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El Liceo Augusto D´Halmar y la ilusión de un logro

Juan Pablo Miranda
Por : Juan Pablo Miranda Cientista Político y ex estudiante del Liceo Augusto D´Halmar, generación 2010, Militante de Izquierda Autónoma
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En la última semana, como sucede todos los años, se han debatido y analizado los resultados de la PSU y la gran diferencia que existe entre el sector privado y el público. Este año además se ha enfatizado tendenciosamente sobre la salida del Instituto Nacional del ranking de los 100 primeros colegios con mejor promedio de sus generaciones en la prueba de selección, siendo superado por segunda vez consecutiva por el Liceo Augusto D’Halmar de Ñuñoa. A partir de esto me gustaría analizar dichos resultados y cómo se relacionan con las consecuencias que ha tenido la privatización del sistema educacional en la educación pública.

La privatización promovida en la educación chilena no sólo se observa en el bajo porcentaje de la matrícula municipal, sino que también en la tendencia a adoptar dinámicas que asemejan a los establecimientos públicos con instituciones privadas. Los resultados de la PSU arrojados hace pocos días ejemplifican lo recién expuesto, puesto que con visibilizar las enormes brechas entre los distintos tipos de establecimientos, también demuestran que son los colegios municipales que más seleccionan y excluyen aquellos que logran los mejores resultados.

Uno de los casos más visibles es el Liceo de Augusto D´Halmar. Los distintos medios han destacado su proyecto educativo como la principal causa del sustantivo aumento tanto en su puntaje PSU como en el SIMCE. No obstante, dicho incremento se debe a lo que ha sido una exageración de las tendencias a excluir y seleccionar que se encuentran en nuestro sistema educativo. El Liceo Augusto D´Halmar se caracteriza por tener un sistema piramidal que permite el ingreso de 6 cursos al inicio de la enseñanza media, pero solo el egreso de dos cuartos medios al final de la misma etapa escolar, los cuales son seleccionados a partir de su rendimiento académico y separados por curso bajo el mismo criterio a lo largo de su enseñanza. Esto implica que de los cerca de 240 estudiantes que ingresan todos los años, solo un aproximado de 60 rinde a nombre del establecimiento la PSU, mientras que el resto debe emigrar a otros establecimientos debido a la cancelación de su matrícula. Esta situación es similar a la descrita por las autoridades del colegio Cambrigde College sobre el mecanismo que los llevó a obtener el mejor puntaje: la selección de sus estudiantes y, en consecuencia, la exclusión de quienes no cumplen con sus estándares académicos o socioeconómicos.

[cita tipo=»destaque»]Todas aquellas personas y organizaciones que defienden a la educación pública debemos impulsar una reforma capaz de recuperar lo público dentro lo público. En el intertanto, un primer paso es desnudar el falso éxito detrás de los resultados de establecimientos como el Liceo Augusto D´Halmar, así como identificar correctamente las verdaderas causas del deterioro de la educación pública.[/cita]

Lo público supone un espacio soberano del cual nadie puede ser excluido por sus cualidades particulares o, en este caso, por un rendimiento académico que en muchos casos es explicado por razones que escapan a las reales capacidades del estudiante. Sin embargo, el financiamiento a la demanda en el cual se funda el sistema educacional chileno promueve la competencia entre establecimientos por los recursos del Estado, lo cual ha implicado el progresivo cierre de colegios y liceos municipales que no pueden competir con establecimientos privados que cuentan con una serie de ventajas en la rendición de pruebas estandarizadas producto precisamente de la segregación escolar. De esta manera, el “éxito” de los liceos municipales que se encumbran en los distintos rankings ha sido a costa del sacrificio de una parte importante de lo que los hace públicos, puesto que si algo produce el actual sistema de competencia es que el rendimiento en pruebas estandarizadas sea determinado no solo por un buen cuerpo docente y un buen ambiente escolar, sino por la selección y segregación del estudiantado según sus condiciones, incluso dentro de los mismos establecimientos. Por lo mismo, es errado y altamente tendencioso sugerir como lo han hecho varios medios de comunicación que los malos resultados de establecimientos municipales se deben al movimiento estudiantil, puesto que es el mismo sistema educacional mercantilizado el que promueve el deterioro constante de la educación pública y porque ha sido precisamente el movimiento estudiantil la fuerza que con más determinación ha luchado por revertir estas tendencias.

El Liceo Augusto D´Halmar ciertamente es un caso paradigmático de cómo un establecimiento municipal puede destacar adoptando dinámicas de la educación privada, sin embargo la lógica detrás del modelo piramidal de este liceo está lejos de restringirse a casos particulares. Por el contrario, es la consecuencia lógica de un modelo pensado para volver privado incluso aquello que debiera ser público.

Las soluciones, por tanto, se encuentran en la implementación de una reforma sustantiva que permita expandir y fortalecer la educación pública y los principios que debería promover, velando por la modernización del país y responder a las necesidades de la sociedad. Esta reforma, sin embargo, no ha logrado ser implementada durante el actual gobierno a pesar de las promesas de campaña y las expectativas de la sociedad. Por lo mismo, todas aquellas personas y organizaciones que defienden a la educación pública debemos impulsar una reforma capaz de recuperar lo público dentro lo público. En el intertanto, un primer paso es desnudar el falso éxito detrás de los resultados de establecimientos como el Liceo Augusto D´Halmar, así como identificar correctamente las verdaderas causas del deterioro de la educación pública.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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