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Felipe Berríos dispara contra la visita del Papa: «La iglesia católica chilena está muy alejada de la gente» Sacerdote jesuita dice que la visita de Francisco tiene muchas interrogantes

Felipe Berríos dispara contra la visita del Papa: «La iglesia católica chilena está muy alejada de la gente»

«Chile es un pueblo creyente, pero se siente abandonado por sus pastores y desilusionado con los casos de abusos sexuales», sostuvo el ex capellán de Un Techo para Chile.


El sacerdote jesuita Felipe Berríos se refirió a la visita del Papa Francisco a Chile, el próximo 15 de enero, asegurando que su llegada abre muchas interrogantes y resulta «un poco críptica en cuanto a su organización».

En entrevista con el diario español El País, el ex capellán de Un Techo para Chile comparó la visita del Papa Francisco con la del Papa Juan Pablo II en 1987.

«La de 1987 fue una visita política, pero también pastoral: apoyar a la Iglesia a la que ciertos sectores conservadores de la misma Iglesia —ligados a la dictadura— intentaban desacreditar. Acusaban de comunista y de dedicarse a la política a una Iglesia que desempeñó un papel importante en los derechos humanos y la defensa de los perseguidos. En cuanto a la visita de Francisco, para mí tiene muchas interrogantes. Ha sido, a mí entender, un poco críptica en cuanto a su organización. Me habría gustado que se hubiesen hecho preguntas a las comunidades de base. ¿A qué le gustaría usted que el Papa se refiriera? ¿Qué conflictos ve usted en la Iglesia chilena? ¿Qué preguntas habría que hacerle a Francisco? Pero veo que el grupo que organiza es muy cerrado y que tiene al Papa demasiado protegido», comentó el activista social.

Ante la pregunta ¿A qué Chile llega?, Berríos apuntó que a un país «con un ambiente mucho más democrático, con la gente empoderada, con mayor capacidad de información y opinión —gracias a la tecnología—, con un espíritu libertario. Es una sociedad mucho más crítica que la que le tocó ver a Juan Pablo II y que in crescendo ha dado pasos firmes, sobre todo con las reformas de la Presidenta Michelle Bachelet que, por ejemplo, por primera vez consideraron la educación como un derecho».

Asimismo, reflexionó: «Siento que la Iglesia Católica chilena está muy alejada de la gente, tremendamente cuestionada y con una jerarquía que no llega a los fieles. Se han acabado las comunidades de base y la pastoral se organizó en torno a grupos religiosos conservadores. Cuando era estudiante de teología en la Compañía de Jesús y luego como obispo y arzobispo de Buenos Aires, le tocó conocer a una Iglesia chilena muy respetada en Latinoamérica, con obispos de peso, que tenían opiniones que repercutían en sus diócesis y eran escuchadas hasta en Europa. Era una Iglesia católica que se la jugó con la reforma agraria y educacional —en los años sesenta—, por lo que ahora le debe sorprender una Iglesia callada, metida para adentro y que no va a la vanguardia de los cambios de la sociedad chilena. Y él, encima, diciéndole a la Iglesia que salga a la calle, que se meta en líos».

En ese sentido, Berríos reparó en que «será interesante este encuentro. El Papa va a encontrarse con una Iglesia ensimismada y atrincherada en una doctrina que la gente no entiende».

Consultado sobre el debate sobre el matrimonio igualitario y la adopción homoparental, el sacerdote jesuita señaló que si bien él es «un sacerdote católico» recordó que en Chile la Iglesia está separada del Estado desde 1925, «gracias a Dios». «En ese sentido, no veo que haya dificultad en que se legisle a favor del matrimonio igualitario. En cuanto a la adopción, los menores pueden tener bienestar con una pareja de padres heterosexual, una madre soltera, un viudo o una pareja homosexual», concluyó.

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