El Plan de Mejoramiento del Parque Padre Hurtado logró movilizar a 77.812 personas de las comunas de Las Condes, Providencia y La Reina en una consulta vinculante. Tal como muchos advirtieron, el proceso tuvo muchas fallas: fue tendencioso y con escasa difusión, las opciones fueron definidas por un solo actor, las alternativas fueron bastante acotadas y un montón de etcéteras que dan cuenta la poca experiencia que tenemos como país en estos procesos que, además, dependen de la voluntad de las autoridades más que en facultades propias de las comunidades.
Con todas esas fallas, y estando muy lejos que estas instancias sean frecuentes, podemos decir que el número de participantes en esta consulta y el revuelo comunicacional que tuvo no solo son reflejo de un nuevo tipo de ciudadanía, sino también desafía a muchas regulaciones y leyes actuales. El Servicio de Impacto Ambiental, los procesos de participación del MOP, los planes de acompañamiento social del MINVU, las ordenanzas e instrumentos de planificación territorial sólo por nombrar algunos.
En definitiva, estamos en presencia de una tremenda oportunidad para cuestionar cómo estamos construyendo nuestras ciudades. Es hora de que el Estado de Chile reconozca el valor de una democracia moderna, ese que no teme perder algo de poder por ganar mayor legitimidad y apropiación de sus ciudadanos.