El senador del PPD, Jaime Quintana, miembro de la comisión de Educación, si bien valoró el esfuerzo desplegado por el ministro de Educación, Joaquín Lavín, lamentó el efectismo que buscó el Presidente Sebastián Piñera a partir de la meta autoimpuesta para el inicio de clases en las zonas afectadas por el terremoto.
Lo anterior, «porque lo que hoy se ha erradamente celebrado, está muy lejos de ser normal, por lo tanto, la tarea que se viene antes de dar vuelta la página, es normalizar las condiciones en que se están dando las clases en varias localidades afectadas por el terremoto».
En ese sentido, el senador Quintana, dijo que «la autoridad no puede dejar que aquellos niños que están asistiendo a clases en un microbus terminen el año escolar en esas mismas condiciones».
En estos términos indicó que «hay que considerar que estos niños y jóvenes han sido profundamente afectados y necesitan de un lugar con condiciones mínimas para contenerlos emocionalmente y abordar con criterios de excelencia el proceso de enseñanza».
Asimismo, sostuvo que «si bien este es un año excepcional, por lo mismo esperamos del ministerio la reprogramación de los contenidos educativos». De esa forma, el parlamentario insistió en que «no puede darse la tarea por cumplida, porque la verdadera meta que el Ministro debe cumplir es alcanzar la normalidad en los procesos educativos».
Quintana dijo que «nunca ha estado en duda la capacidad del ministro Lavín para actuar con prontitud, pero lo cierto es que no podemos quedarnos solamente con los parámetros de subvención o mostrar sólo estadísticas. Ha habido un énfasis numérico para enfrentar el tema y se ha dejado de lado el debate sobre las condiciones en que los alumnos son acogidos por su comunidad educativa».
Finalmente y junto con señalar que desde la Comisión de Educación hará un permanente seguimiento de las condiciones en que se desarrollan los procesos de enseñanza en la zona afectada, el parlamentario concluyó señalando que «lo cierto es que el ministro Lavín sólo cumplió con que los niños escuchen la campana, pero ahora es fundamental hacernos cargo de lo que ocurre al interior de las aulas».
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