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La herencia de nuestros antepasados neanderthales: Depresión, trombosis y adicciones

La herencia de nuestros antepasados neanderthales: Depresión, trombosis y adicciones

Si usted tiene aunque sea un poco de sangre europea, del Medio Oriente o de Asia Central, tiene algo de neanderthal.


La posible reproducción de nuestros antepasados homo sapiens con neanderthales fue una teoría bastante en boga, hasta que se comprobó que era una realidad. Hoy ya se tiene certeza del mestizaje entre ambas especies de homínidos, que convivieron en Europa, el Medio Oriente y Asia Central, y el debate pasa por saber qué tan frecuente e intenso fue, y qué nos heredó a nosotros sus descendientes.

En promedio los neanderthales aportaron con un 4% del genoma del ser humano, porcentaje que fue transmitido por europeos y etnias del Asia occidental y central. De este modo resulta que la mayoría de los americanos, gracias al mestizaje entre aborígenes y conquistadores y colonos, y a la posterior inmigración desde el Viejo Continente, poseemos unas gotas de sangre neanderthal.

¿Pero qué nos heredaros esos antepasados de otra especie? «El ADN neanderhtal influye, en efecto, en los rasgos clínicos de los humanos actuales; hemos descubierto asociaciones entre el ADN neanderthal y una amplia gama de problemas de salud, entre ellos los de tipo inmunológico, dermatológico, neurológico, psiquiátrico y reproductivo” dijo al diario español El País, el genetista evolutivo John Capra, de la Vanderbilt University.

Capra, junto a colegas de varias casas de estudio estadounidenses han publicado el primer estudio directo de asociación entre el contenido genético neandertal de las personas actuales y sus historias clínicas. La investigación demuestra que ese ADN arcaico tiene un impacto “sutil pero significativo” sobre la salud de la gente de ascendencia europea, vivan donde vivan ahora.

Los apareamientos con los neandertales ocurrieron cuando nuestros ancestros salieron del África, hace unos 50.000 años en el sureste de Europa y probablemente también en el Oriente Medio. Por eso la herencia neanderthal no afecta a las poblaciones de origen asiático oriental o africano subsahariano. Parte de los asiáticos actuales, y muchos polinésicos, llevan también en su genoma los rastros de antiguos apareamientos con humanos arcaicos, pero en este caso no son neandertales, sino denisovanos, una misteriosa especie que vivió en Asia antes que los humanos modernos. De este modo, los únicos homo sapiens «puros» serían los africanos subsaharianos, ya que al nunca haber salido del continente madre, nunca se mezclaron con otros homínidos.

Pero no todo el legado neanderthal es dañino. Respecto a la depresión, por ejemplo, hay una pieza de ADN neanderthal que aumenta el riesgo, y otra pieza distinta que lo disminuye. Pero el caso más general es que los genes neanderthales aumenten el riesgo de las demás enfermedades citadas al principio. ¿Qué sentido tiene entonces que ese ADN haya aguantado 50.000 años en nuestro genoma? Lo esperable sería que la selección natural lo hubiese eliminado junto a los individuos que lo portan.

Capra y sus colegas conjeturan que las variantes neandertales fueron beneficiosas en el pasado, y que son los cambios recientes en las condiciones de vida del ser humano los que los han hecho dañinos. Por ejemplo, el gen neanderthal que hoy aumenta el riesgo de queratosis -una lesión de la piel causada por la luz solar- pudo ser una ventaja en las heladas y nubladas estepas de la Europa primitiva.

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