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Los 153 millones de dólares que dejó de ganar el Estado por la venta de acciones de Aguas Andinas

Las fluctuaciones de la bolsa han favorecido a los inversionistas de la sanitaria, entre los que se cuentan AFPs, el Grupo Luksic y el Grupo Bethia, los que sacan cuentas alegres luego de cuatro meses desde que Corfo inició la venta de las acciones que le quedaban en la empresa. Una decisión que ha sido fuertemente criticada y que según el ex Presidente Ricardo Lagos, responde a una “operación ideológica que no tiene ninguna justificación económica”.


El miércoles la acción de Aguas Andinas cerró en $ 291. La cifra implica cuentas alegres para los inversionistas que hace cuatro meses decidieron invertir en las acciones de la empresa vendidas por Corfo.

¿La razón? El 16 de junio pasado el Estado se desprendió de 1,83 billones de  acciones de la compañía a $250 cada una, recaudando US$ 948 millones.  Hoy los inversionistas, entre los que se cuentan AFPs, el Grupo Luksic y el Grupo Bethia, ganaron más de 153 millones de dólares gracias al favorable escenario bursátil. Para hacerse una idea este monto representa el doble de la oferta del Gobierno en términos de aportes basales a la Universidades Estatales, que asciende a US$ 77 millones.

La operación, que fue anunciada en 2010, implicó el desprendimiento por parte del fisco de 30% del 35% de las acciones que mantenía en Aguas Andinas. Fue sólo el principio: al mes siguiente, en julio, Corfo también vendió las acciones que aún mantenía en Essbio y Esval, por lo cual obtuvo US$ 564 millones.

En este último caso el precio de las acciones no ha variado demasiado, ya que a diferencia de Aguas Andinas fueron vendidas a un solo inversor: Ontario Teachers’ Pension Plan Board (OTPPB), el fondo de pensiones de los profesores de Ontario- encargado de administrar  sus cuentas previsionales y que dentro de su estrategia, busca mantener inversiones de largo plazo en sectores  ligados a infraestructura, y de bajo riesgo- con el cual existía un antiguo convenio que le entregó a Corfo la opción de vender en cualquier minuto a un cierto precio establecido. Finalmente fueron los únicos interesados y hoy son los controladores de ambas compañías.

Sumando todas estas operaciones el Estado recaudó US$ 1.548 millones, a lo que hay que sumar la próxima venta de las  acciones que aún mantiene en ESSAL (45%) que es mucho más pequeña y por la que probablemente se obtendrá un monto inferior a los 100 millones de dólares.

[cita]En opinión del ex Presidente Ricardo Lagos es una clara señal de que esta “fue una operación ideológica que no tiene ninguna justificación económica. Esos 1.600 millones que recolectaron estaban más que cubiertos en los fondos que venían del cobre y que fueron extra. Por lo tanto no había un problema de falta de recursos financieros para justificar esta medida”. Y recalca que “si usted quería darle plata a las pymes, el terremoto o lo que fuere tenía los recursos más que suficientes, que eran extras y que fueran por una sola vez. O sea no tenía ningún sentido desprenderse.  Y creo que es grave porque al Estado le rendía mucho más tener este 35% de acciones”.[/cita]

Por ahora Corfo mantiene el 5% de las acciones de estas compañías, lo que le da derecho a veto frente a temas delicados como la transferencia de derechos de agua o las concesiones. Pero perdió la representación en el directorio. Luego de la venta de las Acciones de Aguas Andinas se instaló en el directorio Gonzalo Rojas, director y Gerente General del Grupo Bethia, Rodrigo Manubens en representación del Grupo Luksic y Luis Hernán Paul en nombre de las AFP.

Una venta polémica

La opinión de expertos y analistas en torno a la venta de las sanitarias es disímil.

Para el economista Manuel Cruzat, “evaluar la venta a tres o seis meses después en función de la variación de los precios no es recomendable.  Hay que darle más tiempo, ya que no se puede decir que el Estado perdió más plata por una mala evaluación”.

