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Trump, Brexit y la previsión en una era de incertidumbre FT Weekend

Trump, Brexit y la previsión en una era de incertidumbre

La incertidumbre provoca las recesiones porque crea dudas con respecto gastar dinero entre los consumidores, empleadores e inversores.


Por Tim Harford

Si 2008 nos recordó que la banca es importante, entonces 2016 nos ha recalcado que la política también es importante; en ambos casos el recordatorio no ha sido bien recibido. ¿Cómo deberían responder los economistas?

Hasta hace poco, tanto la banca como la política tendían a ser sólo un nicho de interés en la profesión de la economía. Esto no es tan demente como pudiera parecer: si quieres analizar un mundo complejo, vas a tener que formular algunas suposiciones simplistas. Durante más de una generación, en los países ricos, tanto los bancos como los políticos han sido considerados como temas complicados de menor importancia, así que muchos economistas los han ignorado.

Los economistas del desarrollo han puesto su atención sobre la política y sus esfuerzos han sido recompensados. Daron Acemoglu fue otorgado la Medalla John Bates Clark en 2005, y Elinor Ostrom, la politóloga fallecida, se ganó el Premio Nobel Conmemorativo de Economía en 2009. La razón por su interés es obvia: las instituciones políticas disfuncionales son la causa principal de la pobreza en los países pobres.

A raíz del voto sobre el Brexit, el Trumpismo, el ascenso de Marine Le Pen y el próximo referéndum en Italia, ya no parece lógico ignorar el impacto económico de la política en el mundo occidental. ¿Pero cual es la mejor manera de entenderlo?

Algunos economistas argumentan que los mercados financieros en realidad son excelentes indicadores de la política. Por ejemplo, Justin Wolfers, un economista en la Universidad de Michigan, siguió de cerca los precios de los futuros de acciones cotizados en EEUU durante el primer debate presidencial. Las acciones subieron cuando Hillary Clinton venció a Donald Trump, y los mercados de apuestas le otorgaron más posibilidades a una victoria de Clinton. El mercado, estaba diciendo implícitamente que una presidencia Trump erradicaría 10 por ciento de la rentabilidad del mundo empresarial estadounidense y que sentía alivio al ver que ese riesgo se estaba desvaneciendo.

[cita tipo=»destaque»]Toda esta incertidumbre es emocionante para los expertos políticos y supuestamente gratificante para los votantes que rechazaron el estatus quo. ¿Es sólo ruido o será que la incertidumbre misma tiene un impacto económico? Hay evidencia de que es así.[/cita]

Varios economistas más han analizado las discontinuidades políticas para estimar el valor de las conexiones políticas. Por ejemplo, cuando el Senador Jim Jeffords abandonó el partido republicano en 2001, otorgando el control del Senado a los demócratas, esta sorpresa se reflejó en el descenso del precio de las acciones de las compañías que tenían conexiones políticas con los republicanos. Y el precio de las acciones de las compañías ligadas a los demócratas bajó cuando un fallo judicial decidió que George W Bush era el ganador de la apretada elección estadounidense en 2000.

Me gustaría creer que el análisis de los mercados financieros nos podría ayudar a entender a las políticas y los procesos políticos, pero los mercados no son omnipotentes. No pudieron predecir el voto del Brexit y ahora están teniendo dificultades para predecir sus consecuencias. La libra casi no se movió cuando el Brexit comenzó a ganar en las encuestas de opinión, y el colapso del FTSE 100, seguido por una rápida recuperación, sugiere una respuesta reactiva en vez de un análisis calculado.

Aun si los mercados estuvieran reaccionando apropiadamente según la información disponible, a veces la información no ofrece una clara dirección. Por ejemplo, las probabilidades de una victoria Trump en las elecciones presidenciales han fluctuado frenéticamente porque las encuestas también han sufrido fluctuaciones, debido a que cada pocos días surge nueva información significativa. En todo caso, es imposible predecir lo que el Sr. Trump va a hacer si es elegido porque las pocas políticas que ha presentado no son creíbles.

La nueva primera ministra del Reino Unido, Theresa May, también ha revelado poco sobre su posición de negociación con respecto al Brexit. De lo poco que ha dicho podemos entrever que ha adoptado una línea dura peligrosa, pero tal vez sólo esté apaciguando a los miembros de su partido. O tal vez no. El alcance de los posibles resultados es más estrecho de lo que parecía en el día del referéndum, pero sigue siendo muy amplio.

Para los economistas, una respuesta alternativa a toda esta incertidumbre es enfocarse en medir la incertidumbre misma. Una opción es usar un índice como el Vix, que sube cuando los operadores están dispuestos a pagar mucho para asegurarse en contra de las bruscas movidas y desciende cuando ese tipo de seguro es asequible.

O los rumores de los periodistas se podrían convertir en datos concretos: Scott Baker, Nicholas Bloom y Steven Davis han construidos índices de incertidumbre políticas basados en un análisis de artículos de prensa que mencionaban términos relevantes. El índice de EEUU ha tenido una tendencia a subir desde 1960. Esto tal vez se deba a que los periodistas escriben de forma diferente. Pero Baker piensa que se debe a que EEUU se ha vuelto un país más grande, más complejo y más polarizado, por lo que los resultados de las elecciones tienes mayores consecuencias económicas.

El índice “global” — basado en periódicos de las principales 16 economías — ha alcanzado niveles más altos durante los últimos cinco años que durante la crisis financiera, lo cual sugiere que, a diferencia del Vix, los investigadores están viendo algo diferente a una pura incertidumbre económica.

Toda esta incertidumbre es emocionante para los expertos políticos y supuestamente gratificante para los votantes que rechazaron el estatus quo. ¿Es sólo ruido o será que la incertidumbre misma tiene un impacto económico? Hay evidencia de que es así.

Un estudio independiente de Nicholas Bloom armado con una variedad de diferentes indicadores de incertidumbre concluye que tiende a subir durante las recesiones. Es posible que la recesión misma sea la causa de la incertidumbre, pero Bloom argumenta que la relación causal se orienta en ambas direcciones: la incertidumbre causa recesiones porque provoca duda entre los consumidores, empleadores e inversores con respecto a gastar dinero. Y si todos dudamos antes de gastar, eso constituye una recesión.

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