Mucho se ha hablado de la Ley REP, de sus desafíos y oportunidades, dando muchas veces por sentado que todo está preparado para una exitosa implementación. Pero la verdad es que para una verdadera gestión sostenible de residuos aún quedan varios cavos sueltos por resolver, que impiden, por ahora, cumplir con las metas y plazos comprometidos. Tal como sucede con la lucha contra el cambio climático, si no actuamos de inmediato, los sueños de una economía realmente circular podrían esfumarse.
Para implementar una gestión efectiva de residuos se necesita el desarrollo de sistemas integrados de recolección, clasificación, pretratamiento y valorización, que cuenten con una coordinación eficiente y dispongan de la infraestructura adecuada para lograr la ansiada valorización, principalmente mediante el reciclaje, complementado con otras opciones como la energética.
Preocupa, por ejemplo, que el anteproyecto de decreto supremo para envases y embalajes renuncie a la posibilidad de valorización energética de la fracción no reciclable de esos materiales, la que según la experiencia internacional superará el 30% del volumen recolectado, condenándola a vertederos y rellenos sanitarios, que es precisamente lo que no queremos. Existe capacidad en Chile, en la industria cementera por ejemplo, para valorizar esos materiales de forma eficiente y sostenible.
La infraestructura de clasificación, pretratamiento y valorización de residuos en Chile es incipiente, y actualmente no sería capaz de que cubrir la necesidad que se proyecta para los próximos años según las metas REP, equivalente a más de 1 millón de toneladas anuales de envases y embalajes hacia el año 2030. Ya se visualizan en el horizonte proyectos de inversión que apuntan en esta dirección, los que, sin duda alguna, se multiplicarán en el futuro, siempre y cuando se logren las condiciones de cooperación público-privada que permitan su desarrollo. La inversión privada en infraestructuras para la gestión de residuos será uno de los elementos catalizadores que asegurarán el éxito en la implementación de la REP. Para que esto suceda, se vuelve urgente dar señales de certidumbre por parte del mundo público, tanto para la “permisología” que esas inversiones requieren, como para su futura fiscalización.
La Región Metropolitana concentra la mayor parte de los proyectos de inversión para clasificación, pretratamiento y valorización de residuos, lo que impone un desafío extra a las regiones. Según el anteproyecto REP para envases y embalajes, cada ciudad deberá contar con su propia capacidad, que permita cubrir las necesidades de almacenamiento, clasificación y pretratamiento para una correcta gestión local. Una gran oportunidad para emprendedores que decidan apostar por la sostenibilidad y la economía circular en regiones.
No nos olvidemos que en otras latitudes, principalmente en Europa, el camino que comenzamos en Chile ya ha sido recorrido con éxito. La oportunidad de aprender de sus aciertos y errores está a nuestro alcance.
El desafío está sobre la mesa, es hora de ponerse manos a la obra.