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Los riesgos del silencio táctico de Chile Vamos PAÍS

Los riesgos del silencio táctico de Chile Vamos

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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En el tramo final de la campaña, cuando restan solo dos semanas para el plebiscito que decidirá el futuro de la propuesta de nueva Constitución, los partidos políticos de derecha adoptaron el diseño táctico del silencio absoluto, haciendo caso omiso de los emplazamientos del oficialismo, hasta que llegue el día del referéndum constitucional, momento en que esperan triunfe el Rechazo. En este esquema –observan analistas–, las principales figuras, que ahora han estado en modo hermético, a partir del 5 de septiembre intentarán ocupar todos los espacios que cedieron ante la ex Concertación que apoya el Rechazo. El problema aparece en el aspecto estratégico de este diseño de campaña, y es que, ante un eventual triunfo del Rechazo, existen enormes diferencias en el camino a seguir, donde los sectores más duros podrían instalar una especie de «vetocracia» para evitar el avance de un nuevo proceso constituyente, generando un complejo escenario de gobernabilidad.


En la recta final de la campaña de cara al plebiscito del próximo 4 de septiembre, los partidos políticos de la derecha continúan con una estrategia de guardar silencio, manteniéndose al margen de la primera línea de discusión, y haciendo oídos sordos a la convocatoria del oficialismo para presentar su propio acuerdo de reformas a la nueva Constitución.

Restándose de participar en los diferentes debates que han colmado los medios de comunicación durante las últimas semanas, los representantes de los partidos de oposición –desde Chile Vamos al Partido Republicano– han cedido su lugar a figuras vinculadas a la ex Concertación, como los senadores Ximena Rincón y Matías Walker (DC), y a exconvencionales como Bernardo Fontaine o Constanza Hube. Un fenómeno que también es visible en la interacción en redes sociales, según detecta un nuevo reporte del laboratorio Social Listening Lab (Sol-UC), de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica.

Dicho estudio revela que al igual que la última red de interacciones extraída en la segunda quincena de julio, la comunidad del Rechazo continúa sin sumar a figuras políticas representantes de los partidos de derecha más tradicional a las conversaciones más relevantes. También llama la atención la integración de nuevas figuras a su núcleo de influencia –más ligadas a movimientos sociales y gremiales–, tales como Juan Pablo Swett, presidente de la Multigremial Nacional de Emprendedores; y María Fernanda Ulloa, militante Evópoli y una de las principales protagonistas de la campaña y franja televisiva del Rechazo.

Al respecto, el cientista político y director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, cree que «la figuración de estos sectores de la centroizquierda, ex Concertación y Amarillos por Chile, quienes hoy día están ocupando un mayor protagonismo, es porque la derecha se lo ha pedido. No es algo gratuito, es porque forma parte de un diseño táctico, donde el repliegue de las figuras de la derecha es compensado por estos sectores de la centroizquierda, quienes asumen ese rol».

Ahora bien, Moreno agrega que «esto obedece a un diseño. Aquí no hay casualidades ni es una improvisación, sino que hay un diseño táctico y estratégico. Lo táctico tiene que ver con que el repliegue en la campaña del plebiscito le puede permitir al Rechazo obtener un triunfo, y en lo estratégico, la apuesta de los sectores de derecha es de alguna manera instalar una suerte de statu quo, donde se busca que un eventual triunfo permita que este camino de continuar con cambios a la actual Constitución, en cualquier escenario, finalmente se diluya».

Una táctica que para el cientista político Patricio Gajardo responde a la certeza que existe en la derecha pragmática, que entiende que el debate no debe darse ahora, sino que después del referéndum. «La derecha se va a quedar callada, totalmente. Porque lo que esperan es que gane el Rechazo, para después generar todas las discusiones posibles, pero se debe considerar que hay un camino, que son los 4/7 y la rebaja de los quórums, y ahí hay respaldo efectivo de un sector importante de la derecha, exceptuando al Partido Republicano», dijo el analista, en el contexto de su participación en La Semana Política de El Mostrador.

