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¿Chao al plástico? Opinión

¿Chao al plástico?

Verónica De la Cerda
Por : Verónica De la Cerda Gerente General de TriCiclos S.A.
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En Chile hay señales muy positivas en materia medioambiental. La campaña #ChaoBombillas es una de ellas, pero aún distamos de tener un escenario ideal, ya que carecemos de un sistema amplio de reciclaje a nivel nacional, y de un verdadero fomento a la producción y consumo sustentable.

Celebramos el creciente interés político, especialmente en los municipios, que ha generado el tema de la urgente reducción de la contaminación plástica, pero como actores que llevan más de 10 años trabajando en temas de reciclaje, ecodiseño y disminución de residuos, nos preocupa que estas iniciativas castiguen a materiales que hoy son 100% reciclables, como lo es el PET, usado en botellas plásticas y otro tipo de envases.

Este tipo de plástico es el que tiene mayor capacidad de recuperación y de procesamiento y por lo tanto es el que posee el porcentaje más alto de reciclaje en nuestro país con entre un 11% y un 14%. Si bien son niveles mejorables, son los más altos en esta categoría de material.

Al igual que en todo el mundo, en Chile hay muchos productos plásticos que a día de hoy son muy difíciles de recolectar y reciclar. Todos estos están muy bien descritos y priorizados en la estrategia global llamada “La Nueva Economía de los Plásticos”.

Se trata por ejemplo de embalajes que al desecharse contienen materiales orgánicos; o los de formato pequeño (menor a 7cm); aquellos compuestos por materiales complejos y no reciclables (PVC, EPS) y/o aquellos fabricados de múltiples materiales inseparables entre sí. Ejemplos hay muchos: bombillas, sachets, vasos de plumavit y de polipapel, paquetes de embutidos… y la lista suma y sigue.

¿Tiene sentido que en los cinco minutos que me demoro en tomar un café con azúcar en una cafetería, este produzca de forma instantánea un vaso, una tapa y un sachet que irán directamente al vertedero o, peor aún, al océano?

Parece una locura, pero lo cierto es que los chilenos producimos más de 1,1 kilo de basura al día y menos de un 10% de ésta se recicla.

Para abordar la problemática de los residuos en envases y embalajes, la Ley REP constituye un marco legal sólido, ampliamente validado y, por lo tanto, es muy recomendable enfocar los esfuerzos legislativos en ella.

El problema es que parece ser casi desconocida para algunos políticos. Si concentráramos nuestras fuerzas en este marco normativo -que ya lleva años de trabajo en distintos gobiernos- podríamos fomentar el uso de envases y embalajes más sustentables.

¿Cómo? Por ejemplo, generando metas de recuperación altas para tipos de plásticos de buena reciclabilidad, y multas para aquellos que no lo son, con lo cual podríamos lograr la eliminación de componentes que resultan innecesarios, reducir el sobre empaque y el uso excesivo de elementos de marketing.

En el mundo existen casos de éxito al respecto. En Japón, por ejemplo, la política REP implicó que se superaran las metas de recuperación en casi todos los materiales, la caída en la cantidad de empaques que terminan en rellenos sanitarios (botellas de vidrio se redujeron en 39%, botellas de PET en 72%, otros empaques de papel en 60% y otros empaques plásticos en 76%) e incluso se aceleró la reducción en el gramaje de los empaques.

¿Qué es lo que no estamos viendo? Aunque sea por buenas razones, lo que hoy se está haciendo puede entrampar el desarrollo de una normativa con capacidad de llevarnos a ser un país en vías de lograr la economía circular.

Acciones aisladas y falta de coordinación son el peor daño que podemos hacerle a nuestro país y a un medioambiente en crisis.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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