Opinión
El último censo -en el cual tuve la posibilidad de participar- define que la población entre los 20 y 39 años son 5.363.386 personas, un número importante a considerar como desarrollo global y como el comienzo de una nueva generación, en especial, porque se espera que en los proximos dos años más del 50% de la fuerza de trabajo de nuestro país corresponderá a este rango etáreo.
La literatura los define como Millennials, personas que privilegian los buenos ambientes de trabajo por sobre lo económico; personas que buscan desafíos y no tanta estabilidad; personas que han vivido un cambio cultural importante al apreciar los fuertes avances tecnológicos que nuestra sociedad ha experimentado.
Es en este sentido que debemos preguntarnos ¿Nuestra sociedad está preparada para esta Generación?
Al parecer no. A comienzos de los años 90 se aprecia una explosión cultural denominada Internet, que se esperaba que afecte de forma positiva tanto a la productividad académica como laboral. No obstante eso no ocurrió, sino que al contrario las formas de organización empresarial y la evolución de las Universidades han ido a un ritmo mucho más lento que estos cambios culturales. Por supuesto siempre tenemos excepciones, sin embargo, las empresas más importantes de nuestro país y de nuestra región siguen normas y estándares generales que provienen de segmentos generacionales con otras prioridades, que buscaban la seguridad y la estabilidad.
Pero centremos nuestra atención en las Universidades. Sin lugar a duda herramientas como PowerPoint han desplazado a elementos tradicionales como los pizarrones e incluso se aprecia como en muchos centros de estudios han proliferado cursos que son entregados de forma online. Sin embargo, esto no se logra apreciar como una solución ya que si bien ha cambiado la forma de entrega del conocimiento, la base y estructura sigue siendo la misma.
Pero bien, el cambio finalmente llegará forzando y llevando al crecimiento económico y esperemos que también al bienestar social. Para ello las Universidades deben entrar a formas de innovación académica que incorporen la utilización y creación de iniciativas como Ted-Ed o Crash Course que poseen videos educacionales que abarcan temáticas del conocimiento que van desde la economía hasta la biología. Así también la oportunidad actual permite que las Universidades se puedan vincular con las verdaderas problemáticas que nuestro entorno experimenta, generando ideas creativas que permitan entregar una solución no sólo a grandes proyectos de inversión, sino que también a aspectos cotidianos que puedan permitir mejorar el bienestar de nuestra comunidad.
En la actualidad sólo 3 de cada 10 alumnos de colegios técnicos ingresan a la educación superior y aquello evidencia la ardua tarea que existe para el mundo educativo en general. Es de este modo, que la innovación educativa no sólo es un reto para los nuevos académicos que beneficiará al desarrollo de las empresas, sino que también para las universidades que deben adaptar sus planes a una nueva generación social denominada Millennials.
