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La molestia de la masonería con el “hermano” Sebastián Dávalos

La molestia de la masonería con el “hermano” Sebastián Dávalos

Tal como su abuelo, el general Alberto Bachelet, es sabido que Dávalos es miembro de la masonería. Una condición, afirman, que nunca ha manejado con la discreción que caracteriza a la mayoría de los integrantes de la orden, sino que, por el contrario, siempre ha hecho alarde de ello.


Es tradición que con la llegada del mes de marzo, las distintas logias de la Masonería hagan un análisis de los hechos más relevantes ocurridos durante el receso estival, que van desde homenajes a integrantes que han fallecido hasta el debate interno de la coyuntura. El Caso Caval no fue la excepción estas semanas, al contrario, ha sido tema obligado, considerando que además involucra a un “hermano” activo de la orden: Sebastián Dávalos, hijo de la Presidenta Michelle Bachelet, que renunció el 13 de febrero a su cargo de director Sociocultural de la Presidencia debido al escándalo gatillado por el préstamo de 6 mil 500 millones que el Banco de Chile otorgó a la empresa de su esposa, Natalia Compagnon.

Tal como su abuelo, el general Alberto Bachelet, es sabido que Dávalos es miembro de la masonería. Una condición, afirman, que nunca ha manejado con la discreción que caracteriza a la mayoría de los integrantes de la orden, sino que, por el contrario, siempre ha hecho alarde de ello.

Un ejemplo, comentan algunos masones, es el abuso del uso de la humita –prenda característica de las ceremonias oficiales– en su look cotidiano, a pesar de que nunca ha tenido un rol ni una trayectoria muy destacada en la institución, a diferencia de lo que representa la figura de su abuelo en la orden.

Explican que Dávalos lleva más de una década en la Masonería, tiempo en que la mayoría de los masones logra alcanzar el grado de “maestro”, lo que no ha sido el caso del hijo de Bachelet, que se mantuvo la mayor parte de esos años como aprendiz (etapa de inicio) y que no hace mucho logró finalmente ascender al nivel intermedio de “compañero”.

Un detalle no menor, porque en las sesiones de los distintos talleres –logias o grupos de trabajo– de la Región Metropolitana más de un “hermano” barajó o comentó sobre la posibilidad de pedir la expulsión de Dávalos, lo que no tendría cabida –explican–, ya que solo es aplicable a los “maestros”. Lo que es factible que suceda, agregan, es que Dávalos sea pasado por petición de algunos masones a una suerte de consejo de disciplina interno para que reciba alguna sanción.

En la masonería afirman que el Caso Caval ha sido debatido intensamente estas semanas en todas las logias de la Región Metropolitana, que la discusión ha girado en torno a la molestia que existe con Dávalos por “exponer gratuitamente” a la orden con sus acciones y por incluir innecesariamente su participación en el Club de La República en su declaración pública de intereses.

Aseguran que en estos debates varios miembros de la orden que tienen destacados cargos en alguno de los tres poderes del Estado han planteado la necesidad de “revisar la calidad de quienes ingresan” a la masonería.

Dávalos pertenece actualmente a la Logia Cóndor 9 y en el seno de la masonería se comenta que, durante estas semanas, el ex director Sociocultural de la Presidencia ha mandado mails a la mayoría de los integrantes de su taller para defenderse, e integrantes del Club de La República cuentan que la principal defensa del primogénito de Bachelet en estos correos ha sido afirmar que es víctima de una operación política de la UDI.

Una defensa que está a tono con lo que ha sido la única explicación pública de Dávalos, durante una entrevista a El Mercurio el domingo 15 de febrero, donde aseguró que no consideraba imprudente su cuestionada reunión con Andrónico Luksic –dueño de Banco de Chile– para abogar por el préstamo para la empresa de su esposa.

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