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Dopamina y adicción a Facebook Opinión

Dopamina y adicción a Facebook


¡Sí, somos adictos! claro que lo somos.

La red social fue diseñada, según su propio fundador y presidente, para apuntar a una vulnerabilidad humana. Desde el punto de vista psicológico y biológico cada vez que recibimos un Like nuestras neuronas liberan un poco dopamina, químico fundamental en las adicciones, y nos sentimos bien.

La dopamina es una molécula producida por nuestro cuerpo. Sustancia que está detrás de nuestra lujuria y nuestras pretensiones más secretas. La dopamina es deseo, es amor, es infidelidad, es motivación, es atención, es feminismo, es aprendizaje, es adicción. Sus efectos dependen de múltiples factores asociados al deseo anticipatorio y la motivación.

Probablemente, un mecanismo parecido opera dentro de nuestro cerebro con el consumismo: compramos – liberamos químicos – sentimos placer.

Y por eso los usuarios activos en Facebook son más activos respecto de los que sólo miran, porque se sienten más felices. El usuario pasivo no recibe la recompensa en su cerebro.

Entonces ¿nos están utilizando? ¿nos están engañando? Y ¿qué podemos hacer?

Para responder estas preguntas debemos recordar que inteligencia y voluntad son las facultades que nos diferencian de los animales y nos hacen “seres humamos” y la libertad es la que nos permite hacer uso de ellas y potenciarlas a través del conocimiento.

Si somos conscientes de dónde estamos, por qué estamos allí y qué estamos haciendo, podemos tomar decisiones al respecto en conocimiento de los propios motivos para nuestros actos, evitando que ser instrumento de “los instrumentos” como una red social, logrando gobernarnos y utilizar el instrumento en nuestro beneficio, que es para lo que fue hecho y que así cumpla su función instrumental, valga la redundancia.

Luego, una vez que somos conscientes nuestra inteligencia nos permite analizar y ponderar factores para tomar adecuadas decisiones, haciendo uso de nuestra voluntad, ojalá dicidiendo en pro de nuestro beneficio y crecimiento.

Así es como no podemos enjuiciar a quienes han encontrado un incentivo en lo intrínsecamente humano para realizar sus acciones o negocios exitosamente, sin enjuiciarnos a nosotros mismos en cuan “juiciosos” estamos siendo en nuestro actuar.

Como siempre, el mercado es libre y actúa a diestra y siniestra y los más informados, sagaces e inteligentes sobreviven mejor en esta selva habitada por nosotros: una amplia variedad de “bestias”.

Pero, estamos por sobre las verdaderas bestias, así es que no culpe a nadie y decídase a hacer uso de sus facultades: inteligencia y voluntad con entera libertad y gobiérnese.

Mónica Reyes
Reyes & Asociadas Comunicación Creativa

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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