Por primera vez en más de doscientos años el Parlamento chileno rindió una cuenta pública. Su mayor anuncio fue el congelamiento de la dieta parlamentaria, pero penó la ausencia de una solución a la polémica por los dobles viáticos de los congresistas. A pesar de que hay reformas que no necesitan mayor cantidad de recursos, como la despenalización del aborto, ahí se juega un gallito de poder entre la vieja Concertación y los sectores huérfanos de la Nueva Mayoría.