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El complejo debut de Davor Harasic como decano de Derecho de la Chile Rol de su estudio en Caso Penta ha tensionado relación con los estudiantes

El complejo debut de Davor Harasic como decano de Derecho de la Chile

Bastián Fernández
Por : Bastián Fernández Periodista de El Mostrador
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En una vereda su estudio jurídico defiende a los principales imputados del ‘Caso Penta’. En la otra, es la máxima autoridad en Pío Nono, tribuna desde donde habla sobre los “problemas” de la Fiscalía Nacional, contraparte en el caso, a la que recomendó no “actuar para la opinión pública”. Desde su entorno aclaran que está dedicado “tiempo completo” al decanato y que dejó el patrocinio de ‘los Carlos’. Harasic cumple su primer semestre en el cargo al que llegó con aceptación entre los estudiantes. A poco andar, la escuela se fue a paro y las relaciones se tensaron, pero el decano mostró su lado más “hábil” como “negociador duro”, el mismo que lo convirtió en uno de los penalistas más reputados de la plaza.


Al interior de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, aún hay dos lienzos con leyendas diferentes pero que apuntan al mismo personaje: el decano Davor Harasic. Uno dice: “Abogado de Penta ganaba $60 millones. Deja en la calle a trabajadoras que ganaban $190 mil”. El otro: “Harasic defiende a corruptos, no a las trabajadoras. Esto no termina con el paro”.

Ese es uno de los vestigios de más de dos meses de movilizaciones, que incluyó la toma de la escuela, por parte de los alumnos. La paralización que terminó el viernes 10 de julio fue una prueba de fuego para el nuevo decano, el insigne penalista de la plaza Davor Harasic, que había asumido el decanato el 11 de mayo. Estos demandaban la reincorporación de un grupo de trabajadoras de aseo, luego de que el decanato terminará la relación laboral con el subcontratista. Finalmente sólo una parte de las trabajadoras fue reincorporada. El proceso significó el primer enfrentamiento entre estudiantes y autoridades, donde no pasó inadvertida la relación de Harasic con el ‘Caso Penta’, como evidencian los lienzos.

Además de ser la máxima autoridad de la escuela de Derecho, Harasic es, junto a Julián López, socio de Harasic & López, estudio jurídico que defiende a Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano, dueños de Penta, y dos de los principales formalizados por la Fiscalía Nacional por delitos tributarios reiterados y soborno. Los honorarios de los abogados habrían girado en torno a los 100 mil dólares mensuales según algunas publicaciones.

La denominada “doble militancia” del decano fue comentario en la escuela de Derecho, especialmente después de la entrevista que Harasic concedió a La Tercera el 12 de julio. En esta habló como la máxima autoridad de la escuela y criticó a la Fiscalía Nacional, contraparte de su estudio jurídico en el ‘Caso Penta’.

Harasic dijo que el organismo tiene “problemas importantes” y que “el gran desafío que va a tener que asumir el Ministerio Público con el nuevo Fiscal Nacional va a ser la responsabilidad con que se asumen determinados casos, no dejarse llevar por la opinión pública. Las fiscalías no deben actuar para la opinión pública”. En octubre de este año la Corte Suprema debe conformar la quina con la propuesta de nombres para suceder a Sabas Chahuán en el cargo.

La entrevista trajo repercusiones. En una columna de la revista The Clinic –escrita por un anónimo que firmaba como ‘El abogado del diablo”– se criticó la “doble militancia” de Harasic. “Me sorprendo cuando leo, en el diario La Tercera durante el fin de semana pasado, que el flamante decano de la Facultad de Derecho de la U. de Chile, señor Davor Harasic, critica la labor de la Fiscalía Nacional. El decanato de tan ilustre facultad es un cargo ambicionado por todo abogado que se precie de ser un excelente académico y profesional, y que tenga pretensiones de influencia en el mundo político. Eso lo convierte en una voz más que autorizada para opinar de estos temas… pero otra cosa es que lo haga siendo a la vez oponente de la Fiscalía. Y es un hecho quizás desconocido para todos, que el decano Harasic es también abogado defensor de los dos principales imputados del caso Penta”.