Entendiendo esa lógica, el analista Mauricio Morales señala que la única oportunidad en que el Rechazo retrocedió significativamente durante este semestre, fue con la aparición permanente de los liderazgos de derecha en los medios de comunicación, cuando junto a Francisco Chahuán (RN), Rojo Edwards (Partido Republicano) y Javier Macaya (UDI), también apareció José Antonio Kast. En ese sentido, Morales considera que «los liderazgos de derecha son profundamente dañinos para el Rechazo, tanto así que han entregado la dirección de la campaña a figuras de centroizquierda como Rincón y Walker (DC)».

¿Qué viene después del silencio?

Considerando que guardar silencio podría ser beneficioso para los intereses del Rechazo, los partidos políticos de derecha asumen ese riesgo, entendiendo que un eventual triunfo podría darles la llave para liderar las negociaciones a partir del 5 de septiembre, tomando en cuenta la fuerza de sus bancadas en ambas Cámaras del Congreso. Analistas coinciden en que los partidos de oposición van a seguir en esa lógica hasta conocer el resultado del plebiscito, descartando la posibilidad de un eventual acuerdo de reformas a la nueva Constitución, tal como lo hizo el oficialismo hace unos días, respondiendo al llamado del Presidente Gabriel Boric.

En  talsentido, el cientista político y académico de la Universidad Autónoma, Tomás Duval, apunta a que «la derecha tácticamente ya tomó la decisión de replegarse. Y entendiendo esa decisión, creo que el protagonismo de los sectores políticos va a venir posplebiscito, donde evidentemente va a haber un sector dentro de la derecha –como el Partido Republicano– que no a va a querer ningún avance y que va a permanecer en su posición más extrema, en que nada se cambia y todo tiende a seguir igual. Pero no es un sector mayoritario».

En relación con un eventual triunfo del Rechazo, Moreno advierte que luego de esta táctica del repliegue, por parte de los partidos de la derecha, podría darse que estos sectores se sientan con un mayor poder y una mayor capacidad de negociación, y quieran de alguna mantener el statu quo y no avanzar en los procesos de cambio. Se trata de una apuesta que –a su juicio– es arriesgada, y que intenta forzar una posible restitución del modelo, o volver a una situación similar a los tiempos previos al estallido social de 2019, lo que podría cancelar la posibilidad de llegar a futuros entendimientos.

«Se debe considerar que, dentro de la oposición al Gobierno, hay sectores blandos y sectores duros, y a mí me da la impresión de que estos sectores duros –donde aparecen José Antonio Kast, Francisco Chahuán y otros más– podrían ocupar una posición importante, con un hipotético triunfo del Rechazo. Eso significaría que estos sectores, ocultos ahora, a partir del 5 de septiembre se podrían develar y sacar las máscaras, principalmente con el objetivo de frenar los procesos de cambio y activar una suerte de vetocracia, donde exista un bloqueo importante en el Congreso, encabezado por sectores que podrían sentirse empoderados en ese escenario», sostiene Moreno.

Además, el director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central cree que, si bien en el Rechazo hay acuerdo en el despliegue táctico de su campaña –que ha incluido el silencio de los partidos políticos–, siguen existiendo discrepancias considerables en el aspecto estratégico, donde –en su opinión– los sectores más duros de la derecha están por imponer el statu quo y el bloqueo por medio de la vetocracia, «en un esfuerzo que puede conducir a una situación compleja en el país, desde el punto de vista de la gobernabilidad».

Finalmente, y respecto a cuál podría ser el rol de estos «sectores blandos» del Rechazo después de un hipotético triunfo en el plebiscito, Marco Moreno cree que lo más probable es que busquen moverse rápidamente a favor de que el proceso constituyente siga su curso, «pero ahí se van a encontrar con que los sectores duros van a intentar estancar cualquier modificación sustantiva, y vincular lo más posible este resultado a una derrota política del Gobierno», concluye.

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