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La Moneda apuesta por dura arremetida comunicacional victimizando a Beyer en antesala de que se vote acusación en el Senado Estrategia descartó renuncia y busca endosar costos a la oposición

La Moneda apuesta por dura arremetida comunicacional victimizando a Beyer en antesala de que se vote acusación en el Senado

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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El elemento determinante para tomar esta opción fue la tendencia que muestran las encuestas, ya que —según el oficialismo— el rechazo a Beyer ha disminuido. Asimismo, los sondeos develan que, a nivel de opinión pública, casi el 68 % considera que la acusación es parte de la “politiquería”, lo que significa que el discurso descalificador contra la Concertación, tras la aprobación de la acusación en la Cámara, fue un éxito comunicacional. Para eso han levantado voces acordes en los medios afines.


Los últimos días había tomado fuerza la idea que el ministro de Educación, Harald Beyer, diera un paso al lado antes que el Senado discuta y vote la acusación constitucional en su contra, tesis que era vista como la mejor salida para que el gobierno se evitara el innegable costo político de perder a uno de los suyos destituido en vivo y en directo por la oposición. Pero la fórmula fue desechada en La Moneda y se optó por una dura arremetida final, que alinee desde el Presidente Sebastián Piñera para abajo, con miras a consagrar al cuestionado secretario de Estado como una víctima de las malas prácticas políticas de la Concertación.

Ya cuando la Cámara de Diputados aprobó el jueves 4 la acusación contra Beyer, se había analizado en La Moneda la posibilidad de la renuncia, pero el ministro insistió en su deseo de pelear “hasta el final”, misma frase que ayer ocupó la vocera, Cecilia Pérez, para afirmar públicamente que no habría renuncias de ningún tipo. Así, quedó desechada la idea que algunos barajaban a fines de la semana pasada —tal como se evaluó en el comité político del jueves pasado— que ese mecanismo era el mejor camino para bajar los decibeles de la tensión política en el Congreso y poder cerrar rápido este capítulo de derrota segura en la Cámara Alta.

Pero ayer se dio un giro radical y ello se debió a dos factores. Uno, la decisión de Beyer de no renunciar, de ir al Senado a dar su versión de los hechos y defenderse, ya que renunciar —precisaron— lo consideraba una forma de asumir responsabilidades y culpas que él afirma no tener. Si bien en La Moneda estimaban la renuncia como el mejor camino a seguir, en todo momento se precisó que la decisión final iba a ser del ministro y que eso se iba a respetar.

Sin embargo, el elemento determinante fueron las encuestas que se comentaron ayer en la mañana en el comité político en Palacio, donde participaron parlamentarios y dirigentes de la Alianza. Dichos sondeos muestran —según el oficialismo y así se habló en la cita— que el rechazo a Beyer ha disminuido. A la vez, a nivel de opinión pública casi el 68 % considera que la acusación es parte de la “politiquería”, significando que el discurso oficialista contra la Concertación, tras la aprobación de la acusación en la Cámara, fue un éxito comunicacional.

[cita]En esa línea se inscribe el despliegue de entrevistas, columnas de opinión y férreas defensas que los últimos días se han visto en diferentes medios cercanos al oficialismo, donde la figura de Beyer queda casi al borde de la beatificación. Sólo en estos días, se sumó al desfile de alabanzas la voz del rector jesuita de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando Montes, quien recalcó que el ministro “ha dado pasos hacia una educación de calidad, más justa y menos segregadora”, razón por la cual le parece “curioso que se proceda a esto (acusación)”.[/cita]

Así, estas encuestas —agregaron en el gobierno— dan el marco perfecto a La Moneda para desplegar la estrategia de la victimización de Beyer, enaltecer sus cartas credenciales a nivel profesional, tratando de revertir así los costos de tener un ministro destituido. Sobre todo dichos sondeos le dan argumentos al gobierno para arremeter contra la oposición, poniéndola en evidencia de sus contradicciones internas, situándola como parte de la “politiquería” y tratando así que pague buena parte de los costos políticos por impulsar la acusación.

