Crítica gastronómica
La Calma luce de manera minimalista, tiene un sobrio espacio con pocas pretensiones y una gran terraza ubicada en plena calle Nueva Costanera.
La carta va variando dependiendo de los pescados y mariscos disponibles del día. Todo va del mar a la mesa, acá nada se congela y claro, se nota. Su chef, Gabriel Layera, está a cargo de ejecutar platos sencillos (no quita que sean espectaculares) sin mucha manipulación, que destacan por su frescura y poca alteración de ellos.
Son expertos en productos del mar y se lo harán notar. Desde que ingresas serás atendido de la manera correspondiente, el personal está altamente capacitado sobre lo ofrecido y estarán en todo minuto pendientes de que tengas una buena estadía. El servicio y su reducida -pero atractiva- carta sobresalen.
Acá el protagonista es el producto y lo demuestran de una manera simple: Pescados y mariscos con todas las características que hacen notar que hace poco se encontraba en el mar. No puede dejar de probar la entrada para compartir La Calma ($25.000), una maravilla para la vista y el paladar. Trae varios productos -casi vivos- sobre una cama de hielo que resaltan su frescor y algas, cómalas. Podrá encontrar pejerrey, ostiones, almejas, pulpo (el único cocinado) erizos y ostras, todo finamente seleccionado por quién está a cargo de los fogones. De fondo compartimos un Rollizo ($13.000) con puré de cebollas tostadas. El pescado sacó aplausos, tiernamente cocinado al ajillo. Resalta la textura y sabor característico de los pescados de roca de nuestra costa. Acompañado con un puré con una bella simpleza. Todo esto fue acompañado -de buena manera- por un Sauvignon Blanc Amayna, de la Viña Garcés Silva.
Dese una vuelta La Calma, la carta demuestra oficio de quien rescata los productos hasta quien se los lleva a la mesa.
Nueva Costanera 3832, Vitacura
Servicio: Excelente (91%)
Comida: Excelente (92%)
Ambiente: Regular (69%)
Precio: De los $ 18.000 a $ 23.000
