Frente a la renuncia del embajador de Argentina, Miguel Otero, el diputado Tucapel Jiménez, del Partido por la Democracia (PPD), afirmó que «era necesaria e imprescindible para la imagen del país, convirtiéndose en un problema menos para el país».
«Esto debe servir como precedente para futuros nombramientos, ya que lo ocurrido es consecuencia de poner a alguien tan ligado al gobierno militar como Otero, desconociendo el presidente Piñera un compromiso de campaña respecto a no tener funcionarios ligados a la dictadura», sostuvo Jiménez.
El parlamentario agregó que «es positivo que se haya entendido que el tema de DD.HH. es universal y que no deben haber dos posturas al respecto».
Por su parte, el diputado Jorge Tarud sostuvo que «ésta es la mejor forma de darle una solución rápida a todo este asunto y sólo resta que el gobierno proceda a nombrar un nuevo embajador».
«Otero se estaba convirtiendo en un obstáculo en las relaciones entre Chile y Argentina, y también se le estaba abriendo un flanco bastante difícil y complicado al propio gobierno», agregó.
Respecto a la reacción de la Alianza, el jefe de la bancada Ramón Farías, sostuvo que «no sabemos en qué mundo está viviendo el senador Alberto Espina, ya que parece que se quedó en ‘Alicia en el país de Maravillas’. La oposición no le estaba mordiendo las canillas a nadie sino que le estaba pidiendo la renuncia al embajador tal como lo estaban haciendo los parlamentarios argentinos y gente de la propia alianza que pedía que se fuera. Espina está velando por los intereses personales de su tío y no el bien del país».
upi/cf
