Sustentabilidad
Pese a su amplio uso en distintas industrias, su reciclaje es complejo, al ser un material que ocupa mucho volumen y es difícil de compactar y trasladar.
Su nombre real es poliestireno expandido, pero en Chile lo conocemos mejor como plumavit. Es uno de los productos plásticos de uso más transversal: es altamente higiénico, no se pudre, no genera moho ni se descompone. Estas características le vuelven un favorito al momento de elegir materiales que protejan de golpes, sirvan como aislantes de calor o frío o se utilicen como recipientes de un solo uso.
Pero a pesar de sus propiedades, el daño ambiental que genera persiste: en Chile se desechan cerca de 360 millones de toneladas al año, donde se estima que 60 millones son producto de labores industriales y los otros 300 de uso personal y doméstico. Sin un debido tratamiento de reutilizado o reciclaje, el plumavit puede permanecer hasta mil años en el planeta debido a que no es biodegradable.
Y si bien la cultura del reciclaje compromete cada día a más personas y organizaciones, el caso específico del plumavit es complejo. «Lo que tiene de dificultad en su logística es que es un material muy liviano, difícil de compactar y trasladar. Su reciclaje también es complejo: se necesita maquinaria de gran escala y no existe hoy en Chile una solución de escala suficiente como para entregar una garantía de que se va a reciclar en nuestro país», comenta Verónica de la Cerda, gerente general de Triciclos Chile.
La pregunta queda: si es tan compleja su reutilización -por lo menos de momento-, ¿qué hacemos con el plumavit? Verónica de la Cerda estima que no siempre se puede reciclar todo. «Es un enorme desafío y una linda oportunidad de cambiar. Hay productos en el mercado que son reciclables fácil, perfecto. Pero hay otros que deben eliminarse: hay innovación necesaria en algunos productos, y hay otros -como en el caso del plumavit- que deberían ir migrando a otros tipos de materiales».
En el mundo ya existen esfuerzos por eliminar su uso. El pasado 1 de julio entró en rigor pleno una ley en Nueva York que prohíbe el uso de este material principalmente para la industria alimentaria, aunque varios legisladores buscan desde ya vetar completamente el poliestireno expandido. El mismo alcalde Bill de Blasio comentó que no es posible reciclar el plumavit «de una manera económicamente viable o ambientalmente eficaz».
Pasos similares que ya pensaba hace tiempo Costa Rica. El pasado lunes el presidente costarricense, Carlos Alvarado, firmó una ley aprobada por el Congreso que prohíbe la importación, comercialización y entrega de recipientes de plumavit, aunque en el caso del país de América Central el documento entrará en vigor recién dentro de dos años.
