MUNDO
El presidente estadounidense dijo a los periodistas que su reunión de 48 minutos a solas con el líder norcoreano había ido «muy, muy bien», mientras que el mandatario de Corea del Norte no respondió a la pregunta de si está dispuesto a deshacerse de sus armas nucleares.
Una cita histórica. Eso es lo que ocurrió durante la noche de este lunes 11 de junio luego de que los mandatarios de Estados Unidos y Corea del Norte, Donald Trump y Kimg Jong Un, quienes se reunieron en un hotel de Singapur con el objetivo de llegar a un acuerdo sobre la desnuclearización del régimen de Pyongyang.
El camino a esta reunión no estuvo exento de obstáculos. El 24 de mayo pasado, Trump anunció su cancelación acusando una «abierta hostilidad» de Pyongyang, pero una semana más tarde, anunció que la cita se reanudaba.
Se trata de la primera reunión entre dirigentes de estos dos países tras casi 70 años de confrontación a raíz de la Guerra Corea (1950-1953), y 25 de negociaciones fallidas y tensiones a cuenta del programa atómico norcoreano. El objetivo es discutir la posible desnuclearización de Pyongyang.
Tras el término de la cumbre, Trump dijo a los periodistas que su reunión de 48 minutos a solas con el líder norcoreano había ido «muy, muy bien», y Kim no respondió a la pregunta de si está dispuesto a deshacerse de sus armas nucleares.
Por su parte, Kim comentó al inicio del encuentro con las delegaciones que agradecía poder estar ahí para «hablar de temas importantes» y prometió que colaborará con Trump, quien aseguró: «Vamos a trabajar para resolver los problemas juntos».
Kim fue el primero en aterrizar en la ciudad-estado asiática después de tener en vilo durante horas a los medios de comunicación, que trataban de averiguar en cuál de los tres aviones que despegaron desde Pyongyang viajaba el líder del hermético país.
Trump fue más escueto cuando llegó a Singapur a última hora de la tarde después de un largo viaje desde Canadá, y se limitó a asegurar que se sentía «muy bien» respecto a la cumbre antes de desplazarse a su hotel.
El presidente estadounidense llegó tres cuartos de hora antes del comienzo de la cumbre, a las 8.14 de la mañana, después de un trayecto de menos de 15 minutos desde su hotel, el Shangri-la.
Kim salió un poco más tarde de su hotel, el Saint Regis, y se dirigió también por carretera a la sede de la cumbre.
El mandatario norteamericano se ha mostrado optimista respecto a la posibilidad de llegar a un acuerdo. En dos mensajes de Twitter publicados durante la mañana, aseguró que «pronto» se sabrá «si un pacto real, a diferencia de los del pasado, puede alcanzarse o no».
«Los odiosos y perdedores dicen que el hecho de tener una reunión es una gran pérdida para EE.UU. Tenemos a nuestros rehenes, las pruebas, investigaciones y todos los lanzamientos de misiles se han detenido, y esos expertos, que hablaron mal de mí desde el principio, ¡no tienen nada más que decir! ¡Estaremos bien!», añadió.
Se espera que el segundo encuentro dure una hora y media, y en él participan también el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, que se ha reunido dos veces con Kim en Pyongyang; y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly.
