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Poder de grandes eléctricas amenaza mercados de energías renovables y a generadores más pequeños

Poder de grandes eléctricas amenaza mercados de energías renovables y a generadores más pequeños

Gobiernos de todo el mundo están eliminando los subsidios a la industria y creando nuevas oportunidades para que las empresas eléctricas más antiguas que funcionaban a carbón y energía nuclear pongan en marcha sus propios proyectos de combustibles renovables. En toda Europa, América Latina e India, grandes proveedores de electricidad como Enel y Engie proponen construir parques eólicos y solares, ofreciendo una construcción de bajo costo para adjudicarse contratos de suministro de energía. Si bien eso puede significar energía más barata para los consumidores, reduce los márgenes de ganancia y aumenta la competencia para los pequeños generadores independientes que predominaban en lo que antes se consideraba una industria menor.


Como los generadores eólicos y solares se están convirtiendo en fuentes de energía más comunes, los gobiernos de todo el mundo están eliminando los subsidios a la industria y creando nuevas oportunidades para que las empresas eléctricas más antiguas que funcionaban a carbón y energía nuclear pongan en marcha sus propios proyectos de combustibles renovables.

En toda Europa, América Latina e India, grandes proveedores de electricidad como Enel SpA, Vattenfall AB y Engie SA proponen construir parques eólicos y solares, ofreciendo una construcción de bajo costo para adjudicarse contratos de suministro de energía. Si bien eso puede significar energía más barata para los consumidores, reduce los márgenes de ganancia y aumenta la competencia para los pequeños generadores independientes que predominaban en lo que antes se consideraba una industria menor.

“Lo que vemos es que esta industria está madurando”, dijo Gunnar Gröbler, responsable de energía eólica de Vattenfall, empresa eléctrica sueca que ha instalado más de 1.000 turbinas eólicas en cinco países. “Es una cuestión de madurez más que de riesgo creciente. Estamos mejor preparados para gestionar el riesgo y también más maduros desde el punto de vista de la gestión de proyectos”.

Involuntariamente o no, los gobiernos y los reguladores están fomentando esta tendencia a través de un cambio en la forma en que dan apoyo a las energías renovables. En lugar de extender los subsidios tradicionales y precios superiores al mercado para la electricidad limpia, subastan contratos para comprar electricidad generada por fuentes renovables. En los más de 45 países donde se celebran estas subastas, los costos suelen caer 50 por ciento en el caso de la energía solar y 60 por ciento en el de la eólica en dos años, de acuerdo con el análisis de Bloomberg New Energy Finance.

Las cifras específicas sobre los retornos de los proyectos de energía limpia varían mucho y son un secreto celosamente guardado por las compañías que se los adjudican. Pese a ello, hay pruebas anecdóticas que muestran que los grandes desarrolladores se están imponiendo a los más pequeños en todos los lugares donde compiten.

En India, los diez mayores desarrolladores actualmente se están adjudicando el 60 por ciento de todos los contratos nuevos, casi el doble del porcentaje que obtenían hace dos años, según Vinay Rustagi, analista de la firma de investigación Bridge to India. La italiana Enel y la finlandesa Fortum OYJ tienen acceso a capital más barato que los desarrolladores locales que deben tomar préstamos en sus mercados locales, explicó.

“También pueden negociar costos de equipamiento más bajos e invertir en diseño y aptitudes técnicas, lo que refuerza la ventaja de escala”, señaló Rustagi. “La escala engendra más escala, obligando a los actores más chicos a salir del mercado”.

Rahul Gupta, fundador de Rays Power Experts Pvt Ltd., no participa en una subasta desde hace dos años después de obtener contratos por 50 megavatios.

“Una gran parte de las subastas solares ha ido a quince grandes compañías”, dijo Gupta. “Nadie tiene participación a partir de 200. Las compañías chicas que presentan ofertas por proyectos más pequeños tienen que anular sus márgenes o deben renunciar si compiten con una compañía grande que puja por un gran proyecto de, por ejemplo, 250 megavatios. Acaba siendo un negocio para pocos”.

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