En tanto un analista del sector señala que “me llama la atención por qué se vendió con tanta urgencia si no existía problema de liquidez. Las empresas sanitarias por ley tienen una rentabilidad fija que es más alta que un bono del Banco Central y además tienen el derecho a cobrar tarifas de agua. Nunca perderán”.

Por ello asegura  “es un negocio muy rentable. Y más a largo plazo es mejor negocio todavía: las inversiones ya se hicieron, la demanda es cautiva y no tiene ningún frente de conflicto, es una empresa con marco regulatorio estable. Yo invertiría en esa empresa”.

Desde la otra vereda, otro analista considera que esta venta fue “positiva”, ya que “económicamente le va a servir al Estado para financiar lo que sea: educación, reconstrucción, fue favorable porque la otra manera de recaudar estos fondos era vía impuestos”. Además, sostiene, “el Estado no debería tener negocios en empresas”.

Según el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Hernán Cheyre, “es cierto que en las últimas semanas el precio de las acciones de Aguas Andinas ha subido, por lo que aritméticamente se puede decir que Corfo perdió toda esa diferencia. Pero no lo vemos así. Primero porque si el precio ha subido los flujos de dividendos que van a surgir de estas acciones son exactamente los mismos, o sea no han cambiado las últimas semanas. Lo que sí ha cambiado es que ha habido un apetito dentro de esta gran incertidumbre internacional en las bolsas, por lo que la gente ha tratado de irse a instrumentos o acciones que sean más seguras o estables y la acción de la empresa sanitaria lo es,  por lo tanto la gente ha tratado de comprar más. Y eso ha hecho subir su precio”. Y agrega “seamos realistas también, si Corfo no hubiera vendido las acciones no tendrían la liquidez que tienen hoy”.

Operación ideológica

En promedio la rentabilidad que entregaban los dividendos de Aguas Andinas estaba entre 7 y 8%, por lo que anualmente Corfo dejará de recibir unos US$ 100 millones. Frente a esto Cheyre  explica que “cuando tomamos esta decisión dijimos que en vez de recibir todos estos dividendos recibámoslos de una sola vez y hagamos otras inversiones que lleguen más a la gente y que tengan una rentabilidad y un beneficio económico social más alto”.

Pese a que originalmente se anunció que la venta de las sanitarias respondía a la necesidad de recaudar recursos para la reconstrucción, con el tiempo los objetivos variaron y finalmente se decidió entregar US$ 200 para la construcción de las líneas 3 y 6 del Metro, equivalente sólo al 7% de la inversión total y US$ 250 millones para garantizar créditos a las Pymes, entre otros.

Lo que en opinión del ex Presidente Ricardo Lagos es una clara señal de que esta “fue una operación ideológica que no tiene ninguna justificación económica. Esos 1.600 millones que recolectaron estaban más que cubiertos en los fondos que venían del cobre y que fueron extra. Por lo tanto no había un problema de falta de recursos financieros para justificar esta medida”. Y recalca que “si usted quería darle plata a las pymes, el terremoto o lo que fuere tenía los recursos más que suficientes, que eran extras y que fueran por una sola vez. O sea no tenía ningún sentido desprenderse.  Y creo que es grave porque al Estado le rendía mucho más tener este 35% de acciones”.

En todo caso y frente a los 153 millones de dólares extra que hoy valen las acciones de Aguas Andinas, Lagos sostiene que el tema de fondo es que “que no se justificaba  la venta de las acciones. El que haya un vaivén  en estos millones que habría perdido el Estado si hubiera vendido ahora es consecuencia del riesgo natural de la bolsa (…) Pero que el Estado las mantenga en su poder no es para que se valoricen. Lo realmente importante  es tener una inversión a largo plazo entre otras cosas para poder defender mejor asuntos de interés público”.

Según Lagos la implicancia más compleja para el Estado se traduce en que “el gobierno deja de tener una voz significativa e importante en una empresa que trabaja en el ámbito de la utilidad pública”.

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