No es casual que ayer la ministra Pérez saliera públicamente a decir que “en la conciencia de los senadores de la Concertación quedará el peso histórico de esta acusación injusta y politiquera”. Es más, no se dejará de insistir en que Beyer muchas veces fue alabado y reconocido por la propia Concertación y, por lo tanto, se emplazará a más de un senador a ser coherente con ello.

En esa línea se inscribe el despliegue de entrevistas, columnas de opinión y férreas defensas que los últimos días se han visto en diferentes medios cercanos al oficialismo, donde la figura de Beyer queda casi al borde de la beatificación. Sólo en estos días, se sumó al desfile de alabanzas la voz del rector jesuita de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando Montes, quien recalcó que el ministro “ha dado pasos hacia una educación de calidad, más justa y menos segregadora”, razón por la cual le parece “curioso que se proceda a esto (acusación)”.

Tampoco es casual que durante todo el mes las actividades presidenciales hayan estado todas vinculadas a educación, como una forma de contrarrestar el libelo, que se transformó casi en una suerte de plebiscito entre quienes apoyan o rechazan el lucro, algo que ha puesto incómodo a muchos no sólo en la derecha. Fue así que la semana pasada Piñera entregó con bombos y platillo la Asignación de Excelencia Pedagógica (AEP) para docentes de establecimientos municipales y particulares subvencionados, como también anunció el Fondo de Apoyo a la Educación Pública Municipal de Calidad con recursos disponibles por $72 mil millones.

En la misma línea se enmarca la actividad de ayer en la mañana, en la cual Piñera dio a conocer los resultados del SIMCE 2012 de cuarto básico y segundo medio, que en matemáticas registró un alza de 9 puntos. Con todo, como la arremetida oficialista es de capitán a paje, el mandatario aprovechó la actividad para recalcar que “la forma de mejorar la calidad de la educación no es acusando ministros, sin fundamentos y con gruesos errores”.

Este martes el Senado comienza la discusión del libelo, en dos sesiones de mañana y tarde, donde los diputados informarán de los contenidos de la acusación, además se escucharán los descargos del propio Beyer y de su abogado, Enrique Barros, más las respectivas réplicas por ambos bandos. La votación en la sala está pronosticada para el miércoles. Precisamente a esa votación apunta la última arista de la estrategia gubernamental: criticar a los senadores de oposición por votar en bloque la acusación. “Lamentablemente, todo indica que la oposición actuará igual como lo hizo en la Cámara de Diputados: en bloque, en base a un acuerdo cupular, buscando sacar provecho electoral y con tremenda mezquindad política, sólo para congraciarse con los mismos movimientos sociales a los que en sus gobiernos les dio la espalda”, enfatizó la vocera.

La jefa de la bancada de senadores DC, Ximena Rincón, criticó la insistencia de La Moneda en este punto y aseguró que “es una pésima imagen lo que pretende hacer el gobierno, porque donde sí ha habido opinión en bloque de la derecha es en la Cámara de Diputados y parece que va a haber opinión en bloque en el Senado, respecto de los senadores oficialistas. Y eso es jugar con la opinión pública y a esta altura es una mala señal”.

En el seno de la oposición aún hay preocupación por el comportamiento que tendrán en la sala algunos senadores, especialmente de la DC como el timonel Ignacio Walker, su hermano Patricio y el senador Hosain Sabag.

Se comenta que Ignacio Walker no tiene espacio para desmarcarse y votar en contra, ya que vive un mal momento interno en el partido y no está en condiciones de enfrentar un incendio partidario, mientras que en el caso de Sabag se comenta que tampoco tiene muchas alternativas, ya que rechazar el libelo, lo deja a ojos del electorado como defensor del lucro y en circunstancias que su cupo depende del conglomerado.

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