Y agregó que “el caso del decano es aún peor, ya que su cargo lo convierte en funcionario público. En consecuencia, queda obligado por la Ley de Bases de Administración del Estado a regir su actuar por los principios de objetividad e imparcialidad, resultando obvio que aquello es imposible en lo que dice relación a la Fiscalía si es un permanente contradictor de la misma”.

Para un estudiante de la carrera el objetivo de Harasic es claro: “Habría que ser demasiado inocente para creer que sus intereses en la causa y en el estudio cesaron al asumir como decano. Ni el estudiante más de derecha cree eso. La entrevista demuestra que tiene un interés detrás y un afán de posicionamiento público”.

Desde el entorno del decanato aseguran, sin embargo, que Harasic renunció al “patrocinio del caso” y que está dedicado “jornada completa” a su cargo. Sin embargo, en la página web Harasic aún figura como socio. “El estudio se sigue llamando Harasic & López. Hay un hijo del decano que es socio de este. Pero el decano no tiene dedicación en el estudio jurídico hoy”, explican fuentes cercanas a este.

El negociador

Durante los dos meses de paro, las negociaciones entre el decanato –lideradas por su equipo– y estudiantes, revelaron una faceta desconocida de Harasic.

Entre los estudiantes había una “ambivalencia” respecto del nuevo decano. Esto, dicen, por su cercanía con la Izquierda Autónoma (IA) y con Gabriel Boric, la que se remonta a la toma de la escuela del 2009. “Algunos estudiantes tenían desconfianzas con él, pero era la mejor opción ante los otros candidatos (Pablo Ruiz Tagle y Maricruz Gómez de la Torre)”, dice un estudiante que está involucrado en la política de la escuela.

En un comienzo Harasic fue “bien visto” por contraste con la opción de Pablo Ruiz Tagle, que era “más academicista, conservador y con quien se sabía que no habría paros”, dicen. Después de la elección y con el comienzo del paro, Harasic muestra su “faceta de negociador duro”, cuentan.

[cita] Para un estudiante de la carrera el objetivo de Harasic es claro: “Habría que ser demasiado inocente para creer que sus intereses en la causa y en el estudio cesaron al asumir como decano. Ni el estudiante más de derecha cree eso. La entrevista demuestra que tiene un interés detrás y un afán de posicionamiento público”. Desde el entorno del decanato aseguran, sin embargo, que Harasic renunció al “patrocinio del caso” y que está dedicado “jornada completa” a su cargo. Sin embargo, en la página web Harasic aún figura como socio. “El estudio se sigue llamando Harasic & López. Hay un hijo del decano que es socio de este. Pero el decano no tiene dedicación en el estudio jurídico hoy”, explican fuentes cercanas a este.  [/cita]

Hay quienes creen que el decano aprovechó en su favor la “ambivalencia” en torno a su figura para “desgastar” la movilización y que fue “muy hábil”, que supo “dar y quitar”. No son pocos los que le reconocen su capacidad para “equilibrar la balanza” con lo que se anotó algunos puntos en el estudiantado con la reducción de la tesina.

“Son cosas que se ven como mejora para la mayoría de los estudiantes. Pero Harasic se repliega en otros puntos, entonces también hay una sensación de derrota y desmoralización”, dice otro estudiante que participó del paro.

En esa línea, una de las lecturas que se hacen en el estudiantado es que Harasic tiene una “posición de fuerza” por lo que apuesta al “desgaste” del movimiento interno con miras a las próximas elecciones del Centro de Estudiantes de Derecho (CED) para que “sin oposición interna” pueda “sacar adelante su programa”.

Algo que es rechazado por fuentes cercanas al decanato, donde dicen que el proceso de negociación no fue “beligerante” y que, “más allá del rol que cada uno juega en el guión”, existió “apertura y disposición al diálogo”. Un académico cercano al decanato añade que “al conversar con los estudiantes tengo la impresión que, más allá de las posiciones que tienen que asumir públicamente, claramente advierten que ha habido un esfuerzo por aproximar posiciones. Como nunca el actual decanato ha puesto sobre la mesa cosas que eran de mayor significación para el movimiento estudiantil no sólo a nivel nacional sino que también para el estudiantado de la facultad”.

