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Competencias digitales en Chile: falta de conocimiento y preparación marcan el retroceso Opinión

Competencias digitales en Chile: falta de conocimiento y preparación marcan el retroceso

Juan Pablo Salas
Por : Juan Pablo Salas Gerente de Innovación y Customer Experience (CX) de Acepta.
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Chile cayó cinco puestos en el ranking “Índice de Competitividad Digital 2019”, respecto a 2018. La digitalización en sí ya está disponible, lo que aún no queda claro es si la ciudadanía y las empresas están preparadas para incorporar los principios que den curso al cambio.  


El liderazgo de Chile ha acaparado la atención en todo el mundo. Una sólida institucionalidad macroeconómica y apertura a los mercados internacionales, con altas probabilidades de convertirse en un centro financiero regional, ha posicionado a nuestro país como un ejemplo en Latinoamérica.

Sin embargo, el éxito pasado no asegura un futuro igual de prometedor, -una muestra fue el estallido social de la última semana- si no somos capaces de generar los cambios e incentivos necesarios para aprovechar los beneficios de la economía digital a nivel individual (cultura) y colectivo (sistemas). 

Es más, Chile cayó cinco puestos en el ranking “Índice de Competitividad Digital 2019”, realizado por el International Institute for Management Development (IMD), respecto a 2018. ¿El motivo? Una percepción negativa por parte de ejecutivos respecto a regulaciones que favorecen la innovación; la agilidad para hacer realidad estos cambios; falta de entrenamiento y educación de los trabajadores, y un bajo capital disponible para incentivar el talento, afirma el estudio a nivel local.

La noticia cae como un balde de agua fría para las intenciones de transformarnos en un país referente en digitalización y, en especial, a los principios que incentivan una cultura digital entre las personas. De este modo, Chile quedó en el lugar 42 entre 63 naciones en 2019, rodeándose de países como Italia (41), Hungría (43) e India (44), por nombrar algunos. ¿La buena noticia? Aún seguimos a la cabeza de la región, superando a México, Brasil, Colombia y Argentina.

En su tercera edición, el ranking del IMD analizó a los países en tres variables: “conocimiento”, “tecnología” y “preparación futura” de la ciudadanía para adoptar el know how que requiere la transformación digital.

A nivel de subcategorías, llama la atención que en los últimos cinco años, Chile haya retrocedido 10 puestos (31 al 41) en el desarrollo de tecnologías digitales, quedando por debajo de países como Kazajistán (39) y Arabia Saudita (40).

Pero esto no sólo queda ahí. Según la variable de conocimiento, tanto para descubrir cómo construir sistemas tecnológicos, nuestro país ve desde abajo al resto del mundo, posicionándose en el puesto 50 de 63 naciones. En otras palabras, los chilenos tienen un nivel de conocimiento digital similar a Jordania (49) o Filipinas (51).

Ahora, si miramos los subfactores que componen cada uno de los tres factores medidos, queda la sensación de que no estamos reaccionando a tiempo a los cambios institucionales necesarios para potenciar la competitividad digital en la sociedad.

Entre los subfactores de conocimiento, Chile se instala en el penúltimo lugar del ranking en el factor de “entrenamiento de trabajadores” con herramientas digitales (62). En tanto, si analizamos las variables tecnológicas, el país queda en el lugar 54 en términos de “legislación en materia de investigación científica”.

Además, es difícil hacer vista gorda a la tercera variable que compone nuestro promedio: la preparación necesaria en la población para adaptarse a una cultura digital. La buena noticia es que este año, a nivel de subfactores, quedamos en el puesto 35 en materia de Gobierno Digital y en la posición 41 en términos de participación ciudadana de plataformas digitales. Sin embargo, aún queda mucho por avanzar.

Los números muestran una preocupación que hemos planteado desde el primer minuto: en Chile no existe una interconexión proactiva a nivel de cultura digital (conocimiento y preparación), pero sí una destinada a intervenir y mejorar los sistemas digitales. 

El ranking habla por sí solo y es tiempo de hacer un balance: finalmente los ciudadanos se relacionan con el Estado y las políticas públicas -factores que fueron bien evaluados- en menor medida que las 45 horas destinadas a su lugar de trabajo. La mentalidad digital, aquella que es eficiente, flexible y altamente productiva, es más propensa a ser instaurada si se introduce en la cabeza de los directores y gerentes de las empresas que operan hoy en Chile. Es de esperar que de ahí provenga el cambio cultural necesario. 

Mientras los altos directivos mantengan una concepción obsoleta sobre la productividad, será muy difícil que las virtudes y herramientas de una sociedad digital decanten en la población. Mediciones basadas en objetivos y metas; metodologías ágiles de trabajo, y la capacitación en el uso de herramientas novedosas, son variables imperativas para lograr subir en la tabla de posiciones.

Estamos a punto de descender a la segunda división en términos de educación, preparación, entrenamiento e inversión científica. La digitalización en sí ya está disponible, lo que aún no queda claro es si la ciudadanía y las empresas están preparadas para incorporar los principios que den curso al cambio.  

La tarea empieza por casa.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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