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Viera-Gallo: “Con esta Constitución hemos vivido veintitantos años de paz” Ex senador entra al debate por una asamblea constituyente:

Viera-Gallo: “Con esta Constitución hemos vivido veintitantos años de paz”

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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El ex ministro PS y ex miembro del Tribunal Constitucional señala que entre quienes propugnan cambios profundos del sistema lo que hay “es una impaciencia política, propia de la juventud o de posiciones más extremas que tienen que ver con que las ideas propias tienen que hacerse camino en la sociedad”.


El abogado Fernando Atria lanza una idea en el informe constitucional preparado para Michelle Bachelet que será dado a conocer públicamente esta semana: que el Presidente convoque a un plebiscito por Decreto Supremo para llamar a una asamblea constituyente. “La fórmula no tiene viabilidad política”, dice sobre la propuesta el personero concertacionista y ex integrante del Tribunal Constitucional, José Antonio Viera-Gallo. Y entrega sus argumentos: “El decreto que usaría el Presidente supuestamente para llamar a plebiscito seguramente sería rechazado por la Contraloría, que no tomaría razón porque esa virtud va más allá de las facultades explícitas que el Presidente tiene en el texto constitucional. Ante esa situación, el Presidente no tiene otro camino que ir al Tribunal Constitucional y seguramente ahí perdería, entonces no le veo viabilidad política a esa fórmula”.

-¿Pero sí está de acuerdo en que se debe cambiar la Constitución?
-Yo he participado en todo el proceso de reformas constitucionales desde 1988 en adelante y en general la hemos ido reformando en un sentido más democrático, más transparente, y siempre uno quisiera que hubiera nuevos cambios, algunos que me parecen más urgentes que otros.

-¿Cómo cuáles?
-Los más importantes son aquellos que exigen casi un consenso forzoso entre las fuerzas políticas, y esto supone el binominal, que prácticamente no está en la Constitución, sino que en la Ley Orgánica electoral. En segundo lugar, terminar con los altos quórums supramayoritarios que todavía existen y establecerlos siguiendo los modelos de la Constitución francesa o de la Constitución española. También sería partidario de abrir un plebiscito de una fórmula que habría que estudiar muy bien. En forma acotada.

-¿Usted ya ha estudiado cuál podría ser esa forma de plebiscito?
-Es algo bien técnico. En general yo pienso que debería ser cuando el Congreso le rechaza al Presidente de la República, en general, un proyecto de Reforma Constitucional o un proyecto de reformas a las leyes que requieren quórum especial; eso podría ser una primera aproximación, pero esto tendría que ser formulado de manera más precisa todavía.

[cita]“Con esta constitución hemos vivido veintitantos años de paz, de tolerancia, de alternancia en el poder, de conflicto resueltos por vía institucional, de respecto a las libertades. Esta constitución reformada, porque no es la original que se pensó en la época de la dictadura, sino que siempre fue fruto de sucesivas reformas, ha ido acompañando el desarrollo político económico, cultural del país”, señala Viera-Gallo.[/cita]

-¿Qué le parece la iniciativa que llama a marcar el voto?
-No me merece mayor reparo, salvo por dos puntos: uno, que creo que va a ser muy minoritaria y por tanto eso va a determinar que aquellos que quieren tener una asamblea constituyente no van a lograr su objetivo; y en segundo lugar, me temo que algunos votos puedan ser objetados.

-¿Cree que hasta ahora se hizo lo suficiente para intentar cambiar la Constitución?
-Los países van cambiando la Constitución en la medida en que se van produciendo cambios profundos en las culturas políticas y en la relación que tienen las distintas fuerzas sociales y políticas. Yo creo que el país ha ido cambiando su Constitución, sea por reformas explicitas al texto, sea porque también se han dado interpretaciones del texto constitucional, en un sentido más avanzado, como ha ocurrido por ejemplo con todo lo que tiene que ver con los derechos humanos por parte de la Corte Suprema al no aplicar la Ley de Amnistía y aplicar el derecho internacional. También como ha ocurrido en el Tribunal Constitucional con el derecho a la salud. Pero a mí no me cabe dudas que hay cambios que han quedado pospuestos hace mucho tiempo e incluso algunos desde el primer acuerdo entre Renovación Nacional y la Concertación, que ha llegado la hora de materializar.

-¿Cuáles cambios?
-Lo que quedó en el acuerdo que no se ha llegado a materializar todavía es cambiar el sistema electoral y rebajar los quórums.