Hay quienes afirman que el equipo de decanato liderado por Harasic tiene “otra mentalidad” respecto de su antecesor, Roberto Nahum. “Antes se negociaba durante el paro y sobre esa base se veía la continuación de este. Pero ahora la postura es oponerse al paro y la intención es que se bajen los estudiantes. Se han implementado lógicas del mundo privado, gerencial, dentro de la escuela”, explica una fuente que participó en el paro y negociaciones.

La crítica no es compartida desde el entorno del decano. “Desde antes de la movilización en concordancia con el CED hemos mantenido una mesa de trabajo en la que se han traído temas que les interesan a ellos. El trabajo ha sido fructífero y las relaciones han sido respetuosas. Nos hemos encontrado con un grupo de estudiantes que han asumido de manera adulta sus decisiones. Hemos llegado a muchos acuerdos y hemos tenido disensos también. Pero ha habido una disposición total al diálogo”, dice una fuente cercana a la dirección de Harasic.

Siempre Público

La carrera de Harasic no solo ha sido en el ejercicio privado de la profesión, sino que también ha tenido un importante perfil público, no exento de controversias. Fue presidente subrogante del Consejo de Defensa del Estado. Además, postuló al cargo de Fiscal Nacional en 1999, cuando se nombró por primera vez. Entre 2005 y 2008 fue presidente de la ONG Chile Transparente, el capítulo local de la organización Transparencia Internacional, que ahora preside José Miguel Insulza.

Si bien el cargo ejecutivo de la ONG no lo obligaba a dejar el ejercicio de su profesión, en círculos del Gobierno de la época causó sorpresa que el ex miembro del Consejo de Defensa del Estado aceptara encabezar, junto al jurista Raúl Tavolari, la demanda interpuesta por 22 entidades bancarias en contra del Servicio de Impuestos Internos (SII), que precisamente buscaba mejorar la normativa del sector financiero. Esto debido a que la Convención Interamericana contra la Corrupción está en sintonía con la labor preventiva de lavado de dinero de la Unidad de Análisis de Inteligencia Financiera y con la polémica circular 120 del SII. El organismo fiscal pretendía que los bancos informen sobre las transacciones internacionales de sus clientes superiores a 10 mil dólares. No obstante, según los 22 bancos que Harasic representó, esta medida atentaba contra el secreto bancario.

Otros hechos bullados en los que ha participado ocurrieron en 1995 y 1996. En 1995, Harasic se hizo cargo del caso “Pinocheques” como abogado del CDE, pero debió dejarlo a petición del entonces Presidente Frei, quien cerró el sumario “por razones de Estado”. Al año siguiente, en medio de roces con la presidenta del CDE, Clara Szczaranski, Harasic renunció al organismo cuando este no apeló al fallo que absolvió al subsecretario del Interior, Marcelo Schilling, y al director de Investigaciones, Nelson Mery, en el marco de las investigaciones por el asesinato de Jaime Guzmán y sobre las labores de inteligencia de la Oficina de Seguridad Pública, más conocida como “La Oficina”.

Harasic fue, asimismo, el abogado del fallecido empresario Ricardo Claro, fundador de Mega, cuando este demandó al diario La Nación por un reportaje publicado en diciembre de 2004, querellándose por «injurias graves con publicidad» a partir de una investigación titulada «Los top ten. La cara civil de la tortura” y que mostraba el rol de Claro como uno de los civiles que dio sustento político a la dictadura de Pinochet. En 2008, la jueza Blanca Rojas, del 32 Juzgado del Crimen, consideró que las informaciones consignadas en el reportaje ya habían sido publicadas antes y el empresario nunca las desmintió. Además, la magistrada desestimó la demanda de $1.000 millones de pesos de la época, lo que constituyó una importante derrota para Harasic.

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