanecerá durante un largo tiempo sobre el jefe de Estado, luego del reportaje denominado “Pandora Papers”, trabajo realizado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), y que puso nuevamente sobre la mesa los cuestionamientos éticos al actuar del Presidente Sebastián Piñera, no solo por negociar la venta a través de una empresa familiar en las Islas Vírgenes Británicas (paraíso fiscal), sino además por la tercera cláusula, acuerdo que, para hacer el último pago, exigía el no cambio de uso de suelo donde debería instalarse la minera. La decisión de un eventual cambio de uso de suelo pasó por las manos del propio Mandatario.

De esta forma, alertados por las eventuales esquirlas provenientes de las acusaciones que se posaron sobre los hombros del Mandatario y que pudiesen rebotar en su campaña, es que el domingo y a través de sus redes sociales, en un tibio pero decidor mensaje, Sebastián Sichel buscó desmarcarse del Gobierno, al tiempo que sacó al jefe de Estado al pizarrón cuando dijo: “Respecto a #PandoraPapers, la ciudadanía nos pide transparencia total. Y en este caso, se requiere ir más allá de lo legal y dar todas las explicaciones necesarias”.

El tuit terminó por evidenciar la dificultad que su candidatura tiene para no espantar a los electores del conglomerado oficialista y, al mismo tiempo, evitar que el rechazo y la baja aprobación al Gobierno sigan constituyendo una pesada mochila que no deja avanzar con “luces propias”.

Sin embargo, más allá de un viraje en la estrategia que se podrá observar en las próximas apariciones públicas, existen hechos de la causa, sobre los cuales las mismas fuentes consultadas aseguraron que son imposibles de tapar, lo que pone la carrera “más cuesta arriba”. Estos se fundamentan en el hecho de que Sichel no solo fue funcionario del actual Gobierno (como ministro y presidente del BancoEstado), además su candidatura la sostiene el conglomerado oficialista, que gobierna con la actual administración. Como si fuera poco, se suma una decisión que no todos entendieron en su momento (y siguen sin explicárselo), como la integración a su comando de la exsubsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, lo que –en palabras del analista Axel Callís– “gubernamentalizó” su campaña.

Para el decano de la facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la UA, Tomás Duval, el efecto que produce el foco que se instaló sobre el Mandatario “acentúa la idea de que es necesario un cambio, de esta forma afecta de rebote a quienes podrían ser continuistas de una línea, se refuerza la urgencia de un cambio de liderazgo, de posiciones políticas”.

Y si bien –como era de esperar– todos los cercanos a la carta presidencial oficialista han buscado bajarle el perfil, la clara tendencia a la baja demostrada en las encuestas Criteria y Cadem abrió un flanco sensible en su intento por pasar la primera valla electoral, apostando a una segunda vuelta con el candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, quien se mantiene punteando en todos los estudios públicos. En este marco es que cualquier alerta, por muy pequeña que sea, debe ser tratada con la urgencia que no se tuvo antes de caer en este espacio de incertidumbre en el que se encuentra actualmente. Y el ruido que se instaló respecto del actuar ético del Presidente, Sebastián Piñera, es uno no menor.

El director de Tres Quintos, Kenneth Bunker, ahondó en el tema, señalando que “probablemente si es que hay algo que afecte al Presidente, yo creo que no sería un error suponer que también afectaría a Sebastián Sichel, como el candidato oficial de la coalición de Gobierno. Hay una continuidad, hay aspectos de continuidad de la candidatura de Sichel (…). Si hay una tendencia a la baja, lo más probable es que esa tendencia se acreciente un poco”.

En su comando saben de la dificultad de escindirse del Gobierno, considerando que el declarado opositor al mismo, el presidenciable del Partido Republicano, José Antonio Kast –que le muerde el electorado por la franja derecha–, tiene “tiro y campo” para apropiarse de ese espacio, que –nadie duda– arrastra mayores réditos que el estar cerca de aquel.

En este intrincado momento estratégico en que se encuentra la campaña oficialista, y nuevamente a contrapelo de la apuesta inicial de Sichel, en el comando se han visto en la obligación de abrirse hacia una mayor incidencia de los partidos políticos que sustentan su carrera a La Moneda, y si en algún momento se fue enfático en descartar de plano que las fotos entre el ex-DC y las directivas de la UDI, RN, Evópoli y el PRI iban a ser una constante, las diferentes reuniones que ha debido encabezar el candidato evidenciaron la imposibilidad de seguir sosteniendo esto solo por su cuenta.

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