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La carrera para convertir a los dispositivos de vestir en artículos de moda

La carrera para convertir a los dispositivos de vestir en artículos de moda

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Los diseñadores y fabricantes de tecnología lanzan productos de moda para el mercado de masas


Durante mi visita al ocupado taller de Levi’s, donde el diseñador de vaqueros experimenta con nuevos diseños, a pocas cuadras de la Bahía de San Francisco, Paul Dillinger se prueba una nueva chaqueta de mezclilla. Creada para los ciclistas, está especialmente diseñada para que la espalda no quede expuesta; tiene puños para tormentas, para evitar que el aire entre por las mangas; e, inesperadamente, el equivalente tecnológico de una varita mágica.

«¿Qué hechizos le gustaría hacer hoy?», se ríe, golpeando ligeramente su brazo izquierdo, que tiene sensores tejidos en la tela y una luz que cambia de color en la manga.

La manga está encantada: al interior posee tecnología que puede ayudar a los ciclistas a hacerlo todo, desde contestar llamadas telefónicas hasta evitar perderse. Los ciclistas pueden utilizar sus teléfonos inteligentes para configurar la chaqueta para que reconozca las llamadas de sus «favoritos». Pueden tocar o deslizar la manga para enviar un mensaje de texto estimando su hora de llegada a casa, a partir de datos de su ubicación a través de Google Maps.

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La chaqueta — que estará disponible en la primavera de 2017 — es parte de una nueva generación de dispositivos de vestir con el objetivo de incorporar la tecnología a la moda. El mundo de la moda ha estado experimentando con la tecnología con prendas de alto perfil desde hace un tiempo. Pero todavía no se ha llevado la tecnología a un mercado más amplio. La gente se asombró con el vestido de Marchesa — desarrollado con el sistema de inteligencia artificial de IBM, Watson, que cambiaba de color cuando la gente tuiteaba — que Karolina Kurkova llevaba en la Gala del Met este año. Make Fashion, un grupo de artistas e ingenieros canadienses, han pasado cinco años creando diseños lúdicos, tales como los vestidos «Gamer Girls», que cambian de color dependiendo de si ganan o pierden. Pero hasta ahora la aceptación generalizada de estas tecnologías ha sido lenta.

mujer vestido

Incluso las empresas de tecnología dirigidas por Apple, la empresa más consciente del diseño en la industria, han fracasado en la creación de productos que atraigan más allá de su base “geek”. El reloj de Apple ofrece una amplia gama de correas, incluyendo una colección hecha a mano por artesanos de Hermes en Francia.

Ahora, algunas casas de moda están empezando a formar asociaciones con empresas de tecnología para intercambiar conocimientos y subsanar “puntos ciegos”. Los fabricantes de tecnología están enseñando a las empresas de moda a hacer chips y baterías delgadas, mientras que las casas de moda están enseñando a los expertos en tecnología a diseñar prendas para distintas tallas y a garantizar que las prendas tecnológicas sean aptas para el lavado. El fabricante de chips Intel ha colaborado con los fabricantes de relojes Fossil y Tag Heuer y la compañía de gafas Luxottica, mientras que Fitbit, el fabricante del monitor de actividad física, se ha asociado tanto con Tory Burch como con la compañía de ropa Public School.

A principios de este mes en la Semana de la Moda en Nueva York, Michael Kors anunció su primera incursión en la tecnología de vestir. En asociación con Google, la marca ha dado a conocer un reloj inteligente basada en su exitosa colección analógica. Los nuevos modelos de Dylan y Bradshaw incluyen características tales como funciones de notificación, mapas, y un servicio de búsqueda dirigida por comando de voz de Google. Tendrá un costo de £329, alrededor de £100 más que la versión analógica.

Si Google Glass fue un excelente ejemplo de una gran idea, pero una tragedia para la moda, estas nuevas colaboraciones deberían contribuir a cerrar la brecha entre la funcionalidad y la moda. Google tendrá acceso a un mercado más joven, enfocado en la imagen, y todos los beneficios de una campaña de marketing de gama alta. La casa de moda trae nueva vida para su marca, y atrae a un nuevo público. Todo el mundo gana.

Google también se asoció con Levi’s para desarrollar la chaqueta de ciclismo, reuniendo al equipo de Tecnología Avanzada y Proyectos de Google en Silicon Valley, con los vanguardistas diseñadores de la marca.

El Sr. Dillinger, director de innovación global de Levi’s, dice que la asociación funcionó porque Google estaba dispuesta a aprender de Levi’s y viceversa. Y hubo retos considerables: la tecnología tuvo que sobrevivir las condiciones de las agresivas pruebas exigidas de los vaqueros antes de llegar a las tiendas.

«Francamente tuvimos las mejores capacidades de ambas compañías», dice el Sr. Dillinger. «Nosotros no somos muy buenos en la tecnología y ellos no son muy buenos en el diseño de prendas».

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Sandra López, vicepresidenta del nuevo grupo de tecnología de Intel, tiene ambos conjuntos de habilidades: estudió textiles y marketing de moda, y luego pasó a trabajar en el sector de la tecnología, incluyendo Adobe y Macromedia, antes de llegar a Intel.

En el último año y medio, la Sra. López dice que ha empezado a ver un progreso real a medida que más casas de moda están construyendo sus propios departamentos de investigación y desarrollo para examinar cómo utilizar la tecnología en sus colecciones. A veces, dice, la clave es desmontar la tecnología para agilizar un producto, para que no necesite tantos botones o una batería tan grande.

La moda y la tecnología están acercándose a una relación que podría producir dispositivos de vestir más elegantes, pero un futuro en el que todos los armarios necesiten sus propios cargadores todavía es poco probable.

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Carolina Milanesi, analista de tecnología de consumo de Creative Strategies, la firma de investigación de mercado de Silicon Valley, dice que la industria de la tecnología hasta ahora no ha podido convertir a los dispositivos de vestir en artículos de moda lo suficiente para expandirse más allá de un nicho de los primeros usuarios, que a menudo son del sexo masculino.

Pero sostiene que la búsqueda de la moda — si se logra que la tecnología sea estética o discreta — debería ayudar a la industria a vender sus productos a precios más altos ya que el consumo deja de estar basado en características y se convierte en una «compra emocional».

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