Publicidad

El desconocido pasado de Víctor Pérez como dueño de un Instituto Profesional

En 1981 el académico instaló junto a otros profesionales el Centro de Formación Técnica CIISA que 9 años después derivó en un IP con el mismo nombre. En 2000, un año antes de convertirse en prorrector de la Casa de Bello, se desvinculó de la sociedad, según él mismo explica para poder dedicar su tiempo a la vida académica.


El 14 de febrero de 1990 el entonces director del departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, junto a los ingenieros civiles Oscar Barros y Antonio Holgado, obtuvo la autorización por parte del Ministerio de Educación (Mineduc) para la instalación del Instituto Profesional CIISA.

El fin del Instituto, según consta en el decreto 54 del Mineduc, sería “impartir docencia en el área de la Tecnología, con excepción de aquellas carreras que la ley reserva exclusivamente a las Universidades”.

El IP se iniciaba con la carrera de Ingeniería de Ejecución en Computación e Informática, cuyo plan y programa de estudios fueron aprobados por la Universidad Católica del Norte, que en ese tiempo actuaba como entidad examinadora. Además, la institución de educación superior continuaría impartiendo la carrera de Programación Computacional, que según el sitio web de CIISA, hasta ese momento era impartida por el Centro de Formación Técnica (CFT) CIISA, fundado en 1981.

Este CFT también pertenecía a los tres colegas, que en 1975 y según explica Pérez, formaron algunas sociedades en las que realizaron actividades en el campo de la capacitación y consultoría en computación e informática. “También publicamos dos revistas en informática. Tiempo después, una de las sociedades profesionales derivó en un centro de formación técnica y luego en un instituto profesional”.

Ambas instituciones funcionaron en forma paralela hasta 1992. Al año siguiente Pérez asumió como Prorrector de la Universidad de Chile y el 27 de enero del 2000 se desvinculó de la sociedad, según señala porque “hice una opción que implicó dedicar todo mi tiempo a la carrera académica”.

Pérez detalla que entre noviembre de 1999 y enero de 2000 vendió y cedió “mis derechos sociales a mis antiguos colegas y socios”. Con respecto a las utilidades obtenidas, señala que “como en la mayoría de las sociedades profesionales, nuestro ingreso era el trabajo mensual que hacíamos. Respecto de la venta, no tuve utilidades”.

[cita]Pérez detalla que entre noviembre de 1999 y enero de 2000 vendió y cedió “mis derechos sociales a mis antiguos colegas y socios”. Con respecto a las utilidades obtenidas, señala que “como en la mayoría de las sociedades profesionales, nuestro ingreso era el trabajo mensual que hacíamos. Respecto de la venta, no tuve utilidades”.[/cita]

Pérez asegura que su desvinculación no tuvo nada que ver con que el IP no contaba con acreditación -lo que se mantiene hasta hoy (obtuvo la autonomía en 2007)- y asegura que no sabe el motivo, ya que “no me acuerdo que ni siquiera se haya discutido el tema en esa época”.

Actualmente ambos ex socios del rector se desempeñan como profesores de jornada parcial en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.

En medio de las movilizaciones estudiantiles, el también vicepresidente ejecutivo del Consejo de Rectores ha sido un duro crítico en torno  al lucro en las universidades, que a diferencia de los centros técnicos por ley deben ser corporaciones sin fines de lucro. Por ejemplo, señaló que “hoy tenemos una ley muy clara -establecida en el período de Pinochet- que establece que las universidades deben ser corporaciones sin fines de lucro y yo no entendería que en democracia fuésemos a permitir que esto cambie”.

“Lo más desfachatado es que gracias a un lucrativo lobby, muchas de estas universidades privadas nuevas están pidiendo y obteniendo recursos públicos para hacer más rentable y sustentable su negocio, y con el singular privilegio de no tener ningún tipo de control por parte de la Contraloría General de la República sobre el manejo y destino de esos recursos públicos. Y esto se está haciendo a espaldas de la ciudadanía y de la historia, a espaldas del futuro de millones de jóvenes chilenos”.

El Mostrador envió un cuestionario al rector de la Universidad de Chile    y estas fueron sus respuestas:

-¿Cómo evalúa el desempeño y oportunidades que brindan los Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica actualmente a los estudiantes?

-Al igual que en otras áreas de la educación, se ha avanzado mucho en

cobertura y ahora hay que avanzar en calidad.

-Como actual rector de la Universidad de Chile ¿considera válido el lucro en los Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica?

-Chile es un Estado de Derecho, por lo que más allá de las legítimas

opiniones personales, la ley sí lo permite. La transparencia implica y

obliga el pleno cumplimiento de la ley.

-De ser así, ¿cuál sería la diferencia con las universidades?

-La ley vigente establece claramente que las universidades deben ser

corporaciones sin fines de lucro.

Distintas miradas

Para el jefe de carreras del Departamento de Educación de la USACH, Jaime Retamal, esta situación “no solamente es una mala noticia para Víctor Pérez y para su historia personal sino para el movimiento  en favor de la educación pública. No se necesitan santos ni héroes incólumes sino de gente proba que pueda jugársela al 100 por ciento por los ideales y que no tenga ninguna vinculación anterior con el lucro”.

Según el académico, “tal como se denostó la relación de Joaquín Lavín con el lucro en una universidad privada, esto lo empata en cierta medida”. Eso sí, Retamal señala que el hecho de que ya hayan pasado más de 10 años desde que Pérez se desvinculó del IP “le resta dramatismo pero de todas maneras es grave porque los CFT e IP también pueden ser objeto de perversión a raíz del mercado y también son educación superior. Todos los vinculados al mundo de la educación saben que el negocio está justamente en la educación técnico profesional”.

En tanto, el presidente de la comisión de Educación de la Cámara Alta, Jaime Quintana, señala que “no quisiera hacer un juicio porque el rector Pérez no es el ente regulador ni administra recursos en educación ni en el ministerio. Más bien estaría representando una provisión de educación superior de distinta naturaleza”.

En todo caso, Quintana opina que “no se ve bien, hay un tema más bien estético que de otra forma. Pero hay que tomar en cuenta que se deshizo de este vínculo hace 10 u 11 años, en un momento en que el tema de la educación superior no era como hoy y la demanda de la época era muy reducida. Claramente son momentos distintos, por lo que sería cuidadoso de hacer un juicio lapidario”.

Publicidad

Tendencias