-¿Le parece que existan reglas para que la minoría tenga poder de veto?
-Es que yo no lo pondría en esos términos. Yo creo que el sistema político que surgió en Chile, aún sin que se lo propusieran las distintas fuerzas políticas, es lo que en teoría política se llama democracia consociativa, que establece una serie de mecanismos en que ningún sector le puede imponer al otro su voluntad aun cuando no tenga la mayoría simple en el Parlamento y eso existe en varios países del mundo como Holanda, Bélgica, en Suiza en algunos aspectos y es muy propio de países que quedaron atravesados con ciertos conflictos políticos, religiosos. Pero ese período ya se sobrepasó. Hoy día hay una suficiente cultura cívica. No hay ningún temor de algún sector con respecto del otro y yo creo que están dadas todas las condiciones para que vayamos a una democracia más participativa, más deliberativa.

-A pesar de este cambio de contexto, aún así la derecha reacciona cuando le hablan de cambios constitucionales. ¿Hasta dónde ha ayudado a mantener el equilibrio político esta Constitución que tenemos?
-Con esta Constitución hemos vivido veintitantos años de paz, de tolerancia, de alternancia en el poder, de conflicto resueltos por vía institucional, de respecto a las libertades. Esta constitución reformada, porque no es la original que se pensó en la época de la Dictadura, sino que siempre fue fruto de sucesivas reformas, ha ido acompañando el desarrollo político, económico, cultural del país.

-¿En ese sentido cambiarla tiene que ver sólo con el contexto y el escenario que enfrenta Chile, no porque sea mala en sí misma?
-Es que con las Constituciones no se puede hacer un ejercicio de juicio abstracto, es siempre un juicio histórico. Las constituciones no nacen de los cielos, sino que de las luchas sociales. Y lo que yo he visto en todos estos años es que el país ha crecido en una línea progresista, de avanzada social y eso se ha hecho en paz. Ahora, yo creo que ha llegado el momento en que hay que dar un nuevo ajuste, un nuevo cambio que tiene que ver con lo que le señalé antes y con dos puntos más que me parecen fundamentales: uno es la descentralización; en eso hemos avanzado muy poco. Si bien se va a llegar a la elección democrática de los Cores, que es algo que se puso en el gobierno de la Presidenta Bachelet; y en segundo lugar, tenemos que avanzar en reconocer el carácter pluricultural de nuestra nación y por tanto, los derechos de los pueblos originarios.

-¿Cómo augura el futuro político de Chile si definitivamente se echa a andar la idea de una asamblea constituyente? ¿Hasta dónde se desplazan los límites?
-Si se echa a andar la idea de una asamblea constituyente tiene que ser con el acuerdo de todas las fuerzas políticas, y con una parte sustantiva de la centro-derecha. Si eso es así, no veo ninguna dificultad para que exista esa asamblea. Esa asamblea va a ser plural, van a ver debates, aunque es muy difícil prever lo que pueda salir. Sería un poco lo que ocurrió en Colombia en la Constitución del 91, que al final fue el Presidente quien llama a un cambio constitucional y el jefe de la oposición, que era Misael Pastrana, inmediatamente lo acepta, y el 86 % de las fuerzas políticas votan a favor de  crear una asamblea constituyente. Bueno, si eso ocurre en Chile no veo dificultad. Si en Chile hubiera un acuerdo entre la Alianza y la Concertación no veo ningún problema. Lo que advierto es que ese acuerdo no existe. Entonces, quienes quieren impulsar una asamblea constituyente, no lo quieren hacer convenciendo a las otras fuerzas políticas, sino que imponiéndoles una asamblea constituyente, y eso no lo contempla el ordenamiento jurídico.

-¿Ve cierto ánimo de imposición de esa fórmula?
-Lo que veo es una impaciencia política, propia de la juventud o de posiciones más extremas que tienen que ver con que las ideas propias tienen que hacerse camino en la sociedad. Pero en una sociedad democrática, para hacer una asamblea constituyente, hay que hacerla conforme a la Constitución. Y esta Constitución requiere, para ser reformada, un acuerdo político entre ambas coaliciones, que es lo que, repito, ocurrió en Colombia, donde además ese acuerdo político nació de un fuerte movimiento estudiantil, que dio origen a una séptima urna, que tuvo un gran respaldo, porque había consenso. Pero ese no es el caso chileno, porque acá no conozco a nadie de la Alianza por Chile que se haya mostrado a favor de convocar una asamblea constituyente.

-La fórmula de la asamblea constituyente se ha instalado con fuerza desde el movimiento social que irrumpió en 2011. ¿Cree que candidaturas como la de Michelle Bachelet están escuchando mucho a los movimientos sociales y sus demandas, que es una crítica que le hacen sectores del establishment?
-Yo creo que hay un sector estudiantil importante que ha planteado la idea de asamblea constituyente. Ahora no sé cuán mayoritaria es esa idea en la sociedad. No lo sé. A lo mejor si ese movimiento que llama a  marcar su votación mantiene la idea, lo vamos a ver después de la elección, cuántos votos fueron marcados y cuántos chilenos están por esa idea.

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