Vida Opinión
Dado este crecimiento que enfrentaremos, el reto es lograr mejores estándares de movilidad y una metrópoli socialmente conectada. Este esfuerzo que debe ser impulsado tanto por el sector público como por privados.
Los desafíos de las inmobiliarias responden a la necesidad de crear proyectos donde exista conciencia y planificación respetuosa con el entorno. De aquí a los próximos diez años vamos a tener en la Región Metropolitana una necesidad de vivienda importante, que debe enfrentarse buscando una combinación armónica y sustentable entre dos tipos de desarrollo: uno guiado por la densificación, y otro orientado hacia la extensión.
La vertiente de la densificación como forma de ordenamiento urbano plantea el concepto de la verticalidad, es decir, construcción en altura. Este tipo de desarrollo debe privilegiarse en lugares donde predomina el transporte público, donde ya existe equipamiento y dotación de servicios, permitiendo el reciclamiento de la ciudad.
[cita tipo=»destaque»]Nuestra tarea entonces como actores urbanos es ser gestores de ciudad, para que las personas perciban la inversión inmobiliaria como beneficios futuros, y no como amenazas para su entorno. De esta manera, lograremos un crecimiento organizado, integrando estética con sustentabilidad y otorgando una mejor calidad de vida.[/cita]
La otra vertiente es el desarrollo por extensión, que busca generar nuevos polos residenciales, los cuales deben ir acompañados con la dotación necesaria de infraestructura, que permita resolver las necesidades de sus habitantes de manera local.
Un ejemplo de esto es el caso de Colina, donde las personas pueden acceder a viviendas con buenos terrenos , y que gracias a los accesos eficientes a Santiago pueden optar a tiempos más cortos de desplazamiento. Según cifras de Colliers International, desde el 2012 a la fecha esta comuna ha experimentado un crecimiento del 56% respecto de ingreso de nuevos proyectos residenciales.
Dado este crecimiento que enfrentaremos, el reto es lograr mejores estándares de movilidad y una metrópoli socialmente conectada. Este esfuerzo que debe ser impulsado tanto por el sector público como por privados.
Nuestra tarea entonces como actores urbanos es ser gestores de ciudad, para que las personas perciban la inversión inmobiliaria como beneficios futuros, y no como amenazas para su entorno. De esta manera, lograremos un crecimiento organizado, integrando estética con sustentabilidad y otorgando una mejor calidad de vida.
